OAXACA, OAX., mayo 13.- A 161 años de ser “tehuanizada”, la Sandunga se ha convertido en una pasarela política para exhibir a la clase gobernante y pudiente del Estado, pero al igual que el zapoteco, se está perdiendo en el Municipio de Santo Domingo Tehuantepec, advierte Mario Mecott Francisco, director de Cultura del Ayuntamiento.
“Reconocemos que sí se ha perdido mucho y se ha convertido en pasarela política”, admite el funcionario municipal y se lamenta: “eso ha alejado a la gente porque… el pueblo muchas veces ya no se acerca; hay que reconocerlo…”.
En entrevista, Mecott Francisco señala que paralelamente “en Tehuantepec también habemos muy pocos hablantes del zapoteco, ya que muchos más lo entendemos que lo hablamos”.
Resume su comparativo: “La Sandunga es hoy un son tehuano, muy alejado de aquel jaleo andaluz”.
Por eso, puntualiza, “nosotros estamos conscientes que para oxigenar la economía de Tehuantepec le debemos de apostar al arte, la cultura, al turismo y a la ecología”.
Sostiene que la primera feria cultural implementada por la administración que encabeza el presidente municipal Donovan Rito García, en el marco de los 161 años del Son de la Sandunga y los 61 años de la Vela Sandunga, son los primeros pasos implementados para rescatar sus tradiciones.
Refiere que “un buen paso se dio en el año 2003, con la administración del edil Martín Vásquez Villanueva, cuando se dio mucho impulso a la cultura, pero hubo seis años de vacío, y en esta administración de Donovan Rito García se retoma nuevamente”.
Apasionado de la cultura de su pueblo, Mario Mecott Francisco afirma que “la Sandunga es la única pieza que ha tenido la fortuna de unificar a los istmeños y de enamorar, cual magia que tiene”.
Puntualiza: “Nosotros siempre hemos dicho que la Sandunga es canto de dolor y de guerra, que Máximo Ramón Ortiz, un guerrillero y poeta, la llevó por donde anduvo, y por eso la acuñó en esos momentos tan belicosos de la región, 1853, cuando los enfrentamientos entre liberales y conservadores”.
Precisa que “la Sandunga nos llegó de España como jaleo andaluz el 3 de diciembre de 1850, se estrenó en el Teatro Nacional de la Ciudad de México en 1852, y los istmeños Máximo Ramón Ortiz y Gregorio Meléndez la trajeron a Oaxaca en 1853, cuando el primero la tehuaniza poniéndole las primeras letras que rezan: Si preguntan quién cantó / diles que Máximo Ramón Ortiz…”.
Sostiene que eso es lo mágico porque “esa música fue creciendo y es la que hoy nos identifica, es el ícono del Istmo, y creo que no sólo ha identificado a esta región de Oaxaca, sino también le ha dado representatividad a México en diferentes foros internacionales”.
Agrega que “como el traje de tehuana, nosotros somos un pueblo muy festivo, muy fiestero, ligada la vestimenta con la Sandunga. Presumimos tener una cultura viva, no sólo en Tehuantepec, sino en todo el Istmo, porque nuestras mujeres en su vida cotidiana, en su vida festiva, portan el traje de tehuana en cualquiera de sus variantes, de acuerdo con el momento y las circunstancias”.
Mecott Francisco insiste: “Siguen bailando sus sones, siguen comiendo, siguen guisando su gastronomía tradicional. Nos seguimos casando a la manera muy peculiar del Istmo, tenemos nuestra música prehispánica, la seguimos conservando, está metida en todos los momentos de nuestra vida. Por eso el zapoteco del Istmo nace con el son de la Sandunga y se lleva hasta la muerte”, aunque hoy se estén perdiendo.
