Lo que actualmente observamos con motivo a las elecciones del 4 de julio para elegir gobernador, diputados locales y presidentes municipales es del todo injusto, porque el PRI sigue haciendo uso de los viejos métodos de control para seguir manipulando y engañando al pueblo.
Cómo puede hablar el gobierno del PRI, oligarca y caciquil, de cambios profundos y de transformación para el estado cuando las actuales condiciones de grave crisis global y de principios morales hablan de lo contrario y cuando desde hace 80 años ha venido este sistema de gobierno, represivo en lo económico, político y social, principalmente en las comunidades que sufren acoso, hostigamiento y marginación extrema por un campo olvidado en lo absoluto.
En el campo sólo se observan casas fantasmales sin hombres, solo mujeres, por la emigración terrible y galopante que azota a los pueblos y ante la falta de oportunidades para el trabajo y sustento familiar.
Esta gravedad existe y se extiende criminalmente y afecta a la población infantil, a la juventud y a las mujeres en edad productiva, con una desnutrición que oscila entre el 70 y 80 por ciento.
No es necesario mencionar a Biafra para encontrar las formas terriblemente clínicas que hablan de un rezago ancestral y que afecta en forma importante el desarrollo de nuestro Oaxaca y México.
Igual se observa en educación y cómo podrá transformarse un pueblo ancestralmente hambriento, analfabeta, sin esos parámetros, al igual que en la infraestructura de carreteras y servicios prioritarios.
Y sin embargo, ante esta injusticia social que se palpa y se siente, los medios masivos de comunicación al servicio del PRI-Gobierno se atreven cínicamente a hablar de progreso y de transformación.
En realidad, para hombres progresistas y amantes de la construcción de la democracia se siente coraje, impotencia ante tanta infamia y descaro de la mayoría del mundo oficial.
Porque lo que aquí se escribe no es mentira ni se trata de confundir, tampoco de manipular, porque se ha visto directamente y consta haberlo vivido recientemente al caminar por pueblos que se rigen por el Sistema de Usos y Costumbres y también por los que se rigen por el sistema de partidos políticos. En todos se observa hambre, miseria y desgracias que bien pueden evitarse preventiva y socialmente.
Se comprueba, sin lugar a dudas, que el gobierno del PRI emplea todos los recursos económicos destinados a los ramos 28 y 33 para asegurar su triunfo con campañas electorales sucias, anticonstitucionales e inhumanas.
Sus candidatos, por lo general, son deshonestos y sin principios humanos, pero así buscan obtener el mayor número de votos en la contienda electoral.
Ante tanta injusticia que vulnera el principio universal de la verdad, ideologías y principios juaristas, es importante estar al tanto, no estar a la deriva.
La injusticia social debe denunciarse con valentía. Es importante un llamado cordial y respetuoso al pueblo, a los hombres de buena voluntad, a los jóvenes y a todos en general, a defender con tesón y valentía la voluntad del pueblo y no permitir que la mafia, la intriga, la calumnia y la sinrazón triunfen y otra vez a sufrir la dictadura de un partido obsoleto.
Ojalá que este 4 de julio con decisión, valor y congruencia política, conquistemos la democracia y la felicidad como derecho humano y universal.
Que no le apostemos a la violencia como el PRI. Apostemos sí a la conciencia, a la dignidad humana, al respeto de la Constitución y la soberanía, así como a las convicciones de lucha progresista y social para bien de Oaxaca y de México.
(*) Felipe Martínez Soriano es médico pediatra, ex rector de la UABJO.