El Abuso Sexual Infantil (ASI) es una realidad que convive de manera cotidiana entre las sociedades del mundo y el Estado de Oaxaca no escapa a ello.
Es una realidad que muchos minimizan o ignoran, pero es una acción tan dañina que sus secuelas jamás desaparecen; permanecen latentes, como dormidas, pero a la menor provocación resurgen los recuerdos y vuelven a lastimar y dependerá de cómo se enfrente o se pida ayuda profesional el que la persona afectada pueda salir adelante, con el menor daño posible.
¿Pero qué es el Abuso Sexual Infantil?
Es cualquier manifestación de carácter sexual entre una persona adulta, hombre o mujer; adolescente, niños o niñas de mayor edad (al menos cinco años de diferencia), con un niño o niña de menor edad que sea utilizado(a) para la estimulación sexual de la otra persona.
Cifras alarmantes
De acuerdo con la psicóloga especializada en esta problemática Rosario Sánchez Pacheco, de la asociación civil Clínica de Atención Psicológica y Terapias Alternativas (CAPTA, A.C.), una de cinco mujeres ha aceptado que vivió violencia sexual antes de los 12 años, mientras que uno de cada 11 hombres también lo padeció.
Sin embargo, precisa que esas cifras son engañosas, ya que la familia reacciona de diferente forma cuando se trata de un niño que de una niña.
En el caso de los varones es casi seguro que no se hable y mucho menos se denuncie la agresión, que todo quede en secreto, debido a las creencias machistas, de que por ello se volverá homosexual.
Asimismo, debido a que un gran número de personas creen que la violencia es algo normal en sus vidas, tampoco reportan algún abuso que hayan sufrido, por lo que las cifras mencionadas podrían ser sólo la punta del iceberg y los números reales ser mucho mayores, pero escondidos.
¿Hogar seguro?
La también perito certificada en detección de ASI puso de manifiesto que muchas personas tienen la creencia de que los abusos ocurren en lugares cerrados, ocultos.
Sin embargo, las estadísticas muestran que el 68 por ciento de los casos ocurrieron en el domicilio del o la menor afectada, mientras que el 32 por ciento de las agresiones se dan en otros lugares, como la escuela, la iglesia, los cines y baños públicos.
“Es alarmante saber que la mayoría de los abusos sexuales se presentan en los hogares, porque son los lugares que las personas consideran como el lugar más seguro”, apunta la especialista y pone a reflexionar a padres y madres de familia para que pongan más atención al cuidado de sus hijos e hijas.
Dice que las niñas y los niños se vuelven más vulnerables a sufrir un abuso sexual cuando los dejan mucho tiempo en la casa del vecino o de los tíos, abuelos o hermanos, o cuando los mandan solos a la “tienda de la esquina”, especialmente cuando en su casa sufren maltrato, ya que generalmente el agresor o la agresora son personas muy pacientes que se ganan la confianza de los infantes, sin que nadie sospeche.
Conocidos, el mayor número de agresores
De acuerdo con las cifras de ASI, en el 71 por ciento de los casos los agresores son personas conocidas o cercanas a la familia, y contrario a lo que se cree que “el padrastro es la persona más señalada, resulta que no, si no que en la mayoría resulta ser el propio padre”.
En 29 por ciento de las situaciones de ASI, el agresor o agresora es un desconocido.
Sánchez Pacheco sostiene que aún cuando el mayor número de agresiones las comete un hombre, las mujeres no están descartadas de no ser agresoras, puesto que también se tienen casos documentados donde ellas son las que cometen el ASI.
La psicóloga deja en claro que un abuso sexual no significa una violación sexual directa, sino que la o el agresor “va midiendo el terreno”, pues empieza a acercarse a la víctima con mucha cautela, seduciendo hasta a la familia, para evitar sospechas.
“El agresor se acerca poco a poco al niño o la niña, convenciéndola de acariciarla o que lo acaricien, o masturbándose delante del menor, o enseñándole pornografía, porque los niños y las niñas desconocen que estas situaciones son un abuso sexual en contra de ellos, especialmente, porque casi todos carecen de educación sexual adecuada”, abunda.
La persona agresora utiliza la violencia psicológica en el 98 por ciento de los casos y sólo el dos por ciento hace uso de la violencia física.
Vital, la educación sexual
Sostiene que es muy importante que las madres y los padres de familia valoren a sus hijos e hijas desde pequeños y que les enseñen a respetar sus cuerpos y sus decisiones, porque en la medida en que sean tomados en cuenta como personas, aunque sean pequeños, ellos tendrán mayores posibilidades de frenar un abuso.
Es de vital importancia que los menores conozcan todas las partes de su cuerpo y que sepan para qué sirven cada una de ellas, además de que tienen que conocer que algunas partes del cuerpo no las puede tocar nadie, ni su madre ni su padre, como son las nalgas, el ano, los genitales, las tetillas y los senos.
Tampoco ninguna persona debe acariciarlos en partes como el cuello, las orejas y las piernas, aún por encima de la ropa, porque este tipo de caricias o apapachos también son un abuso.
“Es como si una persona adulta viaja en el camión urbano y de repente un tipo se acerca y empieza a restregar su pene en contra de tu hombro. ¿Qué sientes? Coraje, rabia. Bueno, lo mismo sucede con los niños y las niñas, pero ellos no saben qué les pasa, por eso debemos ofrecerles información adecuada a su edad y estar atentos”, apunta Sánchez Pacheco.
Los contactos sexuales van desde la exhibición del cuerpo ante los niños, o pedir que los menores se exhiban, hasta la solicitud de favores sexuales, tocamientos en zonas erógenas de la víctima o del agresor, hasta el intento o consumación de la cópula.
La creencia de que un caso de Abuso Sexual se detecta rápidamente es errónea.
Múltiples son las razones que dificultan la identificación del abuso, tales como: miedo del niño o niña a castigos, amenazas del abusador/a hacia el niño o niña, creencia del niño o niña de que no le van a creer o lo van a culpar de lo sucedido y, tal vez la más importante, es que como adultos no estamos preparados para hacerle frente a una realidad como esta, resultándonos más simple pensar que no está sucediendo realmente, que no vemos lo que vemos, que debe ser un error lo que sospechamos, o que simplemente estamos exagerando al sospechar, es la etapa de negación.
Manifestaciones psicológicas
Cuando un niño o niña cambian su estado de ánimo o empiezan a tener actitudes de comportamiento sexuales inadecuados, hay que estar muy alertas porque podrían estar enfrentando algún abuso sexual.
Hay que darles confianza para que cuenten qué les sucede y creerles, aún cuando el agresor pueda ser el padre, tío, hermano o abuelo.
Las consecuencias que puede padecer un menor que sufre ASI pueden variar debido a las características del ambiente en que se desenvuelve y su capacidad de autoestima, pero generalmente presentan estados de tristeza y desamparo, sufren cambios bruscos en su estado de ánimo, se vuelven muy irritables, sienten vergüenza y culpa, entre otros sentimientos.
Mitos sobre el Abuso Sexual Infantil
“Los niños o niñas generalmente mienten cuando señalan que están siendo víctimas de algún abuso”. Falso:
La conducta más natural de los niños o niñas es decir la verdad cuando algo les afecta o les está haciendo daño, la mentira que si bien se puede dar en otros ámbitos o situaciones de la vida de un niño corresponde más bien a la fantasía.
La probabilidad de que un niño o niña llegue a elaborar como fantasía una situación de Abuso Sexual es bajísima, por lo tanto cuando un niño o niña nos denota que algo así le ha ocurrido, lo más probable es que estemos ante una situación de abuso real.
“El abuso sexual infantil ocurre sólo cuando hay pobreza”. Falso:
El Abuso Sexual Infantil ocurre en todas las clases sociales y todos los estratos socioculturales. Lo que sucede es que en clases con mayores recursos económicos se tiende a ocultar aún más la situación, produciéndose menos denuncias a instancias públicas o privadas.
“El Abuso Sexual es provocado por la víctima”. Falso:
Cualquier conducta del niño o niña que ha sido víctima de una situación de abuso puede ser entendida por el agresor/a como una provocación, como una forma de justificar su propio comportamiento.
Por lo tanto tras esta creencia se encuentra sólo un intento de culpabilizar a la víctima de su propio comportamiento abusivo.
“El Abuso Sexual Infantil ocurre en lugares solitarios y en la oscuridad”. Falso:
La mayor parte de los Abusos Sexuales cuyas víctimas son niños o niñas son cometidos por personas conocidas, como ya se mencionó antes y generalmente ocurre en espacios familiares dentro de su entorno y a cualquier hora del día.
“Los Abusos Sexuales afectan a niños o niñas mayores o adolescentes”. Falso:
Los Abusos Sexuales pueden afectar a niños o niñas de diversas edades, siendo el grupo más vulnerable los niños o niñas menores de 12 años, encontrándose casos de niños y niñas abusados sexualmente incluso en rangos menores a los 2 años de edad.