Utopía
Las percepciones de los ciudadanos sobre la inseguridad pública, medidas por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, arrojan un cambio significativo en el tercer trimestre de este año al alcanzar su nivel más bajo desde que en 2013 el INEGI comenzó a llevar un registro.
Entre julio y septiembre de 2021, en plena reanudación de actividades económicas, educativas y de esparcimiento que fueron frenadas los meses previos por la pandemia, el 64.5% de la población estimó que es inseguro vivir en su ciudad. Y ésta es la proporción más baja desde que el INEGI levanta la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, en septiembre de 2013.
Porcentaje del 64.5 que es alto, pero debe cotejarse con sus antecedentes de septiembre de 2020 y junio de 2021, cuando la sensación de inseguridad fue de 67.8 y 66.6%, respectivamente, sino además con la historia del sondeo de ocho años. El nivel máximo se produjo en marzo de 2018, con Enrique Peña en Los Pinos, cuando la percepción de inseguridad urbana registró 76.8%, su nivel máximo.
También registra la muestra que la sensación de inseguridad fue mayor en el caso de las mujeres con siete de cada 10, su nivel más bajo desde septiembre de 2014 (67.7%); mientras que para los hombres, la percepción de inseguridad fue la más baja desde los pasados ocho años (58.8%).
Durante enero-septiembre de 2021, la estimación es que descendió la violencia en el hogar, pues en 7.5% de las casas urbanas existió algún tipo de violencia familiar, de los cuales en 15.3% de los hogares eran menores de edad los involucrados. En el mismo periodo de 2020, 9% vivieron violencia y 24.5%. Porcentajes lejanos, por fortuna, con estimaciones de “voceras feministas” que apuestan al amarillismo para ampliar audiencias y seguidoras; en lo que destaca muchísimo el oligopolio televisivo.
Ya es un irresponsable lugar común la frase de que “percepción mata realidad”. Son ámbitos distintos, la primera alude al “Primer conocimiento de una cosa por medio de las impresiones que comunican los sentidos.” O bien a “la forma en la que el cerebro interpreta las sensaciones que recibe a través de los sentidos para formar una impresión inconsciente o consciente de la realidad física de su entorno.”
Por el contrario, la muestra trimestral del INEGI revela que la percepción de la inseguridad pública guarda correspondencia con los encuestados. Conforme disminuyeron los delitos del fuero federal en los últimos nueve meses en 23%, mejoró la percepción sobre la inseguridad. También en los muy importantes delitos del fuero común, como el homicidio doloso (-3.4%) y el feminicidio que reportó en septiembre “una disminución de 63% en comparación con agosto”, si nos atenemos al informe de Rosa Icela Rodríguez en la mañanera de AMLO.
Con todo y que falta aún convertir la notabilísima baja criminal en una tendencia y luego hacerla estable, no es comprensible que se pierda en un montón de cifras que impiden subrayar los avances, lo principal, sin ocultar los retrocesos, como lo muestran el incremento en delitos como tráfico de personas (190%), del ámbito federal; mientras que del fuero común, de responsabilidad de las autoridades locales, el robo en transporte público individual (taxis) creció 33.1%, violación sexual 28.7%, robo en transporte individual 11.3% y extorsión y robo a transeúntes 8.9%.
Luces y sombras tienen los primeros nueve meses de 2021, como todo en esta vida, pero importa y mucho que la secretaria de Seguridad modifique la presentación de sus informes y privilegie los avances en la defensa de la vida, que eso son la disminución de feminicidios y homicidios dolosos.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.