Frente a los siniestros naturales que azotan a la entidad y que han cobrado vidas humanas, además de afectaciones a viviendas, carreteras y caminos, el arzobispo de Oaxaca, José Luis Chávez Botello, pidió a las autoridades no improvisar su accionar.

Dijo que los daños son cuantiosos y no pocos requieren atención inmediata, porque la naturaleza le asestó un golpe que representa un desafío para todos.

En su habitual conferencia de prensa dominical, Chávez Botello, dijo que en diferentes regiones, comunidades de Oaxaca y del país se sufren inundaciones y desastres, por el huracán Karl.

Ante la estela de desastres que ha dejado a su paso el fenómeno hidrometeorológico pidió que “no nos gane la incertidumbre, la impotencia y la desesperación, mucho menos permitamos que la mezquindad y la ambición se alimente y crezca en algunos por la rapiña o por el lucro ante necesidades apremiantes”.

Por el contrario, llamó a abrir el corazón a la solidaridad como una manifestación de la grandeza del corazón humano en escenarios adversos.

A las familias afectadas les dijo que en situaciones de desastre las tareas de emergencia se realizan en comunidad para afrontar los problemas inmediatos como rescatar lo más importante y salvar vidas en peligro.

De las tareas que rebasan las posibilidades de las comunidades, dijo que estas son de la competencia de las autoridades, porque es su responsabilidad cumplir bien sus tareas.

Exhortó entonces a “no improvisar o dejar a las comunidades y familias todo el peso de las secuelas de los desastres naturales”.

Sostuvo que “nos urge sacar una enseñanza y crecer en la cultura de la prevención ante desastres naturales”, frente a las desgracias humanas, pérdidas materiales, enfermedades y trastornos sociales, para evitarlas.

Pidió elaborar un plan de contingencias bien sustentado, asumido, querido y apoyado tanto por los tres niveles de gobierno como por los diferentes sectores de la sociedad.

A cada familia y comunidad, los conminó a ser más responsables con el manejo de la basura, no tirándola a la calle ni a los arroyos o ríos, para evitar que las coladeras y drenajes se tapen y reduzca su cauce, porque esto deriva en inundaciones con graves daños.

A los diputados, previo estudio, les pidió legislar y hacer cumplir la ley para que se desaliente y no permita construir en lugares de riesgo.

A la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y Estatal del Agua (CEA) les exigió que con la periodicidad necesaria programen el desazolve de cauces y arroyos de riesgo y, a corto y mediano plazos, revisen o renueven el sistema de drenaje.

De su lado, ofreció que la Iglesia católica estará siempre dispuesta a apoyar de manera subsidiaria y desde su misión en este tipo de emergencias.

En esta ocasión pidió a todos los sacerdotes y fieles de las parroquias de Oaxaca expresar su solidaridad efectiva con los damnificados más cercanos, haciendo llegar lo destinado en dinero a sus diócesis, a Caritas Mexicana I.A.P, a través de la cuenta 100 de Banamex sucursal 746.

Respecto al caso San Juan Copala, pidió a las autoridades de los tres niveles de gobierno asumir su responsabilidad, porque son los indicados para, no sólo sugerir, sino hacer lo que está de su parte para solucionar la disputa entre la Unidad de Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort), el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT), y el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui Independiente (MULTI).

De acuerdo con Chávez Botello, los problemas sociales se alargan porque se acostumbraron a solucionar en una forma que no es la adecuada y en otras partes a veces es por la injerencia de líderes que no buscan el bien de toda la comunidad en conflicto.

Pidió, no obstante, a todas las partes, analizar e iniciar ya el proceso de pacificación.

Aún cuando aceptó participar personalmente y sumarse a los trabajos que realizan el titular de la Comisión de Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Oaxaca, Wilfrido Mayrén Peláez y al arzobispo emérito de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes, dijo que la Iglesia no debe ser protagónica.

“Repito: no le toca a la Iglesia, pero la Iglesia de manera directa ayuda exhortando, desde las comunidades vecinas y cercanas, desde su obispo y los responsables y a los fieles creyentes metidos en ellos. La Iglesia siempre en estos asuntos será subsidiaria de colaboración, pero no tomar como el protagonismo que no nos toca”.

Confió en que en la etapa de transición del gobierno esto multiplique y fortalezca espacios de participación, reflexión y sugerencias para la pacificación de la zona triqui.

“Porque cuando sólo las cabezas (dirigentes del MULT, MULTI y Ubisort) quieren arreglar, queda tunco y a veces con desacuerdo de los afectados y con frecuencia se llega a soluciones muy transitorias y débiles”, alertó.

En todo caso, dijo, los responsables de esas organizaciones se deben limitar a exhortar y facilitar el proceso de paz, porque está en sus manos facilitar y propiciar que se inicie avance y se llegue al fondo.