OAXACA, OAX., diciembre 3.‒ Que la inspiración te agarre trabajando y no esperando eternamente una beca, recomienda, palabras más o menos, el escritor Ignacio Trejo Fuentes.
Eso se recuerda cuando se platica con el artista Guillermo Rito (San Blas Atempa, Tehuantepec, 1970) a propósito de su muestra “Homenaje a Oaxaca”, 20 piezas de gráfica y pintura al óleo que estarán en exhibición hasta el 12 de diciembre en las instalaciones del Congreso del Estado.
Entrevistado en la galería Quetzalli, el artista plástico finaliza un taller más de su proyecto de maíz criollo “Tortillas de Colores”, dirigido especialmente a niños, de los tantos que ha dado en los últimos meses en pueblos y colonias, escuelas y espacios culturales diversos: es decir, anda activo, como siempre, desarrollando una actividad cultural-social o imaginando una creación artística o gestionando una exhibición pictórica más o las tres expectativas a la vez.
Guillermo Rito es uno de esos artistas oaxaqueños que ha entrado a la etapa de madurez. Sólo que cuenta con una ventaja extra. El que ya conoce mundo, y no un mundo solamente cotidiano sino también artístico. Su residencia durante 18 años en Nueva York y sus viajes a Europa no son cosa que se den todos los días en el espectro del ramo, y ya no solamente nativo sino local y nacional.
Hoy nos presenta piezas de gráfica y pintura ‒unas de 50 por 70 centímetros y otras de uno por 1.20 metros‒ con temas representativos de Oaxaca, que van desde huipiles de diferentes regiones hasta la figura emblemática de Benito Juárez.
‒¿Cómo te ha ido con los talleres, cuál es su repercusión?
‒La aceptación ha sido muy buena. Sobre todo, pienso, porque el proyecto está pensado para incidir en la parte lúdica: los niños se divierten mucho. A la par, se les inculca historia, origen, usos, en suma, conciencia sobre el maíz nativo y los colorantes naturales.
Descubren los niños, incluso, sus sensaciones estéticas, pues no sólo producen las tortillas de colores, sino también las comen.
“Normalmente rechazarías una tortilla de color, pero como tú mismo la preparaste y te diste cuenta que utilizaste colorantes naturales con una base de harina de maíz, pues no lo haces: al contrario, la comes y descubres nuevas sensaciones”.
Podría decirse que Guillermo Rito practica un activismo cultural muy propio. No uno político-social VIP como el de los gurús de los medios de comunicación u otro de la marcha, el mitin y la toma de instalaciones o vías públicas, por irse a los dos extremos. La de este artista plástico es una lucha encaminada a la transmisión de conocimientos y valores por medio de la enseñanza y la producción cultural artística.
Se trata de una manera distinta de incidir en la toma de conciencia sobre los problemas sociales que vive este México raro, convulso, de hoy.
‒Estás inmerso en la defensa del maíz criollo, también te manifiestas como artista en relación con el caso Ayotzinapa‒se le plantea.
‒La del maíz criollo es una lucha [frente a las transnacionales de los transgénicos] muy importante y, a la vez, muy pesada. No va a ser fácil pelear contra esos corporativos tan grandes. Debemos unirnos.
“Hay que externar nuestro pesar en relación con lo que está pasando en nuestro país, generar una conciencia colectiva, aunar problemáticas como la del maíz criollo con lo que ocurrió en Iguala, Guerrero. De otro modo, de no hacerlo, seríamos cómplices”.
Porque, afirma, tragedias como las que están sucediendo hoy en el país son “increíbles e indignantes: es estúpido desaparecer a 43 normalistas o asesinar a una estudiante del CBTIS”.
