“Ella va a ser una linda presidenta”. Así, simples, fueron las palabras que Flavio Sosa Villavicencio, uno de los ex líderes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, dirigió a Eufrosina Cruz Mendoza, diputada del Partido Acción Nacional, quien asumió la presidencia de la mesa directiva del Congreso del Estado para su primer año de ejercicio legal.
Fue, además, el prolegómeno de lo que al parecer será su primera tarea como legislador por el Partido del Trabajo.
Lo resumió en tan sólo tres frases: “Se acabó la era del autoritarismo del PRI: denunciaremos a Ulises Ruiz; lo vamos a meter a la cárcel”.
Contrastantes, en todo caso, con el ánimo festivo que privó entre los nuevos diputados, a pesar de las manifestaciones que sitiaron las instalaciones del Palacio Legislativo.
Casi dos horas antes, en el patio del Congreso, habilitado como recinto legislativo, el priista Jaime Aranda Castillo daba inicio a la última sesión solemne de la LX Legislatura y abría paso a la LXI para el trienio 2010-2012.
Su última responsabilidad: señalar la imposibilidad de Manuel Benítez Manzares, panista secuestrado desde el 5 de octubre pasado, de ocupar su escaño.
Además, dar cuenta de la versión oaxaqueña de “Las Juanitas”, al informar a los integrantes de la Comisión instaladora que Bernarda Martínez Santiago, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), envió una misiva al Congreso del Estado en la que decía:
“Es mi voluntad, por razones personales, no asumir el cargo de diputada local”.
De este modo, Elías Cortés López ocupó la curul de Martínez Santiago; e Ivonne Gallegos Carreño, la de Benítez Manzanares. Se completaba así la lista de 42 diputados: 16 del PRI, 11 del Partido Acción Nacional (PAN), nueve del Partido de la Revolución Democrática (PRD), tres de Convergencia, dos del Partido del Trabajo y uno del Partido Unidad Popular (PUP).
Aranda Castillo llamó entonces a votar la integración de la mesa directiva. No obstante que se presentó una propuesta alterna, por votación mayoritaria Eufrosina Cruz Mendoza fue designada presidenta; Francisco Martínez Neri, del Partido de la Revolución Democrática, vicepresidente; y Rosalinda Rodríguez Flores, Luis de Guadalupe Martínez Ramírez, Ángela Hernández Solís y Sori Ziga Martínez, secretarios.
A Eufrosina le correspondía hacer el pase de lista. Lo hizo. Y convocar al primer periodo ordinario de sesiones, para el lunes, con el fin de recibir el sexto informe de labores del gobernador Ulises Ruiz. Cumplió.
Pero no había terminado cuando se escuchó un grito ahogado: “… no a los asesinos”. Era la irrupción en tribuna de decenas de militantes del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT), que encabezados por el nuevo diputado del PUP, Carlos Hamsphire Franco, clamaron:
“¡Que la muerte de nuestro dirigente Heriberto Pazos no quede impune!”, “¡Justicia, Justicia, Justicia…!”.
Flavio Sosa saltó de su curul. Propuso a Eufrosina “que una comisión dialogue con los manifestantes”. La respuesta llegó de donde tenía que llegar. El priista Elías Cortés alzó la voz: “¡Diputada, que continúe la sesión. Dé continuidad a la sesión solemne!”. La Presidenta cedió. Pidió al diputado Sosa Villavicencio guardar orden y prometió que los manifestantes serían atendidos.
Eufrosina retomó el control. Pero apenas acababa de tomar protesta a los legisladores y daba por aprobada la instalación de la Legislatura, con la orden a la Oficialía Mayor para publicar el decreto respectivo en el Diario Oficial del Estado y al gobernador Ulises Ruiz para darse por enterado, cuando un espontáneo irrumpió otra vez.
“¡Miles de oaxaqueños votamos por el cambio, pero ahora nos enteramos que el PRI nos la volverá a hacer. Va a encabezar la Junta de Gobierno y Coordinación Política. Exigimos democracia!”.
A excepción de algunos reporteros, nadie entre los nuevos legisladores le hizo caso.
Eufrosina levantó la sesión. Daba así inicio a una nueva etapa en el Congreso del Estado. Tanto, que los legisladores del PRI prácticamente abandonaron el recinto en el anonimato. Acompañados únicamente por sus familiares, se tomaban la foto, partían a festejar en privado. Su coordinador, Martín Vázquez Villanueva, era el que daba entrevistas. Para eso está, parecían decir.
La atención estaba en otro lado, en lo que vendrá, en la expectativa de lo que sean capaces de hacer los diputados que antes eran de oposición y ahora, dicen, tienen el poder, el bono democrático.
Sus caras reflejaban una extraña combinación: cansancio, preocupación, confianza, optimismo. Quizá, incertidumbre.