OAXACA, OAX., octubre 17.- A lo mejor usted lo vio, pues ahí estuvo, frente al Palacio de Gobierno, mostrando figuras de árboles hechos con alambre recocido, material indispensable para los albañiles en la realización de cualquier trabajo de construcción.
Es Manuel Hernández Cruz, de 20 años de edad, nativo de San Juan Copala, quien relata en entrevista haber estudiado hasta el cuarto semestre de preparatoria en el Distrito Federal, pero la tuvo que abandonar por falta de trabajo y de recursos económicos.
Refiere que en el Distrito Federal se dedicaba a la venta de bicicletas y triciclos en abonos, mientras sus padres se ganaban el sustento diario vendiendo artesanías elaboradas por sus paisanos los indígenas triquis.
Manuel, quien domina el español a la perfección, dice haber venido a la Ciudad de Oaxaca atraído por el decir de que hay mucha arte, por lo que “me quedaré un buen rato aquí”.
De los arbolitos que con alambre recocido da forma al tronco y a las ramas, apoyado por unas pinzas de acero, explica que terminada esta labor los pinta con espray.
Luego coloca y pega en las ramas piezas pequeñas de diamantina, que pintada a semejanza de hojitas, características de todo árbol.
Revela que lleva 15 o 20 días dedicado a este trabajo que vio en la Internet, pero ideó una realización y acabado más atractivo para que sus obras gusten al público y, lo principal, se los compren, ya que es su única manera de obtener recursos para sobrevivir.
Afirma que en los pocos días que se instaló en la parte sur del Zócalo capitalino, por donde estuvieron apostados los indígenas triquis, vendió de dos a cinco arbolitos por día a un costo de 50 a 250 pesos, según el tamaño.
Convertido ya en artesano, Manuel Hernández Cruz adelanta que tiene proyectado, entre otras manualidades, hacer figuras semejantes a las motocicletas, utilizando las latas de desecho de refrescos y cervezas.
El indígena triqui promete que para la próxima Navidad y Año Nuevo ofrecerá arbolitos mejor elaborados, iluminados con focos multicolores.