+ En el Centro Histórico de la CDMX, existen 42 ventanas arqueológicas, unas son públicas y otras de acceso restringido. Todas muestran el pasado de la ciudad: Tenochtitlan.
Ciudad de México. 14 de septiembre de 2021.- Siete siglos de historia subyacen bajo el suelo del Centro Histórico, corazón de la Ciudad de México. La antigua ciudad de Tenochtitlan es parte de esa memoria que ha emergido con los años. El Templo Mayor es la muestra más conocida, pero no la única. Por Fray Bernardino de Sahagún se sabe que el recinto sagrado de Tenochtitlan abarcaba 78 templos, de los cuales se han encontrado 46 vestigios, pero solamente en 24 casos está identificado a qué deidad estaban dedicados.
Tenochtitlan es un rompecabezas inacabado, del que sin prisa, pero sin pausa, se conoce cada vez más. A través de 42 ventanas arqueológicas es posible asomarse a las huellas de aquella ciudad fundada por los mexicas en el año 1325 después de Cristo y conquistada por los españoles el 13 de agosto de 1521. “El eco de un tiempo lejano viene arrastrándose por la arena”, dice la canción Ecos, de Pink Floyd, que cabe para describir lo que pasa en el subsuelo del Centro Histórico.
Forbes México visitó las últimas tres ventanas arqueológicas habilitadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH): una escalinata de la Casa de la Serpiente, ubicada debajo de la Casa del Marqués del Apartado; el templo de Ehécatl, dios del viento, y el Juego de Pelota, debajo de Guatemala 16 ─que es una extensión del Hotel Catedral─ y el Huei Tzompantli, debajo de una vieja casona patrimonial ubicada en el 24 de Guatemala, detrás de la Catedral.
Escalinata del Coateocalli
Es el arqueólogo Raúl Barrera, que encabeza el Programa de Arqueología Urbana (PAU) del Centro Histórico, el encargado de guiar la primera incursión en los rastros de Tenochtitlan. La primera parada es en la escalinata del Coateocalli, que significa Casa de la serpiente. Explica que fue descubierta en 1901 y es, de hecho, la primera ventana arqueológica, aunque en aquel entonces no fue concebida bajo ese concepto. Más de 100 años este vestigio permaneció oculto de la mirada pública.
“No todas las ventanas arqueológicas que existen en el Centro Histórico son públicas”, advierte el arqueólogo. “Algunas están en edificios públicos, otras en edificios particulares y los accesos en algunos casos son muy restringidos, desde luego que se pueden visitar, pero con un previo trámite y solicitud para poder entrar a estos lugares”. No es el caso de la escalinata, ubicada debajo del patio central de la Casa del Marqués del Apartado, en la esquina de Donceles y Argentina.
El hallazgo se hizo cuando el gobierno de Porfirio Díaz quería rehabilitar el edificio para instalar ahí la Secretaría de Justicia e Instrucción Pública. El arqueólogo Leopoldo Batres fue el encargado de realizar el salvamiento arqueológico. “Lo primero que encuentran en el centro fueron los restos de una gran escultura que se conoce como Xiuhcóatl, que es la representación de una serpiente de fuego. Esto fue el 19 de noviembre de 1901”, explica Barrera Rodríguez.
Continúa: “días después, el 9 de diciembre, se encuentra otra gran escultura que es el Ocelotl Cuauhxicalli, es un felino que está agazapado y en la espalda tiene un recipiente, una cavidad con las representaciones de Huitzilopochtli y Tezcatlipoca, que se están autosacrificando. En este recipiente se depositaban ofrendas”. La escalinata nunca había recibido un baño de sol, pues estuvo oculta, hasta que en 2018 empezaron los trabajos para habilitar su exhibición pública.
Estos hallazgos motivaron más excavaciones y fue así como se encontró una escalinata que “debía servir para comunicar con un templo que se encontraba en la parte superior. No sabemos exactamente a qué deidad se dedicaba este templo, pero existe la posibilidad de que estaba asociado al Coateocalli, que quiere decir Casa de la serpiente y era el lugar donde guardaban las representaciones de deidades que eran traídas de otros pueblos conquistados por los mexicas”.
Ehécatl, dios del viento
El Hotel Catedral se ubica en el número 95 de Donceles. En 2009 los propietarios iniciaron trabajos de ampliación hacia el predio de Guatemala 16. Al iniciar con las excavaciones se toparon con una sorpresa: emergió parte del templo de Ehécatl, el dios del viento. Como ocurre con todas las obras donde se hallan restos arqueológicos, Raúl Barrera y su equipo del PAU intervinieron para realizar el salvamento arqueológico tanto del templo, como del Juego de Pelota.
Bajar a donde están los vestigios es como entrar a una cámara frigorífica. La temperatura desciende considerablemente. “Una se acostumbra”, bromea una mujer que participa en los trabajos de habilitación de estas ventanas arqueológicas. Debajo de un entramado de vigas metálicas, y entre el ir y venir de albañiles, destaca el templo de Ehécatl, de cuya superficie se desprende un vapor generado por el golpe directo de los rayos del sol.
La orientación del templo de Ehécatl, dios del viento, es hacia el oriente y está centrado con la capilla de Tláloc en el Templo Mayor. El arqueólogo Raúl Barrera cuenta que el dios del viento es un ayudante de Tláloc, el dios de la lluvia, porque barre los caminos del cielo con fuertes vientos, ayudando así a que se genere la lluvia.
A unos metros está el Juego de Pelota o Teotlachco. El cronista español Francisco Gómez de Gómora refiere que Moctezuma Xocoyotzin, acompañado de los conquistadores españoles, presenció el desarrollo de un juego ritual en el Teotlachco, que presentaba una orientación general oriente-poniente, quedando alineado con el adoratorio de Huitzilopochtli, el dios de la guerra y deidad tutelar de los mexicas, en el Templo Mayor.
Después de más de 10 años de trabajo de conservación, que continúan a la fecha, estos espacios que eran parte del recinto sagrado de Tenochtitlan ─que se calcula era un cuadrángulo con 500 metros por lado─ podrán ser abiertos al público, cuando los trabajos de ampliación del Hotel Catedral concluyan.
Ofrenda a Huitzilopochtli
Es precisamente a Huitzilopochtli a quien se le dedica un muro de cráneos que fue encontrado en 2015 debajo de la vieja casona asentada en el número 24 de Guatemala, justo detrás de la Catedral Metropolitana. Se trata del Huei Tzompantli o Gran Tzompantli, un sistema de postes y travesaños en los que se empalaban las cabezas semidescarnadas o los cráneos de las personas que eran sacrificadas en el Templo Mayor. En los extremos había dos torres con hiladas de cráneos. El hallazgo corresponde a la torre norte, que alcanza 4.7 metros de diámetro y más de 3 de altura.
Son cientos de cráneos ─que podrían datar de 1440─ los que han sido hallados en los últimos seis años por el equipo del PAU. Hay hombres, mujeres y en menor proporción niños y se trabaja en muestras que fueron enviadas a pruebas de laboratorio para encontrar indicios que permitan responder la gran incógnita: ¿quiénes eran las personas cuyos cráneos fueron ofrendados en el Huei Tzompantli? Sin embargo, hay algunas hipótesis y la arqueóloga Lorena Vázquez, jefa de campo de esta ventana arqueológica las comparte con Forbes México.
“En primera hipótesis de trabajo, por lo que dicen las fuentes históricas, podemos decir que eran prisioneros de guerra, es decir, otros guerreros que los guerreros mexicas hubieran capturado en batalla y que hubiesen traído; también es posible que puede haber personas que hubiesen estado en las poblaciones que habían conquistado los mexicas y las tomaran como cautivos y las trajeran acá; también pensamos que puede haber individuos que fueran parte del tributo, así como se tributaba maíz o mantas de algodón, se sabe que había tributo de personas para el sacrificio”, comparte.
Estando dentro, no es posible pisar donde sea. Los arqueólogos responsables de estos hallazgos están al tanto de cada paso de los invitados para que su visita no termine en una afectación a este pedazo de historia. Aun así Lorena Vázquez se da tiempo de explicar el significado del Huei Tzompantli. Entre risas dice “voy a intentar hacer un resumen” y se lanza: “el significado del Huei Tzompantli, es un resumen arquitectónico de la práctica sacrifical mexica. El sacrificio humano era una práctica importante dentro de la sociedad mexica porque formaba parte de su religiosidad. La religión misma contemplaba esta práctica”.
“Para entender esto hay que entender que la relación de estas personas con su sistema de creencias y con las deidades no es la misma que tenemos los humanos de hoy en día con la deidad. El Dios moderno no necesita de ti para existir. En la época prehispánica hay una relación de reciprocidad entre las deidades y los individuos. Es decir, los dioses crean a los seres humanos, les dan la vida, crean los sustentos, los mantenimientos: el sol, el alimento, el maíz, el agua, pero a cambio de eso los seres humanos tienen que alimentar a los dioses. Si los seres humanos no alimentan a los dioses las deidades mueren”, abunda.
Y continúa: “esto es muy importante (para entender) por qué estas personas hacían sacrificios humanos, pues simple y sencillamente porque les interesaba mantenerse con vida, porque su explicación de la realidad era esa. Si yo alimento al sol es porque quiero que todos sigamos con vida y eso es lo que está plasmado en el Tzompantli. Por otro lado los huesos eran considerados como semillas, como en el campo para cultivar pones semillas y esperas a que crezcan los cultivos. El hueso era considerado una semilla, en este caso tenemos un reservorio donde todas estas semillas capaces de dar vida”.
Jorge Gómez Valdés, antropólogo físico del PAU apunta que actualmente se están realizando pruebas de laboratorio para determinar fechamientos exactos, condiciones de salud, hábitos alimenticios, lugares de procedencia de las personas cuyos cráneos fueron empalados en el Huei Tzompantli e incluso rasgos culturales como el modelado cefálico o el limado de los dientes que eran practicados por los mexicas.
Salir del lugar donde estuvo al Huei Tzompantli es como dejar atrás un tiempo remoto, y sin embargo inacabado, pues de vez en vez emerge como un eco de otro tiempo. Para la arqueóloga Lorena Vázquez es importante preservar toda esta memoria histórica, el patrimonio de México, “porque en la medida en que nosotros demos a conocer las investigaciones que hacemos es que las personas podrán entender por qué es valioso, acercarse a esa historia y transmitir eso hacia las futuras generaciones”.
El rompecabezas inacabado de la antigua Tenochtitlan todavía tiene mucha información por arrojar, y ahí estará el equipo del PAU para realizar el salvamento y mostrarnos la ciudad que yace bajo la Ciudad de México, a través de las ventanas arqueológicas.
Cronología de hallazgos en el recinto sagrado de Tenochtitlan
1790
13 de agosto
Escultura que representa a la diosa Coatlicue encontrada en el ángulo suroeste de la Plaza de la Constitución.
17 de diciembre
Piedra del Sol descubierta en la Plaza de Armas, hoy Plaza de la Constitución o Zócalo de la Ciudad de México.
1791
Hallazgo de la piedra de Tizoc
1901
19 de noviembre
Hallazgo de la escultura que representa una Xiuhcóatl, Serpiente de fuego, en el patio de la Casa del Marqués del Aparatado.
9 de diciembre
Escultura que representa un Ocelotl Cuauhxicalli, hallada en el patio central de la Casa del Marqués del Apartado.
Diciembre
Se lleva a cabo el hallazgo de una escalinata prehispánica en el patio central de la Casa del Marqués del Apartado.
1913
30 de agosto
Hallazgo del ángulo suroeste del Templo Mayor por el arqueólogo Manuel Gamio.
1933
Hallazgo de la escultura denominada Yolotlicue, “la de falda de corazones”.
1978
Madrugada del 21 de febrero
Se localiza la escultura que representa a la diosa lunar Coyolxauhqui, en la esquina de las calles República de Argentina y Guatemala.
1978-1982
Bajo la coordinación de Eduardo Matos Moctezuma, se lleva a cabo la excavación del Templo Mayor de Tenochtitlan.
1985
17 de diciembre
Águila Cuauhxicalli en contrada durante la intervención arqueológica en uno de los cuartos de la Casa del Marqués del Apartado.
1991
Es creado el Programa de Arqueología Urbana (PAU) por el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma.
1995
Durante la intervención por parte del PAU en la Casa del Marqués del Apartado, se lleva a cabo el hallazgo de una escultura que representa un Chac Mool.
1996
El PAU recupera dos almenas Tláloc, en uno de los cuartos de la Casa del Marqués del Apartado.
2006
2 de octubre
El PAU descubre la lápida monumental dedicada a la diosa Tlaltecuhtli en el predio conocido como de Nava Chávez esquina República de Argentina y República de Guatemala.
2010
Trabajos arqueológicos realizados por el PAU en el predio ubicado en Guatemala 16 permitieron localizar los restos del Templo de Ehécatl Quetzalcóatl, dios del viento.
2015
Al hacer trabajos arqueológicos a cargo del PAU en el inmueble ubicado en Guatemala 24 son descubiertos los restos del Huei Tzompantli (muro de cráneos) de Tenochtitlan.
Este artículo fue tomado de la agencia Forbes México: https://www.forbes.com.mx/tenochtitlan-emerge-por-las-ventanas-arqueologicas-de-la-ciudad-de-mexico/