En el panteón general de la Ciudad de Oaxaca, mientras caían las paladas de tierra sobre el ataúd que guarda las cenizas del fundador del MULT-PUP, Heriberto Pazos Ortiz, el sobrino de éste sentenció:

“Tu muerte no quedará impune. Por mucho que les hayan pagado, por mucho que se estén riendo, no les alcanzará la vida para cargar con una muerte como la tuya. Y eso, aquí en tu tumba te lo juro por mi vida, y bienvenida la muerte si es necesaria”.

Ahí estaban los suyos, familiares, seguidores, simpatizantes y militantes del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui y de su brazo político, el Partido Unidad Popular.

Invitados a despedir al amigo, al camarada, también asistieron personajes como Héctor Sánchez López, ex candidato a gobernador por el PUP; Leopoldo de Gyves de la Cruz, ex presidente municipal de Juchitán; Flavio Sosa Villavicencio, líder moral de la APPO y diputado local electo; Zenén Bravo Castellanos, diputado local y dirigente del Frente Popular Revolucionario (FPR); Antonio Jara, de la Unión Campesina Democrática (UCD), y Pedro Silva Salazar, ex dirigente estatal del PRD, entre otros.

Hijo de la notaria pública Martha Pazos Ortiz, el sobrino de Heriberto siguió: “Pero no lograron nada, no lograron apagar ni tu luz, ni tu existencia, ni tu vida; sólo consiguieron encender más a mi familia. Esas balas que te entraron también me entraron a mí, cada una de las balas que te perforó la vida es un insulto para la familia Pazos”.

Igualmente hicieron presencia Carlos Hampshire Santibáñez Franco, ex candidato a gobernador por el PUP, y César David Mateos Benítez, preso político, ex vocero de la APPO.

La marcha fúnebre con el ataúd de Pazos a cuestas recorrió más de tres kilómetros hasta el Panteón General, desde el Centro Histórico de la ciudad, luego de una misa de cuerpo presente en el templo de El Carmen Alto, oficiada por tres sacerdotes, entre éstos el obispo emérito de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes, y el sacerdote Wilfrido Francisco Mayrén Peláez, mejor conocido como el “Padre Uvi”.

Las coronas de flores en la vanguardia y las indígenas con sus huipiles característicos, protegieron el camino de su líder hacia la última morada, envuelto en un ataúd grande protegido con la vestimenta triqui y la bandera del PUP.

Entre mantas y consignas contra el Gobierno del Estado, las voces no dejaron de exigir el inmediato esclarecimiento del crimen ocurrido a las 11:15 horas del sábado 23 de octubre de 2010 en inmediaciones de la Agencia municipal de Cinco Señores, en la Ciudad de Oaxaca.

El Sobrino puntualizó: “Quiero dejar en claro por mi nombre y por nuestro apellido, porque corre la misma sangre en nuestra venas: nadie vuelve a herir a un sólo Pazos. Y eso sobre tu tumba te lo juro y yo me encargaré de que eso no suceda”.

A la usanza triqui, dos gallinas fueron enterradas junto con el féretro que guarda el cuerpo quemado del viejo luchador social. Descanse en paz.