Se acabaron los discursos, las buenas intenciones que anunciaban el arribo de la democracia, las promesas de cambio, los planes de papel, la agenda común legislativa para “la transición” oaxaqueña.
Con la instalación de la 61 Legislatura, llegó el tiempo de pasar de las palabras a los hechos. Y al arribo a la real politik, eso que llamamos “transición” salió abollada en su primera prueba.
Y es que la transición, aún cuando es responsabilidad de todos los actores políticos y sociales y de la propia ciudadanía, necesariamente pasa por el Congreso.
De ahí la serie de retos que enfrentan estos noveles legisladores y que será decisivo para ver si empujan la transición a su consolidación o al precipicio.
Garantizar la gobernabilidad del Congreso constituía el primer reto. Mal librados salieron de ese rubro. De entrada la Legislatura saliente realizó reformas a la Ley Orgánica del Congreso para que el PRI mantuviera el poder, pese a ser minoría; una controversia constitucional anuló tal entuerto legislativo.
Pero, cumpliendo formalidades que habían obviado, los priistas persistieron en reformar la ley y ya no encontraron oposición de la coalición de partidos que tienen mayoría en la 61 Legislatura.
Las negociaciones en las cúpulas de los partidos, la lucha por el presupuesto de Egresos 2011 para Oaxaca, la debilidad para negociar por separado del nuevo equipo gobernante y de las fracciones parlamentarias en el Congreso federal, junto con la fortaleza que ahí tiene el PRI; aunado a que en el Presupuesto de Egresos presentada por el presidente Felipe Calderón, la asignación de recursos a Oaxaca era menor en casi el 20 por ciento de lo asignado en este año, permitieron al tricolor retomar la iniciativa y negociar.
A cambio del apoyo para incrementar la partida para la entidad, obtuvieron, por lo pronto la presidencia de la Junta de Coordinación Política de la 61 Legislatura.
Una cosa es encontrar consensos y co-gobernar con todos los partidos, el PRI incluido, como se espera de una democracia, y otra es claudicar a los intereses del priismo.
Y es que es obvio que el tricolor requiere de posiciones desde donde defender a los cuestionados personajes que, al concluir su periodo gubernamental pueden ser sujetos a la justicia; dejar en manos del priismo, una posición esencial para el primer año de un gobierno de alternancia, es entregar en charola de plata las herramientas para evitar una real transición, que requiere acabar con la impunidad.
Mantener equilibrios no significa entregar el control del Legislativo al PRI, como en la real politik está sucediendo. El PRI presidirá la Junta de Gobierno, con el ex secretario de Salud, Martín Vásquez Villanueva; no es todo, como presidenta de la Mesa Directiva, la fracción tricolor del PAN, siguiendo la línea de su dirigente estatal, siempre tan complaciente con los intereses del gobierno en turno, impuso a Eufrosina Cruz. Como lo han hecho de siempre, crean las condiciones y establecen liderazgos débiles para la preeminencia de los intereses priistas.
Lamentablemente no se ha construido en Oaxaca ni el país, ni institucionalidad, ni una cultura democrática. La muestra son los propios diputados y las formas en que llegaron al Congreso.
Hay de todo, desde la imposición merced a la cultura de la línea, en el PRI; las complicidades con el régimen de Ulises Ruiz de varios panistas; el reparto familiar mediante cuotas a familias y tribus en el PRD; hasta liderazgos serios, comprometidos, construidos en trabajo permanente, que hay en todas las fracciones parlamentarias, pero que sucumben ante las estructuras anquilosadas de los partidos.
En sus primeras actuaciones, ya se vio que algunos diputados perredistas, panistas y priistas, particularmente, anteponen sus intereses personales o facciosos; o acostumbrados a la transacción de prebendas y privilegios a cambio de votos, pretenden continuar en esa lógica.
No de otra forma las familias que regentan las siglas del PRD, como los López Nelio, los Serrano Toledo, los Basaldú, han construido su presencia y sus fortunas. Ni otra sino la connivencia ha sido la relación de la dirigencia del PAN, encabezada por Carlos Moreno Alcántara, con el régimen ulisista.
De ahí que, en los hechos, la más grande fracción parlamentaria la constituya el PRI, no por el número de legisladores que tiene, sino porque los de los otros partidos, practican sin rubor las mismas prácticas que el tricolor.
Para la coalición de partidos Unidos por la Paz y el Progreso, el reto es si tendrán la capacidad de mantenerse unidos —no como coalición partidista sino como una alianza estratégica para empujar los cambios necesarios para concretar la transición—, más allá de sus naturales y necesarias diferencias; de las coyunturas electorales; del reparto de posiciones en el gabinete y el legislativo.
La elaboración de una agenda legislativa común, mostraba buenos augurios al respecto. Parecía que habría la posibilidad de que, antes que sus intereses partidarios, obedecieran a la ciudadanía a la cual dicen representar.
Ahora las cosas han cambiado. Se han formado así tres bloques: el del PRI; el pro-priista, integrado por diputados del PAN y el PRD; y el de los coalicionistas: integrado por panistas, perredistas, convergentes y petistas.
Sólo que los tres están ahora más equilibrados en términos numéricos. Y poco ayudará a concretar una agenda común, que empiecen a prevalecer intereses sectarios.
Por supuesto, esto apenas empieza. Los yerros pueden ser enmendados. Requiere emplear al máximo las capacidades negociadoras del nuevo equipo gobernante; no ceder a las presiones ni sucumbir a las tentaciones que el poder y la transacción con los poderes fácticos ofrecen.
Habrá de fortalecerse también ese grupo de diputados, que los hay, dispuestos a responder a la confianza y la encomienda que le ha dado la ciudadanía. La voluntad y capacidad política de unos y otros serán determinantes del rumbo a seguir.
Ser agentes de cambio o tempranos sepultureros de la transición democrática, es la disyuntiva de los diputados de la 61 Legislatura de Oaxaca. Habrá que estar atentos hacia donde encaminan sus pasos.
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(*) Investigador del IISUABJO.