En asamblea comunitaria, celebrada el domingo 17 de octubre bajo el sistema de Usos y Costumbres, Horacio Sosa Villavicencio resultó electo presidente municipal de San Bartolo Coyotepec para el trienio 2011-2014.
Asumirá el cargo el 1 de enero próximo. Antes, el 31 de diciembre, no va a dormir, aunque él asegura que sí.
Esa noche el pueblo despedirá con una fiesta a Agustín Antonio Manzano y deberá estar presente.
“Como sea nos daremos tiempo, aunque sea un rato, para estar listos en la mañana”, asegura.
Ganar la elección fue difícil, pero gobernar lo será más. “Al mismo tiempo es un honor y una responsabilidad”, dice mientras relata cómo obtuvo la mayoría de los votos de sus paisanos.
Para empezar, tuvo que ser propuesto por un grupo de ciudadanos. Y luego, ser aceptado por la asamblea como aspirante.
¿Y qué pasa si no quieres ser presidente municipal?
–No pasa. Hay que cumplir.
Así llegó el día de la asamblea. Se presentaron tres ternas y los triunfadores de cada una fueron Julio Mateo, René Mateo y él. Ya en la segunda vuelta, Horacio Sosa obtuvo 319 votos, René 231 y Julio 55.
Sin margen de error ni posibilidad de fraude. Cada voto de los asambleístas se expresó a mano alzada y fue anotado en un pizarrón a la vista de todos.
Pero no todos pueden gobernar San Bartolo Coyotepec. Los católicos son los únicos que pueden ocupar la presidencia municipal. A los que pertenecen a otras religiones sólo se les otorgan cargos menores, como delegados de policía o alguna comisión en el ayuntamiento. No más.
¿Qué influyó para que lograra el triunfo?: “Seguramente la participación en el movimiento de 2006”, al lado de su hermano Flavio, quien fue uno de los líderes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca.
–La gente sabe que siempre hemos luchado a su lado, por defender sus derechos. Incluso, haber sido llevado injustamente a una cárcel donde se pierde todo, hasta el nombre. A mí me llamaban por un número. Yo era el 1802. Creo que eso contó.
Horacio Sosa considera que será un reto gobernar un municipio como San Bartolo Coyotepec, si bien cree cumplir con otro de los requisitos para el cargo de presidente municipal: ser una persona cercana a la población.
Explica que los municipios de la región, al centro del Valle Central, han experimentado en los últimos años un explosivo crecimiento poblacional. En la demarcación viven cerca de tres mil 500 personas y otras cinco mil en la agencia municipal de Reyes Mantecón, que se gobierna de forma independiente.
Si se toma en cuenta que la demarcación vecina, Villa de Zaachila, pasa por un fenómeno similar, el impacto en San Bartolo es muy importante. Tanto, que la seguridad a la que estaban acostumbrados ya se ve alterada. Es un tema que debe revisarse porque se han presentado robos a mano armada, asegura.
En total hay 180 policías que reciben capacitación básica, pero no perciben salario ni prestaciones sociales. El equipamiento se reduce a un tolete y una lámpara. No portan armas. Se valen de que en el municipio todos se conocen, de modo que desempeñan el cargo durante un año y descansan otro, como parte del tequio con la comunidad.
Otro desafío es promover el turismo y a los artesanos que se dedican a la elaboración de cerámica en barro negro, pues ahora los beneficiados son los que simpatizan con el gobierno del estado y con el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Para ello se propone construir un nuevo mercado de artesanías, donde los turistas puedan comprar sus productos.
La cuestión es darle nuevo impulso a la vida comunitaria, como sucede con el servicio de limpia, un modelo que incluso es copiado por otros municipios.
Un comité integrado por mujeres tiene a su cargo una bodega y los dos camiones recolectores, acondicionados para recibir desechos orgánicos e inorgánicos.
Ellas se encargan de separar la basura de plástico, cartón y vidrio, y luego venderla a empresas recicladoras. Las ganancias son utilizadas para el mantenimiento de los vehículos, el pago de choferes y hasta para comprar útiles escolares para los niños del municipio.
Para Horacio Sosa Villavicencio ese es el camino. Gobernará durante tres años, de 2011 a 2014, y confía hacerlo bien, con responsabilidad.
“Somos gente de palabra, que siempre hemos luchado para que las cosas cambien, contra la corrupción y por los derechos humanos”.