LIBROS DE AYER Y HOY
Con el conflicto de los maestros en activo, un sector tradicionalmente apaciguado está apunto de posesionarse de la calle. El sector profesionista y trabajador de la salud ha sido rebasado en los problemas que lo afectan y el mes de julio podría ser el punto de partida, igual de grave que el de los mentores.
Con un sector de salud que se coloca junto con Uruguay en el penúltimo lugar de Latinoamérica en inversión oficial, la situación se expresa no sólo en el déficit de atención –hacen falta alrededor de mil 400 clínicas y hospitales en el campo y poblados pequeños–, sino en la explotación de médicos y enfermeras ante otro déficit igual de acuciante: se necesitan 118 mil médicos y otro tanto de enfermeras.
Esto sin incluir la carencia de medicamentos, instrumental, camas y otros enseres. El problema ya se había visto en meses anteriores con las enfermeras y en Jalisco con el grupo de médicos #Yosoy17, que denunció acusaciones injustas, con marchas que alertaron a la opinión pública y en las últimas semanas con el caso de los pasantes de medicina, sobreexplotados, mal pagados y expuestos a una serie de peligros como atracos, violaciones y otros que han llevado a la muerte a algunos de ellos.
Aparte pende la espada de Damocles sobre la privatización de las instituciones de salud, cuyos prolegómenos ya se ven en el caso de algunas enfermedades irreversibles como la diabetes, entregadas al control de la empresa privada lo que está alertando a los trabajadores sobre un futuro desmantelamiento.
Sin resolver el problema magisterial, el gobierno se enfrenta a corto plazo a otro gran problema que hay que solucionar y que puede ser más urgente.
Pocas obras profundizan tanto en la abnegación de los médicos, como La peste (Edhasa 2010), la novela que escribió el Nobel 1957 Albert Camus, diez años antes. Convertida en un clásico, recuerdo como la leía fascinada, pese al tema terrible que trata, una epidemia de fiebre bubónica que arrasó con buena parte de la población de Orán –en Argelia–, por los años 40 del siglo pasado, aunque en realidad ocurrió en 1849.
Personajes diversos son tratados por el argelino francés, teniendo como centro la actividad de Bernard Rieux, un médico que expone su vida todos los días para atacar el mal.
Cada personaje –el cura, un periodista, otro médico, un renegado, etcétera–, representan las ideas filosóficas de Camus, que algunos emparentan con el existencialismo.
La lucha desesperada por abatir el ataque epidémico –que se podría dar en México si sigue el descenso en la atención de salud–, le sirve a Rieux para recuperar la fe en la humanidad, al ver la solidaridad y la entrega de la gente en medio del peligro (algo que ocurrió aquí en 1985).
Tan brillante obra fue la que llevó a Camus al Nobel. Murió lamentablemente muy joven, a los 47 años.
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