Los cortes de luz que en días pasados se dieron en distintas áreas del Centro Histórico de la capital estatal, son también la representación simbólica de la larga noche de autoritarismo que nos dieron los gobiernos municipal y estatal que fenecen.
Y es que en las últimas semanas se han sucedido acciones que son la síntesis de lo que sucedió a lo largo del sexenio.
1.- GOBIERNO PATRIMONIALISTA. La falta de pago del servicio de energía eléctrica, es reflejo de lo que sucede en los gobiernos estatal y municipal. Hace rato que el presupuesto fue agotado.
La emergencia causada por las lluvias exhibió esa falta de recursos, pues no hay para tapar los baches, menos para rehabilitar carreteras destruidas, puentes colapsados y atender a la población damnificada. Y la responsabilidad es por supuesto para quienes encabezan los gobiernos y sus instituciones.
El presidente municipal con licencia, José Antonio Hernández Fraguas, no puede eludir su responsabilidad, pues lo que hoy se vive es consecuencia de su “gobierno”; los dos ineficaces ediles interinos, no son sino marionetas de los grupos en el poder.
Y es que si a lo largo del sexenio/trienio los funcionarios usaron los recursos públicos, como si fuera su capital privado, en este 2010, ya por el año de Hidalgo en que los funcionarios saquean las dependencias gubernamentales para “tener su guardadito” al acabar su periodo, más aún en que un gobierno opositor los relevará; o bien porque fueron desviados a las campañas políticas del PRI, lo cierto es que en las áreas responsables de la infraestructura carretera y de servicios, como la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, Caminos y Aeropistas de Oaxaca, Instituto Estatal del Agua, Secretaría de Salud, Coplade, etcétera, hace rato que no trabajan.
Más aún, a lo largo del sexenio privilegiaron el negocio personal o de sus amigos, las “comisiones” para asignar la obra pública. Tan es así, que el desastre natural, desnudó también la pésima calidad de lo construido.
2.- INGOBERNABILIDAD PERMANENTE. Muchos han cuestionado si el gobierno estatal ha “tirado la toalla” antes de concluir su periodo, dado que se han incrementado las movilizaciones, toma de oficinas públicas, bloqueos a vías de comunicación.
No es así. Atender la problemática social y hacer un buen gobierno en Oaxaca, nunca estuvo entre sus prioridades. Tan es así que en 2006, derivado de ese quehacer despótico y soberbio, estalló la más grave crisis en la historia estatal.
En ese año el Senado de la República determinó que “la gobernabilidad en Oaxaca ha dejado de ser la regla y, con ello, se ha perdido la vigencia plena del orden jurídico y sus instituciones”; tres años después, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, determinó que en el 2006 “durante varios meses no existió un Estado de Derecho”.
Está visto que para que ello ocurriera, el gobierno dejó de ejercer como tal, desde antes. Es claro que después de 2006, tampoco se atendieron las causas que dieron origen al estallido social.
Por tanto, no es de sorprenderse que a unos días de su relevo, mantenga esa indolencia.
3.- LA HISTORIA DE NOTA ROJA. Los crímenes de los dirigentes sociales: Catarino Torres de la Codeci y Heriberto Pazos del MULT-PUP, se suman a una larga lista de luchadores sociales, candidatos y munícipes, asesinados en la última década.
Ello devela que, como en el México Bárbaro, en Oaxaca las diferencias políticas se resuelven con violencia, dado que los canales institucionales están cancelados.
A esa lista habría que agregar a dos porros que trabajaron al amparo y por encargo lo mismo de funcionarios del más alto nivel, de la UABJO y del gobierno, como uno de los ultimados confesara en distintas entrevistas.
Por ello se les permitía todo y no eran molestados pese a las múltiples órdenes de aprehensión dictadas en su contra. Lejos de ser castigados por la justicia, como se requiere en un estado democrático, fueron ultimados violentamente.
Y es una historia circular; en esa larga lista de muertes, no hay responsables detenidos. Hay tal impunidad, que a su vez permite que esa violencia continúe.
Por otro lado, en el caso del porrismo, los distintos grupos de poder universitarios tienen los propios, por más que descalifiquen en público tal actividad.
4.- LA SUBORDINACIÓN DE PODERES. Una larga lista de iniciativas de reformas legislativas ha sido turnada al Congreso estatal; es de preverse que en sus últimos días de actuación aprobarán todo lo que el Ejecutivo les envío.
Ya antes han aprobado reformas a la Ley Orgánica del Congreso para garantizar el control del PRI del órgano de gobierno de la próxima Legislatura, en que será minoría.
Pero no otra ha sido la actuación de la 60 Legislatura:
Antes que colaboración entre poderes, hay subordinación al Ejecutivo; a la demanda de transparencia, diseñaron leyes que garantizan opacidad y crearon organismos protectores de la misma: la Auditoría Superior del Estado y el IEAIP; a las recomendaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el TEPJF de iniciar procesos legales contra el mandatario, se hicieron burdas escenificaciones para exonerarlo; contra su obligación de acotar al Ejecutivo, le otorgó manga ancha para el mayor endeudamiento público en la historia de Oaxaca.
Los diputados terminan su periodo como iniciaron, serviles al gobernador y velando por los intereses facciosos del priismo.
Y en el paquete van gran parte de los diputados opositores pues, salvo excepciones, antes que oponerse a los excesos de sus pares priistas, fueron copartícipes de sus tropelías.
5.- ¿QUIÉN ENCIENDE LA LUZ? Contra esos excesos y visión patrimonialista del poder votaron los oaxaqueños. Lo hicieron como castigo al régimen autoritario y en exigencia de un cambio democrático.
El mandato a los diputados que asumirán el 13 de noviembre, al gobernador electo Gabino Cué, y a los presidentes municipales, fue dar claridad, transparencia, seguridad, justicia, democracia, esto es ¡gobierno! a Oaxaca.
Una tarea compleja que enfrenta obstáculos por el grupo aún en el poder, pero también por la llegada masiva de arribistas que pretenden subirse al carro “de la transición”, antiguos ejecutores de las prácticas repudiadas por los oaxaqueños; o se toman la foto con las autoridades electas, dándose baños de pureza, como Hernández Fraguas.
Un mensaje del rumbo a seguir será si en la nueva administración se reciclan, o no, aquellos que en otros tiempos, bajo la férula del actual mandatario y/o de ex gobernadores como José Murat, fueron quienes apagaron las luces democráticas en Oaxaca.
Si seguimos en la oscuridad o, como se espera y confía, se atisba ya la luz al final del largo túnel autoritario, se empezará a develar en las próximas semanas.
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(*) Investigador del IISUABJO.