OAXACA, OAX., septiembre 30.- Con su origen oaxaqueño en duda, el senador perredista Benjamín Robles Montoya derrochó recursos económicos y de tecnología para presentar lo que denominó “primer informe de actividades legislativas”, pero que en realidad fue el inicio formal de su aspiración por la gubernatura del Estado.
El cuestionado legislador, que llegó a la política en Oaxaca de la mano del desaparecido Partido Convergencia y terminó como representante popular del Partido de la Revolución Democrática (PRD), luego de su paso azaroso por los laberintos del poder gubernamental estatal, reunió a una buena parte de la variopinta clase política oaxaqueña.
Sus invitados especiales a la cita en un hotel de la Ciudad de Oaxaca, la tarde-noche de este lunes 30 de septiembre de 2013, fueron Miguel Barbosa, coordinador de los senadores del PRD; Carlos Navarrete, ahora funcionario en el Gobierno del Distrito Federal, así como los diputados federales Roberto López Rosado y Hugo Jarquín, del partido del sol azteca, además de Eufrosina Cruz Mendoza, del PAN.
En el ámbito estatal también tuvo invitados, como el magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE), Alfredo Lagunas Rivera, y el dirigente estatal de su ahora partido, Rey Morales Sánchez, entre otros.
Antes de rendir su informe, habló el senador Barbosa pudo, quien calificó a su compañero como “el Senador más productivo de los 128 existentes” en la Cámara alta.
Aclaró, sin embargo, que para ello “debe mantenerse un esfuerzo de estudio, porque toda buena ley es superior a todo buen hombre”.
Invitados a cubrir el informe, los trabajadores de los medios de comunicación fueron confinados al “corral de la ignominia”, un rincón del salón político-social en el que no hubo sillas ni atención, sólo para los invitados y cercanos a Robles Montoya.
Entonces subió a escena el legislador con antecedentes en la política principalmente en el Estado de Michoacán, apoyado con un telepromter, pero que dijo su discurso casi de memoria.
Ahí, frente a su familia y a sus invitados, aseguró que en su primer año como Senador de la República “ha velado por los intereses de las 620 mil personas que votaron por él” en las elecciones de julio de 2012.
Sin embargo, en otra parte de su discurso citó datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), que dicen que en Oaxaca sólo el 2.9 por ciento de las personas confía en sus representantes populares, por lo que el ex Diputado local convergente dijo que trabajará para que esta visión cambie drásticamente.
Manifestó también que desde el inicio de su gestión, el 1 de septiembre de 2012, ha trabajado en favor del sector agrícola, principalmente para los cafeticultores, quienes son los que menos reciben, aunque éstos se han quejado de que no existe tal apoyo.
En su lista de logros, Robles Montoya señaló que ha presentado iniciativas para que los jóvenes de entre 18 y 25 años de edad tengan acceso al Seguro Popular.
Otro “avance” del político con trabajo en Michoacán, el Distrito Federal y Oaxaca, dijo, fue “solicitar mayor presupuesto” para la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), ya que esta institución es una de las que menos recursos recibe.
El informe fue interrumpido por momentos con aplausos. Robles Montoya fue breve. A ratos bebía agua y secaba con su pañuelo el sudor que le brotaba en la cara.
Y cual político multifacético, Robles Montoya anunció a la concurrencia que “ahora su nueva encomienda es velar para que el petróleo no se privatice, porque también es patrimonio de los oaxaqueños” (sic).
Dijo apoyar la iniciativa de recaudar firmas para la consulta ciudadana y así evitar que el petróleo se otorgue a extraños.
Al final, reiteró su apoyo incondicional a la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), aunque nada dijo del derecho a la educación de más de 1 millón 300 mil niños y niñas oaxaqueñas que cumplen ya casi dos meses sin enseñanza.