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Cirila Sánchez, Sofía Castro y Eufrosina Cruz

MUJERES Y POLÍTICA.- Tres crímenes más de mujeres en una semana. La cuenta del feminicidio suma 29 en Oaxaca sólo en la gestión gubernamental que inició en diciembre 2010, se cuenta a partir de entonces porque es el gobierno el responsable de la seguridad de las personas y lo que ello implica.

Es también la autoridad responsable de hacer cumplir las leyes, como la Ley Estatal de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de Género y, en tanto eso no pasa, el feminicidio sigue su marcha fatal y el silencio institucional es doloroso para una sociedad que pide respuestas.

Traigo a esta memoria el comunicado oficial o sea el boletín de prensa del gobierno estatal del pasado 8 de marzo, una verdadera apología del gobernador Gabino Cué Monteagudo cuando: “estableció por primera vez en la historia de Oaxaca los Acuerdos por una vida libre de violencia para las mujeres en Oaxaca 2011-2013, y en este marco anunció una bolsa de 14 millones de pesos para atender los temas de violencia contra este sector, así como elevar la Fiscalía Especial de Atención de Delitos contra la Mujer a rango de Subprocuraduría”.

De esa promesa, de ese anuncio calificado como histórico por quienes elaboran los boletines, nada ha pasado, en cambio 29 vidas de mujeres han quedado truncadas debido a que el “compromiso con las mujeres” no llega, es de saliva, se vuelven palabras que se lleva el viento aunque se quedan para la posteridad en las hemerotecas de nuestro tiempo, donde las notas periodísticas se escriben con el rojo doloroso de la sangre.

Cito un segundo comunicado, también oficial, emitido para propagandizar la indignación de la titular del Instituto de la Mujer Oaxaqueña, Anabel López Sánchez, cuando “urgió” al Ayuntamiento de Santa María Huatulco a cumplir con lo que establece la Ley Estatal de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de Género al condenar una decisión que violentaba los derechos de las trabajadoras del Gobierno municipal del “emporio turístico” al prohibir el uso de minifaldas.

Gobierno también surgido de la coalición de partidos que gobiernan el Estado y que compitieron y se siguen llamando “De la paz y el progreso”.

Los tres feminicidios ocurridos esta semana y los otros 26, han producido el clamor, la solicitud apremiante de una parte de la sociedad que urge al gobierno y a quienes gobiernan, que saquen la ley de sus cajones, que la apliquen para que no sean cómplices del feminicidio, de los asesinatos de estas 29 mujeres, todas jóvenes, dos menores de 14 años entre las víctimas.

El plato, la sopa y la boca siguen separados. El reguero de sopa por la mesa y la boca embarrada empieza a ser más que notables. Lo que sí es histórico entonces es que las cosas no cambian.

OTRAS TRES

De las tres pensaba hablar en un principio, pero la realidad supera toda reflexión periodística y nos aleja de nuestros propósitos originales. Ellas son: Cirila Sánchez, Sofía Castro y Eufrosina Cruz, ¿parecidas o diferentes? ¿Diferentes pero iguales?

Sin duda, las tres representan cronológicamente a tres generaciones de mujeres. Las tres son indígenas, las tres han sido legisladoras en tiempos distintos y hasta complicados.

Cirila Sánchez Mendoza nació en el año de 1952, es chatina de Santa Cruz Tepenixtlahuaca, Juquila. Ocupó una curul en el Congreso oaxaqueño en 1983, después fue diputada federal en 1989 y en 1994 se convirtió también en la tercera mujer Senadora por Oaxaca.

Ahí fue presidenta de la Comisión de Asuntos Indígenas en tiempos en los que le tocó exigir al gobierno y al sub Marcos “respeto para los pueblos indígenas” y sí en todos los casos fue la primera mujer indígena legislando. Sitio que nadie más le podrá arrebatar en la historia. Una característica de la chatina es que nunca fue sumisa.

Cirila Sánchez, que se afilió al PRI para ser diputada, se ganó ese lugar tras encabezar la defensa de las comunidades de la zona de Juquila saqueadas por los dueños de aserraderos y caciques, algunas veces a costa de su vida.

Incluso, el gobernador Pedro Vásquez Colmenares la mandó llamar. Quería saber quién era la mujer que provocaba tantos problemas. Ella contestó: “pues si me quiere conocer que venga” y sí, el Gobernador llegó a la zona en conflicto, donde por cierto la cabeza de doña Cirila tenía precio.

Antes había puesto en jaque a los alfabetizadores, donde había sido una especie de inspectora y levantó 500 actas de abandono de empleo durante un año escolar.

A los 18 años era la mujer “más letrada” de su comunidad, incluso más que muchos varones. El Consejo de Ancianos le pidió que fuera la agente municipal de su pueblo natal, cargo que no desempeñó porque tenía la oportunidad de una beca para estudiar la carrera técnica de Auxiliar en Promoción Social en el Instituto de Investigación e Integración Social del Estado de Oaxaca.

Lo que bien se aprende no se olvida. Cirila Sánchez sigue atendiendo todos los días a la gente de su región.

Sofía Castro, indígena zapoteca, nació en 1970 y se convirtió en la primera presidenta municipal de San Carlos Yautepec en 1999, donde no eran electas las mujeres ni mucho menos participaban en las asambleas comunitarias ya tenía entonces 12 años de militar en el PRI.

Curiosamente, esta mujer que habla zapoteco y tiene una peculiar forma de expresarse en castellano –lo cual le ha dado fama internacional– ha sido cuatro veces diputada: la primera en la LVIII Legislatura local (2001-03), la segunda en el Congreso federal en la LIX (2003-2006), la tercer regresó a la local (2008-2010), no terminó porque voló para formar parte de la actual LXI Legislatura del Congreso de la Unión (2009-2012).

Su presencia en los medios ha estado marcada por el escándalo lo que ha opacado su trabajo, incluyendo algunos donde los negocios “sociales” no son del todo claros y porque no es precisamente solidaria con las mujeres a pesar de que presume, como si fuera trofeo, que fue integrante de la Comisión especial para investigar los feminicidios, aquella que presidió la diputada Marcela Lagarde.

Eufrosina Cruz Mendoza, cuya población de origen es Santa María Quiegolani, donde nació en 1979, no fue presidenta municipal porque no se lo permitieron y fue desconocida en un acto por demás arbitrario como ciudadana de su pueblo donde los usos y costumbres se vuelven contra las mujeres.

Actos que finalmente la catapultaron hacia la fama nacional e internacional, luego que aquí nadie le hiciera caso en Oaxaca, ni siquiera la propia Perla Woolrich Fernández, quien fungía entonces como diputada presidenta de la Comisión de Equidad y Género.

En diciembre de 2010 se convirtió en la primera zapoteca en ocupar la presidencia de la mesa directiva del Congreso del Estado y tomar la protesta de ley a un gobernador.

En su pueblo las mujeres ya votaron en el pasado proceso electoral municipal y esa gloria se le atribuyó a la hoy diputada local.

El ascenso de Eufrosina Cruz Mendoza fue “auspiciado” políticamente por empresarios oaxaqueños que reconocían su trabajo y la recomendaron con quienes terminarían siendo “sus amigos” y padrinos, nada más ni nada menos que la pareja presidencial Margarita Zavala y Felipe Calderón.

Así llegó al PAN donde se convirtió en la Presidenta de la Comisión de Asuntos Indígenas apenas hace unos meses, cargo que también tuvo Cirila Sánchez en el PRI.

Muchas personas plantean que el caso de Cirila Sánchez y el de Eufrosina Cruz tienen grandes semejanzas. Y por ahí tratan de meter a Sofía Castro, quien está lejos de ambas.

De las dos primeras podríamos decir que sí tienen semejanzas y al mismo tiempo tendríamos que decir que no tienen ningún parecido de fondo.

Cierto, las dos son producto del esfuerzo personal desde sus infancias. Ambas fueron buenas estudiantes en sus respectivos escenarios. Una estudió una carrera técnica y con la práctica se le reconoce como maestra; incluso, sin ser profesora fue supervisora en el programa de alfabetización lo que siempre molestó al profesorado.

La otra egresó con las mejores calificaciones de su generación de la licenciatura en Contaduría en la UABJO.

Ambas salieron de sus pueblos huyendo ante la nada remota posibilidad de un matrimonio arreglado, pues siendo aún niñas, como lo dicta la tradición (uso y costumbre) ya estaban pedidas.

Otra coincidencia: a las dos les gustó la política y fue esta la posibilidad de salir adelante. Pero ninguna imaginó ni por un momento lo que llegarían a hacer, a pesar de la discriminación.

Eufrosina se enfrenta todos los días a las críticas siempre ácidas por su “actuación”, incluso de sus compañeros de partido y ya ni se diga del resto de quienes conforman la alianza por la paz y el progreso.

A Cirila, también por vestir como indígena, la dejaron fuera de una cena a la que había sido invitada por el “mismísimo” Presidente de la República.

Sin embargo, los caminos fueron distintos. Cirila Sánchez no tuvo el respaldo presidencial desde un principio, lo tuvo al final. Era una lideresa reconocida entre los pueblos chatinos y eso le valió el ofrecimiento de la diputación que ganó en las urnas.

Eufrosina obtuvo fama tras ser víctima de los señores del poder, pero no fue a las elecciones, aceptó de buena manera la invitación para formar parte de la lista plurinominal panista y llegó sin ir a las urnas.

Cirila Sánchez fue amiga y comadre del más controvertido (por no decir repudiado) presidente del siglo pasado: el priista Carlos Salinas de Gortari; incluso, su hija más pequeña lleva el nombre de la comadre, Cecilia, quien nació siendo su madre legisladora.

En cambio, Eufrosina tiene en su haber la amistad del Presidente más controvertido (por no decir repudiado) en lo que va del siglo XXI: el panista Felipe Calderón Hinojosa y una amistad seria y extravagante con Margarita Zavala, misma que le llevó a gastar 200 mil pesos (dinero público) en la comida para la esposa del Presidente en su última visita, según se dio a conocer. ¿Será cierto? No hay hijos todavía, por tanto, no hay compadrazgos aún.

Mientras Eufrosina Cruz Mendoza conoció pronto las mieles a través de la denuncia pública y por influencia de amigos pudo llegar a los medios nacionales e internacionales, incluso antes de los locales, ahora sí que la noticia de la discriminación de la que fue objeto vino del norte.

Cirila Sánchez fue más discreta. A pesar de ello, su experiencia política está relatada en por lo menos una docena de libros, algunos de ellos escritos en lenguas distintas al castellano.

Por otro lado, habría que anotar que las dos legisladoras actuales, Sofía Castro en el Congreso federal y Eufrosina Cruz en el local, no gozan del reconocimiento de un importante sector de indígenas que trabajan por las mujeres (aunque parezca redundante).

El asunto no es menor y aunque en el contexto nacional se impone lo mediático con premios y reconocimientos para la diputada Eufrosina Cruz, a quién ya patrocinan como candidata al Senado por el PAN en las próximas elecciones, en lo local y entre las oaxaqueñas está muy desdibujada.

Su historia no es para este sector del todo creíble y se le acusa de utilizar a las mujeres como escudo, silloncito cómodo o escalera para subir.

Un grave problema es sin duda la insistencia de quienes pretenden seguir comparando a Eufrosina Cruz con Cirila Sánchez. No hay comparación hasta hoy. Es mejor dejar que el tiempo hable, tal vez Eufrosina alcance a Cirila, tal vez Cirila sea alcanzada por Sofía (a pesar de su mala lengua).

Pero Cirila Sánchez siempre será la primera legisladora indígena en los congresos locales de Oaxaca y la primera Senadora oaxaqueña con esa característica. Ya nadie le quita su lugar en la historia.

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