OAXACA, OAX., diciembre 2‒ ¿Sexo?: muxe, responde Mabel (José Pescina) al guardia de la prisión donde se encuentra preso Rubén Jiménez, “El Muñeco”, stripper falsamente acusado de la muerte de Daniela, muxe amiga del alma de aquélla.
La escena ejemplifica la naturalidad con la que el cineasta oaxaqueño Rigoberto Perezcano (“Norteado”, 2009) trata el tema en su más reciente película, la segunda de su carrera ‒además de, por supuesto, el documental “XV años en Zaachila”, que lo diera a conocer internacionalmente‒, “Carmín tropical”, galardonado como el mejor largometraje mexicano en el reciente 12 Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
O “ella”, más sencillamente hablando, como le dicen sus amigas muxes a la hija pródiga, quien se fue “por seguir a un hombre y al amor que le tenía”, mientras tiran hedónicamente la güeva como sólo se hace en Juchitán: solazándose en la colorida hamaca amarilla.
Sí, Mabel ha regresado de Veracruz a Juchitán porque a Daniela la asesinaron de 27 puñaladas en la espalda. Comienza a recordar, a hurgar en el pasado, en la familia, a investigar lo que pasó, se entrevista con el sospechoso, con el policía, deambula entre una escenografía de vida cotidiana juchiteca, la casa y el inmobiliario pobre, la imagen de Santiago Apóstol y las fotografías del álbum familiar, íntimo.
Los caminos de sol y polvo, el mar y la playa de paisaje hermosamente nostálgico sino fuera por las evidencias del asesinato, la chela clara y la música popular romántica en la cantina de día; y de noche, “su bar El King Kong” y sus shows muxes y hetero.
Pero la naturalidad muxe no es aceptada igual en la sociedad aparentemente tolerante: en el fondo acecha la hipocresía y las peores pasiones.
‒¿Qué sabes del crimen del muxe?‒pregunta la enamoradiza Mabel a Modesto (Luis Alberti), el taxista tranquilón, atractivo, pero en realidad homosexual reprimido, patológico-homofóbico, y ahí sella su destino.
Película de “novela negra con orientación de género” que por momentos, demasiados quizá, cae en la parsimonia, en la lentitud adormecedora ‒aunque, tal vez, eso no sea otra cosa que el “estilo mexicano” cinematográfico‒ fue estrenada con aclamado éxito por parte de los cinéfilos de OaxacaCine en el cierre del ciclo con que esta asociación civil celebró, en el Teatro Macedonio Alcalá, su tercer aniversario.