Utopía
Citibanamex –el segundo banco por cuanto a la cartera de crédito al consumo en México, el cuarto en créditos a empresas, dueño de la segunda administradora de fondos para el retiro con los mayores ingresos en la última década y propietario de un fabuloso acervo cultural–, anuncia su salida de los segmentos de banca comercial y empresarial, los que representan entre 60% y 70% de su negocio.
De inmediato comenzaron a circular interpretaciones muy interesadas y simplistas para exhibir al gobierno de la Cuarta Transformación porque ahuyenta la inversión extranjera directa, por un presunto clima político y económico que no auspicia el interés de los inversores extranjeros.
Los propios directivos pusieron las cosas en su justo sitio. En un comunicado, Citigroup explicó el martes 11 que se trata de una decisión corporativa derivada de su política general de salir de la banca de consumo de casi todos los países, excepto Estados Unidos. Y la Secretaría de Hacienda considera que la medida va en línea con la evolución histórica de Citi, cuya prioridad es la banca corporativa, hasta las fusiones que realizó en la década de los 90.
La presidenta del grupo financiero trasnacional, Jane Fraser, avisó oportunamente al presidente Andrés Manuel, pues vino a México a explicar esta decisión, y enfatizó que Citigroup mantendrá en el país sus actividades de banca corporativa mayorista, lo que “implicará nuevas inversiones”.
Hacienda, encabezada por Rogelio Ramírez de la O. –talentoso doctor con el que el utópico redactor coincidió en debates en el Partido Socialdemócrata del querido Luis Sánchez Aguilar, en los años 70 y 80–, informó que sabía de la operación y por “razones de confidencialidad y para no causar especulación en el mercado”, antes del anuncio, evitó hacerlo público.
Sigilo que no impidió que veteranos y equilibrados columnistas especularan sobre la adquisición de la franquicia de la banca minorista y empresarial por parte de Grupo Elektra, comandado por el plutócrata Ricardo Benjamín Salinas Pliego.
Si nos atenemos a los juicios de los conocedores, Citibanamex es considerado un banco de importancia sistémica, esto es, en caso de quiebra pondría en riesgo al sistema financiero mexicano, debido a la cantidad de depósitos que resguarda de sus ahorradores–, y sólo Actinver expuso que Grupo Financiero Banorte y Elektra –que tiene en sus filas a Banco Azteca– podrían adquirir Banamex; incluso es posible abrir la posibilidad para un banco brasileño.
En tanto que Bank of America además de no estimar que la decisión se refleje negativamente en las perspectivas del sistema financiero de México, plantea que la franquicia podría atraer el interés de muchos potenciales interesados como Banorte, Santander México, Scotiabank e Inbursa, que podrían ver esto como una “oportunidad única para cimentar su posición entre los líderes del mercado”.
Con independencia de quiénes realicen la compra, Hacienda es muy precisa en su compromiso y obligación de cuidar “con rigor y rectitud que la venta de los negocios de banca minorista y empresarial de Citibanamex, no impulse una concentración de la actividad en un reducido número de intermediarios”. La operación, sostuvo, plantea asuntos delicados en materia de regulación. No hay sesgo sobre los compradores potenciales de los activos que Citi está vendiendo en el país, ya sean nacionales o extranjeros, con presencia en México o fuera de él; aseguró Ramírez de la O. Seguramente sabedor de que los grandes capitales no conocen de lealtades ni de solidaridad con los Estados nacionales que los acogen.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.