A pesar de las voces que con firmeza sostenían que una gran coalición de partidos en Oaxaca sería algo más que imposible, hoy podemos afirmar que ¡sí se pudo!
El pasado miércoles, cerca de la medianoche, los institutos políticos del Acción Nacional, de la Revolución Democrática, del Trabajo y de Convergencia, entregamos en tiempo y en forma el convenio de coalición correspondiente que da origen al frente opositor “Unidos por la paz y el progreso”.
Indiscutiblemente que la conformación de “Unidos por la paz y el progreso” es el resultado de escuchar y atender las voces ciudadanas que con insistencia nos repetían a los partidos políticos ¡únanse, únanse! Pues para la sociedad resultaba clara la lectura de que ir a una contienda electoral por separado sólo beneficia al partido tricolor y a sus candidatos.
Al menos así quedó evidenciado el pasado 5 de julio. No se puede ocultar que la falta de credibilidad y de confianza hacia los partidos políticos y hacia sus dirigentes, surgía precisamente de esa visión de alejamiento con la población; la que con molestia percibía que sus demandas y su participación no eran tomadas en cuenta.
Había pues que enviar señales de que si habíamos registrado su inconformidad.
Fue así como nos dimos a la tarea de buscar a los actores políticos de los diferentes partidos. Aun recuerdo esa primera plática con Lenin López Nelio, que con gran sensibilidad coincidió con la necesidad de ir conformando un plan de acción que nos permitiera alcanzar dicho objetivo.
Enseguida y con gran disponibilidad, Carlos Moreno Alcántara escuchó nuestra propuesta y aceptó buscar los caminos que permitieran transitar en dicho propósito.
Semanas después con beneplácito vimos la manifestación del PRD en voz de su dirigente Amador Jara de ir en una Coalición con el PAN. Eran los primeros pasos de lo que hoy es “Unidos por la paz y el progreso”.
El Partido del Trabajo con Otilia Galindo y Daniel Juárez se sumó en forma responsable a las pláticas todavía informales para ir buscando esas coincidencias que nos permitieran hacer posible la solicitud ciudadana de ir unidos.
Sin duda lo más fácil fue precisamente eso, encontrar las coincidencias; pues a todos los de la mesa nos quedaba claro que resultaba impostergable impulsar la transición democrática que permita liberarnos de décadas de malos gobiernos y que hoy tienen sumido a nuestro estado en los últimos lugares de desarrollo y en los primeros en pobreza y de falta de oportunidades.
Una sabia decisión fue el de impulsar foros regionales que recogiera el pensar y el sentir de la ciudadanía; más de 12 foros a lo largo y ancho del territorio estatal nos mostraron la respuesta favorable de la población por ser considerada.
Hoy esas propuestas forman parte de la Plataforma Electoral de la Coalición y del Plan de Gobierno al que habrá de apegarse el o la que resulte candidato de la Coalición.
Otros foros, estos ajenos a los partidos políticos se fueron generando consecuencia de ese optimismo y de esa necesidad de ir elaborando un proyecto y una propuesta incluyente, plural y abierta a la sociedad.
Luis Ugartechea Begué, Francisco Martínez Neri, Maurilio Mayoral, Fausto Díaz, Víctor Raúl Martínez, Anselmo Arellanes, Marco Leyva, Víctor Leonel, Leticia Valdéz, entre otras personalidades más, constituyeron el “Foro por la transición democrática”, donde fueron recopilando las ideas de expertos en diversas áreas.
Hoy su aportación es eje fundamental de la plataforma electoral. Como ellos, surgieron otros foros, que con gran optimismo y libertad fueron recogiendo lo que la ciudadanía demanda. Gracias a ellos hoy sabemos qué es lo prioritario para Oaxaca y cómo quieren que se gobierne.
Conforme avanzaba la consolidación de la coalición, más crecían esas voces que pretendiendo esconder su preocupación aseguraban que se trataba de algo anti natura, que era como mezclar el agua con el aceite y en su máxima desesperación aseguraron que se trataba de una “aberración”.
Con ello manifestaban su gran temor, pues les queda claro esa percepción ciudadana de que unidos pueden ser derrocados con facilidad.
Millones y millones de pesos se pagaron en diversos medios nacionales para tratar de incidir en la opinión de la sociedad, sólo que les resultó contraproducente, pues la población entendió que se trataba de un recurso desesperado del estado para parar lo que a todas luces ya resultaba imparable.
Fue entonces cuando recurrieron a exigir los acuerdos que en lo oscurito habían alcanzado a espaldas del pueblo; presionaron para que ese compromiso de que el PAN no fuera en coalición se respetara.
Por cierto, tienen mucho que explicar al respecto, pues lo real es que hoy el pueblo paga más impuestos y eso se debe al voto mayoritario de los diputados del PRI.
Hasta el último segundo su pánico los llevó a realizar acciones denigrantes para la política, como aquélla agresión de las diputadas Margarita Liborio y de Sofía Castro en contra del diputado Guillermo Zavaleta.
O de la amenaza, hoy incumplida, del diputado Ramírez Leyva de mostrar unos videos en donde priistas y supuestos militantes de la oposición llegan a acuerdos monetarios. Nada de eso prosperó.
La coalición se fue tejiendo lentamente bajo las premisas del respeto a nuestras diferencias y del impulso a nuestras convergencias.
En un comparativo de principios e ideales de los partidos políticos, descubrimos –no sin sorpresa– que nuestros idearios coinciden en más del 70% de su contenido.
Así que aquél cuento que era una contradicción de ideologías tampoco prosperó. Pero como lo dije en mi última colaboración; el pueblo sabe más de hambre, de inseguridad, de injusticias, de desesperación que de ideologías. Así que tampoco esa estrategia les funcionó.
Por eso con honesta satisfacción, hoy podemos decirles a la sociedad que les hemos cumplido, que los hemos escuchado y que les hemos obedecido.
Que a pesar de toda esa estrategia en contra, hoy la Coalición “Unidos por la paz y el progreso” es toda una realidad. Decirles con orgullo que ¡sí se puedo!…y ¡sí se puede!
(*) Presidente del C.D.E. de Convergencia en el estado de Oaxaca.