OAXACA, OAX., noviembre 10 (Estado20.com).- Del halago a la descalificación, esa costumbre recurrente que incluso le ha valido ser llamado “delator”, el director general del Cecyteo, Víctor Raúl Martínez Vásquez, publicita su enésimo libro en el que dedica la mayor parte a exaltar a figura de su jefe, el gobernador Gabino Cué Monteagudo, pero al final, en el epílogo, evidencia las fallas de un régimen al que dice servir y hasta llama “gobierno del cambio”.
Pugnas entre funcionarios, protagonismo político, lentitud en la fluidez de los recursos públicos, simulacro en consejos ciudadanos y presiones de los mismos aliados, entre otras, han entorpecido la administración del gobernador Cué Monteagudo y estancado la transición democrática, asegura el también sociólogo, académico, investigador, escritor y periodista.
Estas declaraciones las imprimió el Director General del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Oaxaca en su libro “Gabino Cué Monteagudo: alternancia y transición democrática”, que presentó recientemente en el Teatro Macedonio Alcalá de la Ciudad, acompañado de historiadores.
El funcionario público, ex asesor del actual titular del Poder Ejecutivo, afirma que en el Gobierno del Estado existen vicios de corrupción, tráfico de influencias e indolencia frente a los ciudadanos de a pie.
La publicación es un condensado de críticas al régimen priista que gobernó Oaxaca durante 81 años, en especial a los sexenios de Ulises Ruiz y José Murat, que califica como autoritarios, y otro tanto de halagos a la figura de Gabino Cué, pero en el “epílogo” el autor se permite evidenciar las fallas del “gobierno del cambio”, que inició en diciembre de 2010.
Martínez Vásquez sostiene que salvo excepciones, los funcionarios no reflejan en sus prácticas la cultura que debe caracterizar a una transición democrática (sic).
Se mantienen, afirma, “estructuras del viejo régimen que no se adaptan al nuevo espíritu de las reformas, que no respetan los derechos humanos”.
Acusa el articulista del periódico Noticias: “Existen vicios como la corrupción, el tráfico de influencias, la indolencia frente a los ciudadanos de a pie. Estas acciones bloquean la transición y boicotean la acción eficaz del gobierno. La ciudadanía se sigue quejando de desatención, incumplimiento de acuerdos, despotismo, soberbia en las oficinas gubernamentales”.
Sigue: “Muchos de los funcionarios formados en el viejo régimen continúan con las mismas conductas del pasado, como si no hubiera un rechazo de la ciudadanía a la ostentación, la prepotencia, el abuso del poder, el influyentismo y la corrupción. Camionetas último modelo en doble fila, cancelación de citas sin previo aviso. Algunos de los nuevos funcionarios parecen haberse contaminado de las prácticas rechazadas por la ciudadanía”.
También señala que en la operación del Gobierno “es una paradoja que se hayan vuelto más lentos los procesos administrativos, que exista ineficiencia de las instancias financieras del gobierno para hacer llegar los recursos con oportunidad a las dependencias operativas: El recurso ha fluido con lentitud”.
El llamado a sí mismo “luchador social”, cuyo nombramiento como funcionario de Gabino Cué fue descalificado por el Ejército Popular Revolucionario (EPR) en 2010, manifiesta que en cuanto a los nombramientos de funcionarios públicos, “el Gobernador los designó más por presiones políticas y por compromisos con partidos políticos, organizaciones sociales y poderes fácticos” (sic).
“Es evidente que se dieron no en función de su perfil profesional al cargo que ocupaban como lo ofreció el Gobernador, sino de presiones, peticiones o compromisos políticos con los partidos políticos, las organizaciones sociales, los factótums del poder”, descalifica a su Jefe.
Es más, asegura que en el primero y segundo año de administración Gabino Cué no dio resultados a las expectativas de la sociedad y los ofrecimientos de campaña.
Explica que las situaciones que entorpecen la acción gubernamental eficiente son las pugnas entre funcionarios públicos, el protagonismo político, la falta de coordinación, el activismo de otros que mezclan sus roles de dirigentes de organizaciones y servidores públicos.
Una nota al pie de página refiere: “Tal fue el caso, por ejemplo, de un Subsecretario de Asuntos Indígenas que a veces aparecía a un lado de la mesa de negociaciones y luego del otro. Es que ahora vengo con los compañeros, decía”.
En su libro “Gabino Cué Monteagudo: alternancia y transición democrática”, asegura igualmente que la integración de los Consejos Ciudadanos en distintos sectores del Gobierno es pura simulación y quienes los integran nunca pasaron por un proceso para determinar si los consejos eran realmente representativos de los ciudadanos, además de que no existen reglamentos ni procedimientos claros para su funcionamiento.
“En este tema de la participación ciudadana, los consejos pueden quedar en un simulacro. Debemos preguntarnos si los mecanismos de selección de los representantes de los consejos ciudadanos son los mejores, si estos consejos son realmente representativos, si están debidamente legitimados; si no, se puede estar cayendo en una nueva simulación”, advierte Víctor Raúl Martínez Vásquez, funcionario del gobernador Cué Monteagudo.