OAXACA, OAX., agosto 19.– Mujer sencilla, de claro hablar y facilidad de palabra, afirma: tenemos que trabajar como ley de la vida y demuestra lo dicho, al ser la encargada de mantener limpio y en condiciones atractivas a propios y extraños, el Zócalo de la ciudad de Oaxaca de Juárez.
Se trata de la señora Juana Ricárdez Hernández, trabajadora al servicio del Ayuntamiento capitalino, quien con orgullo dijo ser integrante del área de barrido y recolección de basura, donde están agrupados los populares barrenderos que celebraron su día el pasado 8 de agosto.
Ahí estuvo Juanita, quien entrevistada, de inmediato, no lo pensó dos veces y adelantó que en cuanto llegue y cumpla los 30 años de servicio, se jubilará, porque reconoce y afirma que ha dado toda su vida al Ayuntamiento.
De su vida, comentó tener 2 hijas y encontrarse viuda, puesto que hace 27 años su esposo murió y desde entonces ha venido trabajando, reconoce que ha sido sostén de su hogar, donde desempeña las funciones de mamá y papá.
Pero ni modos, acepta como toda buena madre que tiene que trabajar pasa sacar adelante a sus hijas. Recordó que cuando se quedó sola su primera nena tenía 3 años de edad, ahora, pasados los años, las 2 hermanas ya están grandes y por ellas hay que seguir trabajando, señaló.
El esfuerzo desarrollado por la madre y el deseo de las 2 hermanas de salir adelante, afortunadamente se cumplió y doña Juana comenta que ambas estudiaron, la mas grande terminó la carrera de Licenciada en Administración de Empresas y la otra cursó estudios de Turismo, ésta última ya es casada.
Nuestra entrevistada, por cierto muy apreciada y respetada por sus compañeras y compañeros de trabajo, interrogada por el reportero sobre su vida personal y diaria, dio a conocer que diariamente se levanta a las 6 horas y su primer actividad es preparar el desayuno para sus dos hijas que aun dependen de ella.
Después ella se atiende como toda mujer y se alista para entrar a trabajar a las 9 horas, a las 14 horas sale a comer y se reincorpora a sus actividades diarias a las 16.30 para terminar la jornada de trabajo a las 19 horas.
Aclaró que no trabaja dos turnos, atiende el turno normal y dice: son dos horas las que nos pagan de mas y las trabajamos porque el salario que alcanzamos es demasiado bajo. Son como 20 pesos más, porque el Ayuntamiento nos paga a 18 pesos la hora y no es mucho.
Vino lo relacionado con el trabajo y la pregunta ¿le gusta el trabajo que desempeña?
Sonriente, feliz, acompañada de varias de sus compañeras, respondió en forma afirmativa: me gusta, me encanta y me agrada el lugar donde estoy—el Zócalo—por eso le echo muchísimas ganas.
Continuó diciendo que en el Zócalo es la encargada y responsable de limpiar las papeleras, pero ahorita por el plantón de los maestros, se recoge de todo en grandes bolsas repletas de basura, como sucede en toda ocasión donde se realizan manifestaciones, marchas y otras acciones, para entonces se llenan de desechos 3 o 4 contenedores porque se recogen toneladas de basura.
Pero su labor no sólo consiste en recoger y levantar basura, informó que en el área de barrido hay 4 mujeres: ella que procura la limpieza del Zócalo, otra está en la Alameda de León, la tercera en el jardín Sócrates, anexo a la Basílica Menor de la Virgen de La Soledad y la cuarta y última, en al andador turístico.
El trabajo de barrer y recolectar basura, ha llevado a muchos de los barrenderos a encontrar y levantar objetos diversos de valor y en ocasiones dinero, trátese de billetes o monedas metálicas, pero en el caso de Doña Juana, se sincera y afirma haber encontrado en alguna ocasión, papeles de una persona que estaba muy enferma y se los entregó.
De carteras o dinero, dice no haber tenido suerte y entre risas, comenta que si acaso un reloj.
La entrevista terminó y la festejada en el Día del Barrendero, bailó y continuó entre pláticas, risas, rica barbacoa y una que otra cervecita, feliz al lado de sus compañeros y compañeras, al fin y al cabo que cuando menos una vez al año, éstos personajes y artistas en el manejo de la escoba y otros implementos, tienen derecho y sinceramente se lo han ganado y se lo merecen.