Utopía
Uno de los errores mayores de Bertha Xóchitl Gálvez desde que fue virtualmente destapada por los presidentes de los partidos Acción, Revolucionario y De la Revolución para representarlos en la puja por despachar en Palacio Nacional, consiste en demandar ante el Instituto Nacional Electoral al presidente Andrés Manuel para prohibirle que volviera a ocuparse de ella citando sus nombres y apellidos. Y solícita como es la Comisión de Quejas y Denuncias del INE ante los reclamos de la troika, estableció la draconiana prohibición que para algunos observadores es “el peor error político” cometido por la senadora con licencia y a partir de allí “se desinfló” como (ante) precandidata y hoy como candidata.
Todo indica que la oficialmente candidata presidencial reaccionó con el hígado cuando López Obrador le negó el “derecho de réplica” en la muy repetitiva pero cada vez más escuchada y robusta conferencia presidencial a lo largo y ancho del país, incluso allende el Bravo y el Suchiate.
Y ahora está tan arrepentida de la torpeza –de sus asesores y/o del estratega Claudio X González porque Santiago Creel no tiene los alcances ni el capital del magnate–, que vuelve a andar los mismos pasos para parasitar alrededor de lo que dice y hace, o deja de decir y de hacer Obrador.
Gálvez Ruiz llega al extremo de hacer una pésima copia del llamado diálogo circular que de lunes a viernes desde hace cinco años realiza el tabasqueño de Tepetitán (Macuspana) con gran éxito de audiencia e incide en la agenda política hasta el punto de establecerla.
Con las conferencias de la verdad se hace alarde de totalitarismo, debido a que no existe la verdad en singular sino en plural porque tiene muchos componentes. Y así como no debe existir el pensamiento único, tampoco la verdad absoluta o única. Al decir del diccionario significa “f. Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa: los niños tienen que decir siempre la verdad.”
No es para omitirse que Diego Fernández de Cevallos tuvo como idea básica en la campaña presidencial de 1994 “Por un México sin mentiras” y muchos años después aseguró al redactor que creía profundamente en ese propósito que, opino yo, por lo general no practicó sino más bien la mitomanía en el plano de la política, mal ocultada con su lenguaje grandilocuente.
Un repaso superficial de la primera Conferencia la Verdad, del lunes 29, arroja, al decir de Bertha Xóchitl: “subí seis puntos en las encuestas”, primera falsedad por lo que omitió los nombres de las encuestadoras. Otra: las listas de las candidaturas plurinominales es una decisión que “toman los consejeros, la toman los militantes de los partidos y es su derecho. Yo la respeto”. Todo para justificar la candidatura plurinominal de Manlio Fabio Beltrones –llamado “Beltrone” por sus detractores– al Senado y cínicamente Gálvez verbalizo su “gusto”.
El titular del Ejecutivo retó a la candidata X a que en las conferencias de lunes a viernes sólo durante las intercampañas, haga propuestas concretas para el país y no sólo se dedique a atacar al gobierno federal. Es mucho pedir porque las definiciones desnudan a la coalición Fuerza y Corazón por México y su candidata que observa un mundo bipolar y pide, por ejemplo, que el Estado mexicano se comprometa más con Estados Unidos; permita que las trasnacionales generen más energía eléctrica y que mientras conviertan al maíz transgénico en “un tema ideológico no habrá certeza jurídica en el país”.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.
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