Periodismo libre y comprometido

Search
Search
O A X A C A Clima de Hoy

Muere el escritor Vicente Leñero; homenaje mañana en Bellas Artes

MÉXICO, DF. El periodista, escritor y dramaturgo Vicente Leñero, de 81 años, falleció en su casa hoy a las 9:00 horas a causa de un cáncer pulmonar que le tenía delicado de salud. Mañana a las 12:00 horas se le rendirá un homenaje en el Palacio de Bellas Artes.

Nacido el 9 de junio de 1933 en Guadalajara, Leñero estudió ingeniería civil en la Universidad Autónoma Nacional de México y periodismo en la Escuela Carlos Septién García. Entre sus obras destacan Los albañiles (1963), que fue llevado al cine, El garabato (1967), El evangelio de Lucas Gavilán (1979), Asesinato (1985) y La vida que se va (1999).

Fue subdirector de la revista Proceso de 1977 a 1998. Entre los reconocimientos que recibió figuran el Premio Xavier Villaurrutia por su antología La inocencia de este mundo y el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el área de Lingüística y Literatura, ambos en 2001. En 2011 ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua.

Hace un año, en 2013, Vicente Leñero no aceptó homenajes ni festejos en su onomástico. “Siempre fui muy tímido y aislado”, dijo el reconocido autor.

Enfatizó: “Me choca cumplir años y no lo voy a celebrar, ya se lo dije a todo mundo. Uno puede celebrar publicar un libro y el acierto o la fortuna de los amigos y de la amistad, pero no debería hacerlo con los cumpleaños”.

Del autor de Los albañiles, su esposa Estela Franco, subrayó -en esos días- la armonía y la amorosa relación que imperó en su matrimonio por más de 50 años.

“Lo admiro como persona y como escritor. Siempre lo he alentado, lo he acompañado en toda nuestra convivencia. Es un hombre obsesivo en su trabajo. Por fortuna, tiene muchos años que se dedica a ello en su biblioteca y siempre lo veo escribiendo y muy dedicado. Claro, esto ha ido bajando un poco, porque antes escribía muchísimo”.

Sin embargo, prosiguió Franco, siempre lo veo ocupado, “porque es muy generoso; a sus alumnos, a gente que le pide que le revise sus novelas o guiones, responde siempre con mucha responsabilidad.”

De hecho, subrayó que la admiración hacia su esposo radicaba en que “era un hombre muy comprometido. Estábamos muy unidos en la cuestión religiosa, y que sea un hombre tan trabajador para mí ha sido muy respetable. Siempre ha estado conmigo, en las buenas y las malas”.

De su biografía el promotor cultural y editor José María Espinasa dio cuenta en un texto que se publicó en La Jornada Semanal, suplemento cultural de esta casa editorial, con el cual se sumó a las celebraciones y homenajes que recibió “uno de los más importantes narradores mexicanos de la segunda mitad del siglo XX” en sus ocho décadas de vida.

Espinasa recordó: “En 1961, después de terminar sus estudios de ingeniería, se da a conocer como escritor con el libro La voz adolorida. Rápidamente se vuelve protagonista de las letras mexicanas, y suma a su incansable trabajo como editor y periodista una constante actividad literaria que no se limitará a la narrativa, sino que se extenderá con el tiempo a otros géneros, como el teatro y el guión de cine”.

En 1963, prosiguió, con la aparición de Los albañiles, distinguida con el Premio Biblioteca Breve, pareció proyectarlo, junto a Carlos Fuentes, como el otro protagonista mexicano del boom.

“La novela es hoy por hoy un libro de referencia y ha aguantado mucho mejor que otras novelas de sus contemporáneos el paso del tiempo. Pero Leñero no fue el protagonista que se esperaba del boom, simplemente siguió siendo un gran escritor”.

Incluso, destacó Espinasa, “ese profesionalismo, ese oficio, está puesto al servicio de la obra con gran inteligencia. Todos los textos de Leñero son obra personal, incluso los que se pueden considerar estrictamente pedidos laborales –como un guión de cine, por ejemplo–, y eso los vuelve notable literatura”.

También, “Leñero es a veces un novelista realista con tintes políticos, y rinde por ello homenaje a modelos como Martín Luis Guzmán, Rulfo o Revueltas, o incluso a compañeros de generación como Ibargüengoitia”.

A la vez, prosiguió Espinasa, “es un gran lector de Arreola, de la literatura fantástica, de la policíaca y de la experimental (en “Las uvas estaban verdes” cuenta las desgracias de Estudio Q, cuando el mercado reclama realismo mágico). Eso le permite ser muy versátil. A eso agrega su capacidad de escuchar el habla, su oído para los giros idiomáticos (sólo comparable al de Ricardo Garibay). Por eso prolonga las búsquedas de la narrativa de la Revolución Mexicana en un contexto urbano y con introspecciones psicológicas e intimistas”.

Vicente Leñero estudió ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y periodismo en la Escuela Carlos Septién García. Se desempeñó como director de famosas revistas mexicanas y fue integrante del Sistema Nacional de Creadores desde 1994.

Además fue galardonado con los premios Biblioteca Breve, en 1963, por Los albañiles; Premio Mazatlán de Literatura 1987, por Puros cuentos; Premio de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón 1992, por su trayectoria como dramaturgo.

Asimismo,obtuvo los premios Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 1997; el Xavier Villaurrutia 2000, por La inocencia de este mundo, y el Nacional de Literatura y Lingüística 2001, entre otros galardones.

Fallece el novelista, dramaturgo y periodista Vicente Leñero

El novelista, dramaturgo, cuentista, guionista y periodista Vicente Leñero (Guadalajara, Jalisco, 9 de junio, 1933-Ciudad de México, 3 de diciembre, 2014) falleció este miércoles en la capital del país. Su primera publicación fue en 1959 cuando apareció el libro La polvareda y otros cuentos, un texto que retrata temas de la ciudad y del campo.

En su cuenta de Twitter, el presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, escribió: “Lamentamos el sensible fallecimiento de Vicente Leñero, uno de nuestros grandes intelectuales: dramaturgo, narrador y periodista congruente”.

El titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes ofreció a la familia de Vicente Leñero realizar un Homenaje al escritor en el Palacio de Bellas, que se acordó será este jueves 4 de diciembre a partir de las 12:00 horas.

Vicente Leñero se ocupó en forma primordial de la crítica de las costumbres, del testimonio sobre la vida del periodismo en México, de los valores religiosos de sus personajes enmarcados en una problemática social y de la recreación de situaciones históricas.

Estudió ingeniería y periodismo. Se recibió de ingeniero en la Escuela Nacional de Ingeniería de la UNAM en 1959 y de periodista en la Escuela Carlos Septién García en 1956.

“Comencé a estudiar periodismo porque pensé que ahí me enseñarían a escribir –me costaba un gran esfuerzo escribir, siempre me ha costado, no soy un escritor: aunque he escrito muchas cosas, la mitad debí no haberlas escrito–.

“Y sí, aprendí a escribir porque había clases de redacción y fui autodidacta, me esforcé por aprender los secretos del lenguaje escrito”, reveló Vicente Leñero a Christopher Domínguez Michael quien escribió el artículo Entrevista a Vicente Leñero. El realista en el mundo.

Leñero Otero fue becado en España por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid en 1956. Fue también becario del Centro Mexicano de Escritores (1961-1962, 1963-1964) y de la Fundación Guggenheim (1967-1968). En 1958 obtuvo el primer y segundo lugar en el Concurso Nacional del Cuento Universitario.

En diversas entrevistas el narrador comentó que en algún momento renegó de los cuentos y pensó que ya no escribiría más. Entonces se lanzó a escribir novela. Su primera obra fue La voz adolorida (1961) cuya versión definitiva intituló años más tarde A fuerza de palabras. En esta pieza Vicente Leñero encontró su propio estilo, dejando paso abierto a la voz de su personaje que narra, sueña, relata.

Entre sus obras de novela se encuentran: El Cordoncito (1997); Los Pasos de Jorge Ibargüengoitia (2009); Teatro completo II (2011); Vivir del teatro (2012) y Más gente así (2013).Pero también libros entrañables: Los albañiles (1963) en donde el autor incursiona en diferentes estratos sociales y económicos de la Ciudad de México. En ella narra los problemas y las satisfacciones, el amor, la amistad y el resentimiento entre albañiles, arquitectos e ingenieros.

Estudio Q (1965) en donde elabora una historia en torno a un estudio de televisión en el que recrea la aventura de un actor que trata en vano de evadir su condición de personaje para existir fuera de los libretos que supuestamente han de otorgarle la vida.

El garabato (1967) una historia policiaca en la que se encuentra una novela dentro de la novela y en donde Leñero juega con la estructura narrativa al intercalar varias historias y combina el periodismo con la literatura.

Redil de ovejas (1972) en donde el autor -a través de distintos personajes- narra el fervor religioso de los años setenta; entre el género picaresco y el testimonial, en esta novela se rompen noviazgos por cuestiones de fe opuestas entre sí.

Los periodistas (1978) que reelabora los hechos ocurridos en 1976 con la destitución de la directiva del diario Excélsior y refleja las muchas contradicciones del sistema político mexicano.

El evangelio de Lucas Gavilán (1979), obra de denuncia que adapta el Evangelio de San Lucas a la vida del México de los años setentas en el que su personaje, Jesucristo Gómez es perseguido por los aparatos de represión hasta su aniquilamiento.

Y Asesinato (1985) que relata los hechos ocurridos la noche del 6 de octubre de 1978: los asesinatos del político nayarista Gilberto Flores Muñoz y de su esposa la escritora Asunción Izquierdo de Albiñana, muertos a machetazos en su domicilio.

“Algo que tienen sus textos es que no podemos saber si eso sucedió en verdad. Te leo y me trago todo lo que dices” comentó el escritor Juan Villoro en la presentación del más reciente libro de Vicente Leñero Más gente así realizada el pasado mes de febrero en la XXXIV Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

La Colección Periodismo Cultural del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes reeditó en 2013 su libro Periodismo de emergencia.

Como periodista Vicente Leñero colaboró en publicaciones del país y del extranjero: en los diarios El Heraldo de México y Excélsior, y en las revistas Claudia y Revista de Revistas, de las que fue director de 1969 a 1972 y de 1973 a 1976, y desde su fundación en el semanario Proceso del cual fue vicepresidente.

Vicente Leñero comentó que uno de sus intereses era escribir teatro, “siempre tuve ese cosquilleo. Mi padre era muy de teatro y nos llevaba a ver Don Juan Tenorio, de la que me sabía el primer acto de memoria” y a partir de este gusto empezó una carrera de dramaturgo que abordó el teatro histórico y de denuncia, el drama testimonial y urbano, y el de adaptación de sus propias novelas o de obras de otros autores.

Entre sus trabajos se encuentran: La noche de Hernán Cortés, Los albañiles, La Carpa, Estudio Q, Los hijos de Sánchez del libro homónimo de Oscar Lewis; Las noches blancas de la novela de Dostoievski; Compañero basada en la vida, actuación política y muerte de Ernesto Che Guevara; El juicio síntesis de las versiones sobre el juicio popular seguido a José de León Toral y a Concepción Acevedo de la Llata, acusados del asesinato de Álvaro Obregón.

La mudanza en donde el autor juega con lo real y lo fantástico al plantear la situación de una pareja que al mudarse de casa se enfrenta con el fantasma del desamor y el egoísmo; Alicia la historia de una mujer que decide dejar a su marido, cansada de ser dependiente y sumisa, para finalmente regresar y retomar su papel de esposa.

El Martirio de Morelos fue muy comentada por la crítica teatral., En ella desarrolla la última época de la vida de Morelos y la flaqueza que cometió este héroe de la Independencia para salvar su vida, al mandar una carta dirigida al virrey Calleja informándole quiénes eran los principales cabecillas del movimiento.

Nadie sabe nada aborda el tema de la relación prensa-poder y de la corrupción periodística. Y El Infierno una versión de la Divina Comedia hecha como homenaje a Dante.

Pueblo rechazado (1968) fue el inicio un poco titubeante de mi carrera teatral, pensando en hacer algo así como un auto sacramental. Al final es una obra fallida, de estructura indecisa. La estrenamos el 12 de octubre, poco después de Tlatelolco, cuando había un hervidero muy grande. Armó mucho escándalo: el papa, la autoridad eclesiástica, imponiéndose y prohibiendo el psicoanálisis.

“Fue una obra que creció, hicimos muchas representaciones, a teatro lleno. Con esa obra dije: ´Voy a olvidarme un poco de la literatura´. Dedicarme durante algún tiempo al teatro me dio otra salida. Mi preocupación formal la pasé al teatro, a hacer teatro documental”, añadió Vicente Leñero en la entrevista de Christopher Domínguez Michael.

El dramaturgo también realizó varios guiones para televisión y cine, entre los que destacan: Los de abajo (1976); Cadena perpetua (1978); El callejón de los milagros (1995); La ley de Herodes (1999), El crimen del padre Amaro y La habitación azul (2002).

Recibió diversas distinciones; Premio Seix Barral en 1963 por su novela Los albañiles; Premio Juan Ruiz de Alarcón a la mejor obra estrenada en 1969 por Los albañiles y en 1979 por La mudanza.

El primer premio otorgado por la Agrupación de Periodistas Teatrales de México por Nadie sabe nada (1988); el Premio Manuel Buendía en 1994 por su trayectoria periodística; el Premio Xavier Villaurrutia (2000) y el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura (2001)

Fue nombrado miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua y tomó posesión de la silla XXVIII el 12 de mayo de 2011 con el discurso “En defensa de la dramaturgia” y el 21 de septiembre de 2011 fue galardonado, junto a José Agustín, con la Medalla Bellas Artes que otorga el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

 

diciembre 2014
L M X J V S D
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
293031  
Scroll al inicio