Pongamos todo en perspectiva
La revolución tecnológica y el desarrollo de las redes sociales sin duda han cambiado la forma en que enfrentamos nuestras vidas. Incluso, el propio desarrollo de esta nueva manera de comunicarnos ha provocado el nacimiento de nuevas industrias, como la comunicación digital y el desarrollo de programas en línea. Sin embargo, aquellos de nosotros que venimos de aquel Internet 1.0, en donde nada estaba centralizado, extrañamos precisamente eso: la falta de centralización de nuestras comunidades en línea.
Al final, hace años, la experiencia que teníamos en Internet era encontrar comunidades y escapar del mundo real. Hoy, el avance de la vida y de la centralización del Internet nos hace escapar del mundo real para escapar de nuestra vida en línea.
Las redes sociales han hipercentralizado nuestras interacciones en línea en un par de nombres muy conocidos: Facebook, Twitter, WhatsApp, Instagram y, últimamente, TikTok. En dichas redes, todos hablamos exactamente de los mismos temas. En ocasiones, prácticamente nos vemos “obligados” a voltear a ver temas que ni por asomo haríamos por convicción (además de lidiar con algún que otro familiar con el que ni siquiera es cómodo tratar en persona).
Antes, los moderadores de las comunidades eran personas que se auto-seleccionaban para hacer cumplir reglas mínimas de convivencia digital para tener interacciones directas y seguras. Hoy, gracias a que las grandes tecnológicas han concentrado las conversaciones, un par de miles de personas son las que dictan hacia dónde apuntar. Si no, pregúntenle a Elon Musk y al rumbo tan complicado que está tomando Twitter.
Hoy necesitamos fragmentar Internet en pequeñas comunidades que se junten por gusto y no por subirse a tendencias que a veces ni siquiera entendemos. Con esto podríamos recuperar interacciones en línea dignas y evitar, hasta cierto punto, los niveles tan altos de toxicidad con los que lidiamos hoy.
Probablemente, debido a la cantidad inmensa de dólares que facturan Facebook o Twitter, la fragmentación del Internet no sucederá pronto. Sin embargo, como usuarias y usuarios, está en nosotros voltear a ver posibilidades que nos permitan regresar a ese Internet tan primigenio que vivíamos hace 10 o 15 años atrás.
Existen proyectos como Mastodon, el cual se ha comparado directamente con Twitter, que es una red social de microblogging descentralizada y federada que, en lugar de depender de una única empresa, está formado por muchas instancias autónomas, cada una con su propia comunidad y conjunto de reglas. La gente puede elegir el nodo que más se ajuste a sus intereses, y si no les gusta, pueden crear uno nuevo. Sin embargo, la curva de aprendizaje es un tanto complicada.
Todavía recuerdo el primer gran foro en el que me inscribí. Luego de la primera Champions League que vi ganar al AC Milan, me uní a un foro de Rossoneris latinos, en donde conocí mucho sobre geografía y costumbres latinoamericanas, pagando 10 pesos la hora en un cibercafé cerca de mi casa, por eso es que extraño el internet de antes, en donde como en el barrio creamos comunidad.
Carlos Villalobos
Administrador Público de formación y opinólogo geromeño por convicción. Creo en la construcción social de una agenda mediática plural y en que todas y todos tengamos una voz. Coordinador de El Garage Istmeño y escritor semanal de “Pongamos todo en perspectiva”, un ejercicio de reflexión hecho columna de opinión. Usualmente hablo de temas que me apasionan.
*Colaborador desde el 10 de septiembre de 2022.
Las opiniones expresadas por los columnistas en sus artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y pueden no representar la postura o línea editorial de PressLibre. Sin embargo, como medio periodístico respetamos su derecho a la libertad de expresión.