Exultante por su triunfo rumbo a la presidencia nacional del PRD, Carlos Navarrete asegura a Proceso que exigirá resultados a Enrique Peña Nieto y adelanta que ofrecerá a Cuauhtémoc Cárdenas una especie de “liderazgo moral”. En contraste, otros destacados integrantes de esa organización política consideran que los resultados del reciente proceso electoral interno se dieron gracias a un desaseo “brutal” en el que intervinieron el PRI, el PAN y el Partido Verde. El hecho de que el perredismo dominante mantenga una estrecha colaboración con Acción Nacional y con el partido en el poder, advierten, provocará un éxodo de sus filas…
MÉXICO, D.F., (Proceso).- Confiado en que durante el Consejo Nacional del PRD que se realizará el próximo 5 de octubre será elegido presidente de ese partido, Carlos Navarrete Ruiz adelanta a Proceso que su primera propuesta será que Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano asuma un supra-liderazgo del perredismo, es decir, que funja como “líder moral”.
En contraparte, René Bejarano, miembro de Izquierda Democrática Nacional (IDN) y uno de los representantes del Frente Amplio de Izquierda (FAI) en la interlocución con Cárdenas, a quien todavía buscan impulsar para que encabece el partido, replica:
“Para empezar, no creo que el ingeniero se preste a ser monigote de nadie. En segundo lugar, él es una persona que tiene definiciones muy claras en política; una de ellas es que se opone a las alianzas con el PAN, y ha sido muy consistente en esa postura, por poner un solo ejemplo. Por ende, en el momento en que la dirección real pacte la alianza con el PAN, obviamente el ingeniero no va a compartir esa línea; va a desconocerla, a oponerse o a pronunciarse en contra.”
A su vez, Carlos Navarrete, quien fue entrevistado en sus oficinas de la colonia Roma, donde exhibe dos muros repletos de fotografías de líderes de la izquierda latinoamericana y de los presidentes del PRD –entre los que por cierto no figuran ni Andrés Manuel López Obrador ni Rosario Robles–, explica que el supra-liderazgo consistiría en que el Consejo Nacional encomendara a Cárdenas ciertas tareas, a propuesta del nuevo dirigente nacional del partido.
¿Qué tareas serían? –se le pregunta.
–En primer lugar, que siga encabezando la lucha por la defensa de los energéticos de los mexicanos. Que siga encabezando la exigencia de que se realice una consulta popular en julio de 2015, y después de lograr la consulta, que encabece la campaña del PRD para llamar a los mexicanos a decir “no” a las reformas constitucionales en materia energética.
“Segundo: Creo que el PRD le debería encomendar al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas un encargo mayor: reconstruir la unidad de las izquierdas en el país; abrir el diálogo con las organizaciones sociales, obreras, campesinas, profesionales, de jóvenes… reconstruir el diálogo entre perredistas… reconstruir la unidad de las izquierdas. No será una tarea sencilla ni de corto plazo, pero hay que empezarla.”
¿Con otro tipo de Frente Democrático Nacional?
–Con las modalidades y las denominaciones que se consideren convenientes. Pero el PRD necesita encomendar una tarea de estas proporciones a un hombre respetado por todos, que pueda dialogar con todos y que pueda ser escuchado. Y no es un encargo menor –señala– porque el PRD es la izquierda más importante en el país.
Justifica su propuesta con halagos a Cárdenas:
“El ingeniero Cárdenas es un referente político y moral para la izquierda y para muchos sectores de la población. El ingeniero Cárdenas fue el que convocó a la unidad de las izquierdas en el 88 con el Frente Democrático Nacional, el que enfrentó al PRI en el 94 y en el 2000, y el que le ganó la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal en 1997.
“El ingeniero es el que tiene la capacidad de interlocución con muchos actores de la sociedad mexicana. Por eso el ingeniero Cárdenas seguirá jugando un papel muy importante en las filas del PRD, y más allá, incluso. Lo respetan propios y extraños; amigos y adversarios, en el amplio abanico de la política mexicana. Yo estoy muy consciente de eso”, afirma.
Pese a que los representantes del FAI habían señalado que insistirán en la promoción de Cuauhtémoc Cárdenas para que se postule como candidato a la presidencia del PRD, el jueves 11 el fundador del partido se reunió con otro aspirante, Carlos Sotelo, de Patria Digna; con Leonel Godoy, expresidente del PRD, y con René Bejarano, de IDN, a quienes les dijo, palabras más, palabras menos, que ante el actual panorama electoral interno, donde NI y sus aliados tienen 70% de los consejeros, él no se postularía.
LA CULTURA PRIISTA
Mientras tanto, los representantes de tres corrientes del Frente Amplio de Izquierda (FAI) del PRD: René Bejarano, de IDN; Marcelo Ebrard, del Movimiento Progresista, y Camilo Valenzuela, de Redir, opinan que la figura de Cárdenas como presidente nacional daría aliento a un PRD que, dicen, “está adoptando una cultura priista antidemocrática”. Y concuerdan en que un eventual triunfo de Carlos Navarrete será para comodidad del gobierno de Enrique Peña Nieto.
En entrevista con Proceso –por separado–, destacan que la elección del 7 de septiembre estuvo plagada de irregularidades, como la coacción del voto a través de tarjetas de prepago, similares a las de Monex que usaron los priistas en la elección presidencial.
Acusan al gobierno federal y a administraciones estatales priistas de haber ayudado a NI y a sus corrientes de coalición, Foro Nuevo Sol y Alianza Democrática Nacional, para que 1 millón 900 mil personas votaran en una elección interna, lo cual nunca había sucedido en comicios de esta naturaleza en el PRD, los cuales, calculan, representaron esta vez un gasto de 500 millones de pesos.
Para Bejarano, el resultado electoral del PRD tiene que ver con los recientes acontecimientos en el partido, como el Pacto por México, firmado el 2 de diciembre de 2012 con el PAN, el PRI y el gobierno federal sin el consenso de los órganos de dirección internos.
“Creemos que la firma del Pacto por México y los compromisos que de ahí se derivaron influyeron de manera determinante en el resultado porque, a todas luces, al gobierno de Peña Nieto le favorece que Gustavo Madero sea presidente del PAN, y es evidente que al gobierno le simpatiza más la idea de que quienes firmaron y avalaron el Pacto continúen en la dirección del partido”, declara en sus oficinas de la colonia Santa María la Ribera.
Estima que el peligro real para el PRD es que, si la nueva dirigencia asume una conducta extremadamente moderada, excluyente y muy colaboracionista con el PAN y con el PRI, haya un éxodo silencioso de militantes, así como nuevas fisuras que se transformen en rupturas en la dirigencia y generen una mayor diáspora de la izquierda.
Su balance cuantitativo sobre cómo quedó la correlación de fuerzas lo explica en dos planos: “Uno, la participación de la militancia, que es muy importante por el número de votos emitidos, pero también la injerencia indebida de actores políticos ajenos al partido que influyeron en la orientación del voto”.
Rehúsa referirse puntualmente a quiénes se refiere, pero perfila cuatro tipos de militancia perredista: el amarillo, que es la base; el rojo, que básicamente apoya al PRI; el azul, que representa los votos que los gobernadores o presidentes municipales panistas promovieron para determinadas corrientes, y el verde, que recibió ayuda del Partido Verde Ecologista de México.
Abunda: “Obviamente, los votos del PRD rojo, verde y azul fueron hacia el bloque moderado, para decirlo cortésmente, a favor de la candidatura de Carlos Navarrete, y eso generó una desproporción, un desbalance en el sentir de la militancia”.
Recuerda que en 2008 hubo alrededor de 800 mil votantes, por lo que le llamó la atención que este año hubieran votado “1 millón más de militantes, influidos por estos imperativos, que tienen que ver con gestiones, incentivos y bienes. Es la cultura priista o del sistema político que se enquistó ya en la vida interna del PRD”, subraya.
Aunque “hubo mucha inversión económica para promover planillas”, reconoce, se denunció que “entregaban cantidades importantes de dinero en efectivo, vales para tiendas de descuento, tarjetas de prepago –que son una innovación del PRD, pero copia de la cultura priista–, bultos de cemento, tabletas, enseres domésticos y todo un catálogo de artículos, antes, durante y después de la elección. Eso genera que quien tiene más recursos, pues tiene más ventajas…”.
Pero si ya aprendieron este camino, ¿cómo lo van a recomponer? –se le interrumpe.
–Pues sí… Ahora con qué autoridad moral vamos a criticar que el PRI nos haga lo mismo, si en la elección del PRD se ejercen esas prácticas. Eso es veneno en la vida interna, porque fue aquello de lo cual nos quejamos con Peña Nieto.
En la Ciudad de México, continúa, los propios perredistas echaron a andar estas prácticas, pero “se hizo en grado brutal” en las entidades, donde los operadores fueron del PAN, del PRI o del Verde Ecologista.
Para Bejarano, tales resultados no sólo benefician al gobierno federal, sino también a Andrés Manuel López Obrador, dirigente del Movimiento Regeneración Nacional (Morena). A éste le servirán “para seguir manteniendo su discurso, donde plantea que en el PRD todos somos iguales, que no hay ninguna diferencia (con el PRI) y que la única alternativa del mundo es Morena. Y (lo ocurrido) le queda bien porque embona con su discurso, y, claro, busca que una parte de la militancia perredista se vaya a Morena para que sea la principal fuerza de izquierda”.
UN TRIUNFO CANTADO
Por el contrario, Carlos Navarrete se dice “orgulloso del comportamiento” de su partido, pues pudo movilizar para votar a 1 millón 900 mil personas inscritas en el padrón electoral del PRD, en mil 500 municipios.
“Para muchos dirigentes fue sorprendente la cantidad de perredistas movilizados”, resaltó Navarrete, miembro fundador del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y que fue secretario general del PRD con la ahora priista Rosario Robles, así como vocero del Sol Azteca.
Entusiasmado, expresa: “Vencimos la maldición del conflicto interno y el desaseo en elecciones internas. En 25 años no habíamos tenido una elección de esta naturaleza… desde la fundación… con tal nivel de participación, con tantos candidatos en contienda, con resultados tan claros, y eso es para alegrarse.
“Esto nos da el panorama de una coalición mayoritaria. Por eso, a la hora de elegir al presidente, al secretario general y a todos los integrantes del CEN, se va a reflejar esa correlación de fuerzas en la integración del gobierno del PRD.”
En su turno, Bejarano enfatiza que, si sigue dividida como hasta la fecha, el panorama para la izquierda en 2015 podría ser fúnebre.
“Es muy difícil que la izquierda logre triunfos si sigue dispersa. Hasta ahora se ve así debido a que Morena no puede hacer alianzas federales porque acaba de obtener su registro y no puede. Además, no quiere coaliciones donde podría hacer alianzas locales –como en el Distrito Federal–. Asimismo, Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo ya dijeron que competirán solos. Hay cinco partidos que estarán luchando por obtener su 3% para sobrevivir, y tienen, entre todos, que juntar 15% de la elección intermedia, sin candidato presidencial”, precisa.
Esto, añade, reduce las opciones para la izquierda porque los registros de partidos políticos se otorgan cada seis años. Entonces, el saldo de 2015 con esa dispersión sería un escenario donde sólo sobrevivan el PRI, la alianza con el Verde, el PAN, Morena y el PRD.
Para Navarrete, el escenario es similar, aunque con resultados favorables a futuro: “Vamos a ver si los electores de la izquierda mantienen su lealtad al PRD o cambian de partido, o en qué proporción lo hacen. El reto del PRD es pasar su segunda prueba en julio de 2015”, manifiesta.
Por lo pronto, como posible presidente de esa organización, expone la ruta: “El PRD tiene que colocar en tres pistas su actuación política. Anclarse claramente como la primera oposición de izquierda ante el actual gobierno del PRI que encabeza Enrique Peña Nieto. No debe haber dudas: somos la oposición de izquierda más importante del país y como tal debemos ser muy enérgicos en nuestros planteamientos hacia el gobierno”.
En este punto, el expresidente de la Mesa Directiva del Senado y primer perredista que ocupó ese cargo, en 2009, se vuelve crítico del gobierno de Peña Nieto, aun cuando el todavía presidente del PRD, Jesús Zambrano, miembro como él de la corriente Nueva Izquierda, avaló el Pacto por México.
Al primer mandatario, enfatiza, “es el momento de pedirle resultados, mejorías, que rinda cuentas. No lo que pretende hacer, sino lo que ha hecho en dos años. Porque nos han vendido la versión de que en dos años se la pasaron haciendo reformas y por eso no hicieron gran cosa, pero eso no es aceptable para un gobierno”.
Desde ahorita, prosigue, el PRD debe prepararse para demostrarle a la sociedad que puede gobernar el país en 2018. En consecuencia, sostiene Navarrete, él luchará por cambiar la forma de organización partidista, terminar con las cuotas de corriente e impulsar candidaturas independientes.
“La etapa que viene no es la etapa de un sólo hombre dirigiendo a un partido. Es la etapa de un colectivo dirigiendo al PRD”, asegura.