Tras los asesinatos de los líderes sociales Heriberto Pazos Ortiz, del MULT, y Catarino Torres Pereda, del Codeci, el arzobispo de Oaxaca, José Luis Chávez Botello, advirtió que la entidad entró a un estado de emergencia en seguridad social.
Por ello, demandó liderazgo y responsabilidad del gobierno entrante, que partir del 1 de diciembre encabezará Gabino Cué Monteagudo, y del saliente, que el 31 de noviembre deja Ulises Ruiz Ortiz, para que ambos logren la reconciliación entre los pueblos.
Aconsejó que para entrar a un verdadero cambio, los problemas deben resolverse de raíz y no ser camuflados.
En conferencia de prensa, al término de la misa dominical, el jerarca de la Iglesia católica en la entidad, señaló que los campos generadores de los rostros de manipulación, corrupción, injusticia y violencia que deben combatirse son la pobreza lacerante por la injusticia social.
Además, el nivel vergonzoso y baja calidad de la educación, la división y enfrentamientos constantes entre comunidades, sectores y grupos de la sociedad.
Chávez Botello dijo que las acciones fuertes del gobierno tienen que encausarse, tomar las experiencias de otros estados y países, organizarse para el combate frontal a la pobreza; en ello tienen que intervenir los legisladores.
Insistió en que “es de preocupar que el Gobierno y los sectores de la población se muestren impasibles cuando la situación de Oaxaca es una emergencia de seguridad social”.
En contra parte, el Arzobispo censuró que la unidad y el entusiasmo sólo se manifiesten en actos deportivos y fiestas, pero “no en momentos en que la gente enfrenta riesgos por sus vidas”.
Atribuyó a la pobreza ser la causante de la violencia que vive la entidad y convocó al gobierno y a la sociedad en general a encauzar acciones que ayuden a erradicar este mal social.
Insistió en el tema de la educación, porque “mientras no se toque fondo para levantar la educación, siempre estaremos hablando y no mejoraremos”.