MUJERES Y POLÍTICA.- En política a las mujeres se les desprecia por ser mujeres, aunque habría que aclarar que hay casos indefendibles; la razón es simple, ellas aunque tienen cuerpo de mujeres su pensamiento es totalmente subordinado y están al servicio de los hombres aunque por ello tengan que pasar sobre el resto de sus iguales, esta es una condición que debe cambiar y algunas lo entienden, otras no, un ejemplo de la negación permanente es la actual candidata del PRI a la alcaldía de la ciudad de Oaxaca, Beatriz Rodríguez Casasnovas, “La Titi”.
La cantidad de mujeres que competirán en el proceso electoral el próximo domingo 4 de julio, es una muestra de la idea expuesta en el párrafo anterior.
Los partidos políticos, coaligados o no, revelaron el tamaño de su condición y disposición para cambiar las cosas y lograr la paridad.
Sin las mujeres, entonces, irán al proceso electoral tan campantes como siempre, porque en el fondo prevalece la antigua y retrógrada idea de que el espacio público es sólo para hombres. Pero sin las mujeres no hay democracia.
Estas son algunas de las cifras que demuestran lo que expongo: Las dos coaliciones y los dos partidos políticos que compiten en este proceso electoral propusieron, todos juntos eh!, la escasísima cantidad de 22 mujeres como candidatas propietarias en busca de una diputación de mayoría relativa.
Se trata del 22 por ciento del total, que suman 100 candidatos, considerando que son 25 propuestas por cada grupo competidor.
Por partido o coalición la cifra es vergonzosa para las mujeres: la Coalición Unidos por la Paz y el Progreso (PAN-PRD-Convergencia y PT) propuso al 40 por ciento de mujeres como candidatas propietarias; la coalición Por la transformación de Oaxaca (PRI-VERDE) alcanzó el 20 por ciento; Partido Nueva Alianza 16 por ciento, y Partido Unidad Popular el 12 por ciento. En las suplencias hay 36 mujeres.
Lo extraño e inentendible es como el llamado “árbitro” electoral acepta y aplaude a los partidos “por cumplir con la cuota de género”, decía mi abuela Luz con toda certeza “Dios los hace y ellos se juntan”.
En las fórmulas de candidatas a diputadas de representación proporcional propietarias todos los partidos propusieron a 61 mujeres en las ocho listas que de forma separada presentan cada partido político; otras 43 son suplentes.
Sin embargo, a ojo de buen cubero, es posible que sólo seis o siete de esas 61 lleguen a ocupar una curul.
En relación al número de mujeres que pretenden de una primera concejalía en 152 municipios donde habrá procesos electorales por la vía de partidos políticos (en Oaxaca 418 ayuntamientos son electos por usos y costumbres), tenemos que Unidos por la Paz y el Progreso presenta siete mujeres de 150 planillas que propuso (4.6%).
La coalición “Por la transformación de Oaxaca” tiene 17 propuestas de 152 que presenta (11%); Nueva Alianza, por problemas internos, quitaron a Yesenia Nolasco, quien aspiraba a la alcaldía en Tehuantepec, le quedan seis de 58 planillas (10.3%), y Unidad Popular tiene tres candidatas a presidentas municipales de 55 planillas (5.8%).
Es elocuente que la participación política de las mujeres no interesa a los partidos políticos, más aún cuando funcionan coaligados, cuando responden a todo menos a la paridad.
Pero no sólo no las proponen, son ninguneadas por los machos, un caso concreto es el de Yesenia Nolasco, quien es una víctima del problema interno que vive Nueva Alianza, por lo que después de hacer su campaña desde el perfil de candidata ciudadana fue revocada por Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TFPJF).
Antes, Yesenia Nolasco había sido “bateada” por la coalición “Unidos por la paz y el progreso” que en el fondo creen con firmeza que todavía no es tiempo de que las mujeres gobiernen; es más, así se lo dijeron como me cuenta en una entrevista, aunque eso sí los partidos políticos en la boca de sus candidatos hacen promesas que en los hechos no cumplen.
Yesenia no es una improvisada, a pesar de su juventud, es una mujer preparada en una prestigiada universidad en Derecho, formó una asociación civil denominada “Juana C. Romero” encaminada a la educación de las mujeres y el impulso de empresas productivas allá en Tehuantepec donde pretendía ser alcaldesa.
Sin duda, la ceguera partidista, los acuerdos políticos de grupo, llevaron tanto a Nueva Alianza como a la coalición “Unidos por la paz y el progreso” a desaprovechar el capital político de Yesenia, situación que no resultó un desperdicio para la alianza “Por la transformación de Oaxaca”, que tan pronto como pudo y con la aguda visión que tienen, llamó a Yesenia y todo su capital político a unirse a la campaña de Eviel Pérez Magaña. Así el esfuerzo de Yesenia quedó concentrado en el trabajo del PRI-PVEM.
Un cura pedófilo y una Fiscalía de vergüenza
En medio del proceso electoral, otras cosas importantes pasan de largo. Hace unos días se denunció la agresión sexual de un sacerdote contra una adolescente.
El delito que se persigue de oficio tiene casi 60 días sin que pase de la denuncia, el sacerdote no ha sido requerido por autoridad alguna; las autoridades eclesiásticas ni se enteran o si se enteran hacen mutis y mantienen al sacerdote en su parroquia del municipio de Xoxocotlán.
Este que podría ser parte del tortuguismo de las instituciones como la Fiscalía para la Atención de Delitos por Violencia de Género contra la Mujer, tiene todo un mar de fondo.
Tal parece que hay “línea” para no actuar en contra del victimario, por lo que la víctima sigue siendo victimizada por las propias autoridades.
Esta “línea” de la que hablo no significa que detrás de esto esté autoridad alguna, se trata de la educación, las creencias y el arraigo permanente de creer que un sacerdote siempre será un hombre bueno, comulgante con sus doctrinas y, por tanto, hay un rechazo automático a creer que pueda cometer un acto de violación sexual.
Pero el vergonzoso caso de Marcial Maciel por sus prácticas pedófilas es una realidad, como muchos otros que hay en todo el mundo, estos hechos aberrantes si suceden.
El caso es indignante, porque lo cometió un hombre con poder que se esconde detrás de su sotana de cura y que incluso amenazó a la víctima con hacerle daño a su familia si lo denunciaba –lo clásico- y advirtió además que “nadie le iba a creer” y, efectivamente, hay quienes todavía toman con reserva el hecho y me refiero a las autoridades.
Pero lo inaudito y extraño es la conducta del personal de la Fiscalía, incluyendo a su titular, Ileana Hernández Gómez, quien a decir de la pequeña la maltrató y regañó, exponiendo en sus dichos que la víctima fue responsable de lo que le sucedió, cosa que también escuchó la madre de la niña. Increíble, pero es cierto.
Entonces ¿de qué sirve una fiscalía como esa? ¿para qué les sirven los cursos de género, feminismo a las funcionarias? ¿dónde quedó el compromiso con las mujeres? Me pregunto ¿qué lleva a una funcionaria con determinadas características como las que presumimos muchas veces de Ileana Hernández a mimetizarse con el sistema patriarcal?
Pero no es sólo eso, otra funcionaria de la misma dependencia, de profesión psicóloga y cuyo nombre no tengo en este momento, le advierte a la victima que “si no está diciendo la verdad, la policía irá por ella a su casa”. Ante ese panorama insisto ¿para qué queremos las mujeres una dependencia como esa?
Qué puede hacer una pequeña que ha vivido en carne propia el encierro contra su voluntad, la violación sexual, las amenazas de un cura pedófilo, la imposición del poder por el poder en la institución que debe emprender su defensa (para eso les pagan) y que termina por acusarla, responsabilizarla del delito que cometieron en su contra. Una transformación que no espera.
En estos días aciagos, revueltos por un proceso electoral que se torna violento, algo podría suceder, porque la autoridad permite la libertad de un cura enfermo que puede cometer otros incalificables delitos y sucederá sin duda. Esta niña no está sola.
Tanto Ileana Hernández Gómez, fiscal la Atención de Delitos por Violencia de Género contra la Mujer, como la propia Procuradora de Justicia del Estado, Luz María Candelaria Chiñas, deben asumir su responsabilidad, cumplir con lo que dictan las leyes antes de que el río se desborde.
¡Machos, machos!
Pero todo esto que sucede a las mujeres no es un asunto aislado, si vemos las expresiones de quien todavía gobierna Oaxaca en relación con las mujeres nos da la pauta del escaso que se da a ellas.
Un ejemplo claro son las conversaciones –ilegalmente obtenidas por Acción Nacional– entre Ulises Ruiz y Raúl Castellanos (priista-perredista-priista), el empleado o achichintle, como le dijeron en cadena nacional el pasado miércoles.
De que si hay o no hay acuerdos que pretende bloquear a los candidatos y candidatas de oposición en los medios de comunicación ya se habló y mucho, yo sólo voy a decir que el lenguaje machista, sexista y misógino afloró de la boca Ulises Ruiz cuando se refiere en esa conversación a una mujer como “pince vieja”. Si el “jefe de jefes” dice eso, ¿qué podemos esperar de los achichintles?
(*) Soledad Jarquín Edgar, Premio Nacional de Periodismo 2007 en la categoría de Noticia, Corresponsal de CIMAC (Comunicación e Información de la Mujer A.C.) en Oaxaca.