La diferencia entre el ser hombre y ser mujer debería basarse sólo en el sexo, es decir, los componentes biológicos, anatómicos, fisiológicos y hormonales. Por lo demás tendríamos que ser iguales.
Sin embargo, no todas las personas saben que esa diferencia entre mujer y hombre es lo que genera las diferencias entre quienes formamos una sociedad (familiar o comunitaria), debido a la construcción social que designa roles específicos para ellas y ellos, diferencias que generan la desigualdad y la permanente violación a los derechos de las mujeres.
Diferencias que abren las brechas de la desigualdad, como ocurre en el acceso a la educación, a la salud, a vivir libres de violencia, a considerar a las mujeres seres inferiores a los hombres, por citar algunos ejemplos; pero que no son percibidas por muchas personas porque resulta “normal” la concepción que de estos hechos tiene la mayoría de las personas, por aberrantes que resulten.
Sin embargo, está comprobado por las Ciencias Sociales que negar estos y otros derechos que favorezcan el avance de la mujer, provoca más pobreza, más violencia, más muertes por enfermedades prevenibles que se reflejan en la falta de desarrollo de toda la población y no sólo de las mujeres.
Oaxaca es una de las entidades con mayores rezagos que a veces consideramos sólo ocurren entre las comunidades con características rurales o indígenas.
Lo cierto es que los efectos siempre negativos de las diferencias entre lo que debe ser una mujer y lo que debe ser un hombre, prevalecen también entre las poblaciones urbanas.
Esas desigualdades fueron evidenciadas en la ciudad de Oaxaca por la regidora de Equidad y Género, Bárbara García Chávez, al presentar ante el Cabildo un punto de acuerdo para que, por primera vez en la larga historia de esta ciudad, el gobierno municipal considere recursos específicos a fin de reducir las brechas de la desigualdad entre las mujeres y los hombres, es decir, poner dinero a todos los rubros de la administración pública para que las mujeres tengan acceso real y no de palabra a sus derechos fundamentales.
Es evidente que muy pocos gobernantes y funcionarios de ambos sexos entienden qué se plantea cuando se habla de presupuestos públicos construidos desde la perspectiva de género, situación que no justifica a quienes tienen la responsabilidad de gobernar con apego a lo que establecen las normas, que finalmente deben regir todo ejercicio de gobierno, así como también la actuación de la parte gobernada.
Así, la desigualdad de género resulta “normal”, invisible e imperceptible para un importante número de habitantes y, peor aún, para quienes gobiernan.
Pero tendríamos que decir, por ejemplo, que en esta ciudad de Oaxaca conocida por su riqueza cultural, hay personas analfabetas y, lamentablemente, el 75 por ciento de esa población analfabeta son mujeres y de casi 50 mil personas más que tienen su educación básica incompleta, sí adivino, el 57 por ciento son mujeres.
Un número importante de esas mujeres (para no parecer exagerada al decir que todas o casi todas) hoy tienen entre 20 y 25 años en promedio, enfrentan toda clase de violencias, seguramente se embarazaron siendo adolescentes, tienen empleos mal pagados o “viven” del empleo terciario y muchas de ellas padecerán o padecen enfermedades que debieron prevenirse pero por falta de educación no fue posible, otras habrán muerto o morirán durante sus embarazos, partos o después del parto y así sucesivamente… situación que lleva a repetir esquemas de pobreza y marginación.
Pero como es invisible e imperceptible por cotidiano o común, cuando se la regidora de Equidad y Género hizo el planteamiento de presupuestos públicos con esta visión incluyente de las necesidades de las mujeres –originadas por la construcción social, claro está- no faltó quien se rasgara las vestiduras.
Sin duda, desde mi particular punto de vista, hay dos teorías frente a la actitud asumida por quienes pretendieron dilatar el proceso de aprobación del punto de acuerdo para el Proyecto de Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos con perspectiva de género para el ejercicio 2011: por un lado la ignorancia de lo que planteaba el documento a pesar de que lo tuvieron previamente en sus manos, pero como remanentes del sistema educativo llegaron a la sesión edilicia sin hacer la tarea.
A lo anterior, se agrega la oposición permanente e interiorizada al avance de la mujer y que en feminismo se llama machismo, que junto con el patriarcado, el sexismo y el androcentrismo son las bases en que se funda la desigualdad de género.
Una segunda teoría son los efectos de la cruda realidad para muchos políticos y que origina la oposición por la oposición, el revanchismo, porque lo que menos interesa es la población.
No debemos olvidar que muchos regidores y concejalas responden a los mandatos de quienes están detrás del poder y me refiero específicamente al presidente municipal con licencia José Antonio Hernández Fraguas, quien desde marzo pasado solicitó permiso para incorporarse a la campaña del candidato priista Eviel Pérez Magaña.
Las cosas no resultaron como habían previsto en el PRI. Gabino Cué abanderado de una coalición entre la derecha y la supuesta izquierda ganó la elección, historia ya conocida. El rebote electoral permitió a Hernández Fraguas ser hoy un diputado electo plurinominal y por indigno que parezca a la ciudadanía, Fraguas es alcalde con licencia y diputado plurinominal electo al mismo tiempo.
Es él, entonces el poder tras el trono y es a él a quien se le consulta lo que se aprueba o no en el Cabildo, lo cual se hace desde la subjetividad y no desde la conveniencia para la población, la cual tendría que ser el objetivo de todo gobierno. El resultado de estos caprichos es el desastre total en todos los sentidos.
Esas dos teorías son evidentemente las dos razones que impiden mirar lo que podría ser bueno y trascendente para un gobierno.
Durante 80 minutos se discutió si aprobaban o no el punto de acuerdo, se criticó si había sido consensado o no, se habló de que el propósito era loable (porque para algunos concejales las mujeres merecen buenas intenciones y no derechos), otros sintieron pasos en la azotea personal porque han sido acusados de violentar a sus parejas e hijos y otras han sido violentadas por sus parejas.
El tema hirió la actuación pública y personal, era claro y evidente, así que confundidos todos y hasta hartos de tanta verborrea, decidieron aprobar y volver el documento a la comisión de Equidad y Género, sin que se dieran cuenta de lo que hacen.
El documento ya fue analizado por esa comisión y el resto de las concejalas que aportaron algunas acciones.
Lo cierto y evidente que en Oaxaca se requiere aplicar presupuestos públicos con perspectiva de género y una política tributaria diferente, como una medida para terminar con esta lacerante pobreza y esta falta de desarrollo, que ya vimos no es casual.
Lo que sigue es que el próximo gobierno municipal encabezado por Luis Ugartechea asuma esa responsabilidad y no actúe bajo el concepto retrógrado de borrón y cuenta nueva.
A veces, como en este caso, bien vale la pena mirar este trascendente trabajo presentado por la regidora de Equidad y Género, Bárbara García Chávez.
Del dicho a los hechos
Dice don Felipe Calderón, el señor de la guerra, esta especie de tlatoani del canal de los estrellados, que en octubre las y los trabajadores de la prensa tendremos un plan de protección.
Según los dichos de los integrantes del Comité de Protección a Periodistas, que se reunieron con él esta semana, el compromiso es buscar garantías para el ejercicio libre de la profesión de informar.
Tendrá entonces que hacer algo rápido para que no vuelvan a ocurrir actos de intolerancia como el sucedido este mes con el suplemento “Todas”, cuya edición no le gustó al Gobierno federal, representado por la titular del Instituto Nacional de las Mujeres, que se siente dueña y señora del suplemento porque había un acuerdo comercial con la casa editora del diario donde circulaba el suplemento “Todas”, sin duda hay que tener dignidad para trabajar o colaborar con medios como ese dirigido por una burbuja de señores que pueden cambiar la libertad de expresión y de prensa por un costal de dinero.
(*) Premio Nacional de Periodismo.