Previo ofrecimiento de disculpas al público y a los nuevos diputados locales, como en los tiempos memorables del ilustre Mario Benedetti, el “Ministro de lo imposible”, me atrevo a preguntar a los “legisladores de lo imposible”:
Seré curioso, señores legisladores: ¿De qué se ríen, de qué se ríen?, ¿Será de la crisis global que padecemos o de las posibilidades de cambio?
Porque ante lo más difícil e imposible hay que arriesgarse a hacer algo. Sí. Ante lo imposible hay que hacerlo. Y ahora, ¡hay que hacer lo imposible! porque hombres y mujeres están dispuestos conquistar la democracia, son deseos y anhelos justos. ¡Es necesario y urgente!
Y es que hoy la libertad individual está siendo violada sistemáticamente con la criminalización de la lucha social y la militarización que camina aceleradamente en tiempos de paz, por cierto muy pregonada como sólida e, incluso, consolidada.
Pero qué se puede decir cuando dichas garantías individuales son vulneradas como lo prueban los frecuentes asesinatos políticos, los levantamientos de civiles y de jóvenes estudiantes?
Cómo podrá entonces la nueva Cámara de Diputados legislar y luchar por su independencia del Poder Ejecutivo? Porque los vicios de antaño, anticonstitucionales, difícilmente pueden echarse atrás.
Desde tiempos del Porfiriato, o específicamente de 1929 a la fecha, así ha venido sucediendo. Más en los tres últimos sexenios, donde todo lo que huele a Legislativo ha sido manipulado o arreglado con pactos a espaldas del pueblo. ¿Cómo salir de este marasmo politiquero?
Señores legisladores. Será posible que con ustedes se dé la lucha por un compromiso fiel al pueblo y una mejor política de Estado, que incluya la duplicación de la cobertura en educación superior y el cumplimiento de una ley general de educación y se signe lo deseado del Producto Interno Bruto en forma conveniente y haya investigación científica, desarrollo tecnológico y difusión de la cultura en nuestro Estado, a fin de que pueda ir saliendo del atraso ancestral?
Ojalá que ustedes logren legislar para que nuestra máxima casa de estudios, la UABJO, deje de ser el “patito feo”, como se le ha venido viendo desde hace tiempo. Es que lo más grave son las amenazas e intentos por privatizarla.
¿Se convertirá acaso en otra “Universidad patito”, como las tantas que existen en nuestro medio, o habrá que incorporarla a la red de universidades con cobertura y desarrollo en el estado?
Será posible que con ustedes, nuevos legisladores producto de la coalición “Por la paz y el progreso”, la UABJO tenga una legislación acorde con las necesidades de su tiempo y, además, doce de autonomía plena? Porque legislaciones han habido muchas, más en tiempos del gobernador Eliseo Jiménez Ruiz, pero todas obsoletas y en manos de gentes y gobiernos que no las conocen y por eso la niegan y la olvidan.
Peor todavía para aquéllos que piensan que la UABJO es una “agencia de colocaciones” para familiares y amigos.
Habrá que recordar que autonomía universitaria es, esencialmente, libertad de enseñanza, de investigación y para difundir la cultura, todo dentro de lo trazado por la Ley Orgánica.
Y ha de respetarse esta autodeterminación de la Universidad, porque los problemas académicos, administrativos y políticos internos deben ser resueltos exclusivamente por los universitarios. En ningún caso es admisible la intervención de agentes exteriores.
Como institución de enseñanza superior, la UABJO refleja las contradicciones económicas, políticas y sociales de su entorno.
Primero. Está enclavada en uno de los estados más pobres y de mayores contrastes del país, donde se sobrevive sin industrias, con una considerable lejanía de los centros de producción y con atraso de muchos años en el renglón educativo.
Segundo. Oaxaca es una entidad que vive de sus viejos y escasos recursos, así como de sus glorias pasadas. Su presente y su futuro son de crisis general en todos los renglones.
Por eso insisto señores legisladores: ¿Será posible que ustedes trabajen y luchen comprometidamente por recuperar el estado de derecho, por la paz con justicia, y contra la impunidad y la corrupción?
Igual. Si el titular del Poder Ejecutivo no llega a cumplir sus promesas de campaña, promuevan hasta lo imposible el referéndum, el plebiscito y la revocación de mandato.
Pero hay que hacerlo, diría Benedetti. En algunos países de América Latina se ha venido trabajando en estos renglones, y en México por qué no? sobre todo en Oaxaca que está inundado de injusticias y de una galopante desigualdad social.
(*) Médico pediatra, ex rector de la UABJO durante el Movimiento Democrático Universitario.