OAXACA, OAX., noviembre 27.- “El patrimonio es objeto de conflicto y enfrentamiento entre los entes urbanos que lo intervienen y la administración pública”, señaló el especialista en Geografía Urbana de España, Horacio Capel Sáenz en la conferencia Políticas y agentes urbanos en los Centros Históricos.
Durante su participación en el XII Congreso Mundial de Ciudades Patrimonio, celebrado en la capital oaxaqueña del 18 al 22 de noviembre, afirmó que el comportamiento de empresas inmobiliarias, entidades bancarias, pequeños y grandes propietarios, el capital comercial e industrial, constructores de redes de transporte, especialistas en arquitectura e ingeniería, funcionarios y funcionarias, así como políticos, propician la destrucción del patrimonio.
Y abundó que en algunos casos, las y los ciudadanos intervienen con comportamientos que afectan a las ciudades, aunque existe otro sector que contribuye a la preservación.
Explicó que algunas propietarias y propietarios de edificios grandes y pequeños, tradicionales o modernos, se oponen a la declaratoria de la Unesco porque implica limitaciones en la intervención de sus espacios habitacionales que demanda un gasto.
“Las y los pobladores son desalojados a la periferia y los edificios derruidos con la intención de urbanizar, para posteriormente ser ocupados por grandes industrias y empresas como oficinas”, indicó.
En cuanto a las entidades bancarias, señaló que éstas necesitan lugares centrales, mismos que son intervenidos en algunas ocasiones, aún contra la legislación que regula el patrimonio.
Por otra parte, abundó, las empresas inmobiliarias realizan construcciones que van desde residencias modestas de clase media, hasta otras de lujo en sectores centrales que han adquirido prestigio, así como oficinas y espacios comerciales.
“Disponen de alto poder adquisitivo para apropiarse de grandes superficies que generalmente comercializan de forma fragmentada y contratan los servicios de agentes auxiliares como abogados, técnicos, arquitectos e ingenieros”, advirtió.
Así también, consideró que las empresas constructoras de redes de transporte, transforman estaciones antiguas de comunicación, como el ferrocarril, para desmantelarlas.
Además de los anteriores, mencionó a los agentes secundarios: técnicas y técnicos, especialistas en arquitectura e ingeniería, al servicio del capital y de las y los políticos.
En cuanto a los políticos, opinó, a veces toman decisiones equivocadas al estar mal aconsejados por los entes secundarios y permiten la destrucción del patrimonio, porque tiene objetivos a corto plazo y critican a quienes lo defienden, calificándolos como conservacionistas o románticos.
Por último y no menos importante, expuso el caso de las y los ciudadanos, quienes dijo, son actores, “nos movemos en el teatro de la ciudad, cuyos decorados han sido destruidos por otros agentes y en ocasiones intervienen y paralizan la destrucción, con propuestas interesantes”.
Precisó que sin embargo, el legado histórico se ha conservado gracias a grupos sociales, especialistas e intelectuales que le han atribuido un significado, estudiado su valor e impulsado una legislación para su conservación.
Incluso, dijo, también por la decadencia económica que impide a algunas ciudades su desarrollo urbano.
Apuntó que en los Centros Históricos hay edificios de valor histórico y artístico, en los que se realizan intervenciones complejas debido a agentes urbanos involucrados y las políticas públicas que se aplican, las cuales dijo, son cada vez más protectoras.
Otro factor que afecta el patrimonio explicó, es la supervaloración de la marca e imagen de las ciudades, vinculadas al marketing, la práctica del turismo, han motivado la competencia global de las ciudades, para colocarse en la escena mundial e incrementar el orgullo de sus habitantes, quienes exigen que se piense más en ellos y menos en los turistas.
“Las intervenciones son sobrevaloradas y excesivas por defender el ego de políticos y arquitectos, la ciudadanía tiene derecho a gozar plenamente del patrimonio”, concluyó.