Ahora que se está a punto de estrenar autoridades municipales y estatales y consecuentemente también a punto de desechar a las todavía vigentes, uno no puede dejar de reflexionar sobre una realidad que es casi ya un uso y costumbre en nuestro estado: la herencia de obras inconclusas, elefantes blancos y el saqueo de fin de administración.
Para el caso del municipio de Tuxtepec, se hacía tarde para que la actual administración reconociera que las tantas veces cacareadas obras del puente Tuxtepec II y la Planta Tratadora de Aguas Negras quedarán inacabadas, inconclusas, a medias, en términos llanos inútiles.
Son recursos millonarios prácticamente tirados a la basura. Porque no llegó el dinero que prometió el estado o la federación, porque perdieron los planos, porque llegaron las aguas, por las causas que sean, esos amasijos de concreto y acero son inservibles. Sí, inútiles como lo fueron antes la Terminal y la Harinera.
Pero desafortunadamente eso no es todo. Independientemente del reparto de culpas entre los distintos niveles de gobierno, también está pendiente de terminar la carretera o libramiento que va Casas Geo a la Calzada Tecnológico.
Está inacabada la repavimentación que se hizo en el bulevar Plan de Tuxtepec a la altura de la colonia Jardines del Arroyo.
También fue un engaño la construcción del puente tubular que comunicaría a Tuxtepec con la frustrada alcoholera y las comunidades de Zacate Colorado, el Porvenir y otras más alejadas como Amapa y Paso Rincón.
En ese recuento de obras fallidas no podría faltar la alcantarilla enrejada del crucero entre la avenida Carranza y la Calle Zaragoza, misma que fue realizada a principios de esta administración y ahora está igual o peor que antes.
¿Y qué decir de la ampliación de la carretera que va del Ingenio a la gasolinera situada en Sebastopol?
Está destruida. Es más peligroso transitar por ese tramo que cuando la carretera estaba reducida a solo dos carriles. De la empresa irresponsable y de los irresponsables supervisores o de quienes desde el gobierno deberían exigir su reparación nadie sabe, nadie supo. Nadie sabrá. Seguramente será parte del pacto para la transición pacífica.
A final de cuentas, la administración que fenece con tambores destemplados nos salió con la infantil cantaleta de que a Chuchita la bolsearon.