Diario Ejecutivo
No fue un informe más, fue un informe histórico.
Quizá el más importante de los últimos ochenta años.
Fue, este sexto informe de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el último de un sexenio que cambio al país: al rumbo, al modelo al sistema.
Fue, me atrevo a decir que en un 70 por ciento, un informe económico con la información que la mayoría de los medios se negaron a ver: máximos históricos (récords para decirlo en términos anglosajones) en muchos indicadores.
Fue también un informe con muchos mensajes políticos. Quizá el general es que se pudo hacer mucho con el mismo dinero que antes en gastaba en superficialidades.
Fue un informe de agradecimientos: a los empresarios, a los ingenieros, a los marinos, a los militares, a algunos personajes directos (¿verdad, Claudia? ¿Verdad Rosa Icela? ¿Verdad? Algunos gobernadores).
Pero sobre todo fue un informe de agradecimiento a la sociedad que cambió con su voto a favor de él y posteriormente a favor de Claudia Sheinbaum.
De todo el mensaje político del informe (el informe en sí es el que se entregó en forma escrita al Poder Legislativo y que acompañó al presidente en toda su alocución en el zócalo capitalino) me llamó la atención una frase que, creo, engloba toda la filosofía de lo que el mismo mandatario y la presidenta electa llaman el “humanismo mexicano”.
“¡Y ya basta de complejos, porque no nos vamos a acomplejar, ni vamos a permitir que nos sigan acomplejando!”.
La frase, más o menos a la mitad de su discurso, fue pronunciada inmediatamente después de que aseguró que los trabajadores de México son los mejores del mundo.
Seguramente la frase no será destacada en las primeras planas de los diarios, ni en los espacios privilegiados de los noticieros en los medios de comunicación audiovisuales, pero conlleva toda una filosofía.
Sobre todo en el momento actual, en el cual seguramente por la discusión y debate de las reformas que están por venir en esta semana, la oposición (acomplejada) buscará el apoyo del exterior en su complejo de inferioridad mediante el que piensan que somos incapaces de gobernarnos a nosotros mismos.
Los datos fueron apabullantes, lo mismo en los máximos históricos en inversión extranjera, en reservas internacionales, en llegada de turistas o en creación de empleos que en construcción de caminos rurales artesanales.
Pero quizá el mensaje más importante, si se toma en cuenta todo el análisis discursivo y la cantidad de datos al respecto, es que la economía mexicana es ejemplo en todo el mundo y se pudo enfrentar a la pandemia (mejor que la mayoría de los países del mundo) con base en dos ideas claras: utilizar el presupuesto no para apoyar a una oligarquía sino en el fortalecimiento del Estado (así con mayúsculas) y en la filosofía de que “primero los pobres”, lo que además de mejorar las condiciones vida de los sectores más desprotegidos genera un fortalecimiento de la economía interna, tan olvidada por los gobiernos neoliberales que privilegiaron la economía externa sobre lo que sucedía al interior del país. Los datos demuestran lo contrario, incluso que se lograron máximos históricos en comercio exterior pero atendiendo al consumo, quizá a través de programas sociales que permitieron reducir los niveles de pobreza y que cada familia tuviera más dinero para, como se dice coloquialmente, hacer sus compras.
Otro aspecto que me llamó la atención fue su política de comunicación social a través de la mañanera (uno de los puntos más aplaudidos). Por lo menos en cinco ocasiones, en su último informe, el presidente se refirió a los medios y a los comunicadores (incluso en un momento dijo la palabra comunicadores e inmediatamente corrigió para llamarlos mercaderes.
En este sentido, hay un aspecto importante que no menciono en este momento porque requiere mucha atención, pero lo haré en la próxima entrega.
En síntesis, fue el sexto informe de un gobierno que cambió todo, hasta las formas y desde luego el fondo. Y los datos y los hechos, ahí están.
Dice el filósofo del metro: El pueblo juzga, la historia toma nota y el presente habla.
Roberto Fuentes Vivar
Columnista y periodista fundador del UnoMásUno y la Jornada. Estudió Periodismo en la reconocida escuela Carlos Septién García y cursó la Licenciatura en Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Actualmente es periodista independiente, conocido como “El Filósofo del Metro”.
Colaborador desde el 6 de marzo de 2022.
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