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Oaxaca: alternancia y transición que sí funcionan

MI OPINIÓN.- Se equivocaron de cuerpo entero quienes pronosticaron que la alternancia y la transición política en Oaxaca no propiciarían gobernabilidad y armonía entre las diversas fuerzas sociales del estado.

Es cierto que problemas sociales y políticos tan añejos no se resuelven de inmediato; sin embargo, el gobierno de Gabino Cué Monteagudo ha sentado las bases para la recomposición del tejido social tan lastimado por las confrontaciones ya muy conocidas.

Oaxaca es un ejemplo de que la unión hace la fuerza, genera progreso en todos los sentidos e incluye en igualdad a todos los actores. Un ejemplo. El presidente municipal de Oaxaca de Juárez, capital del estado, Luis Ugartechea, protagonista vívido de la problemática que ha sufrido el estado y especialmente la ciudad, une su esfuerzo y su capacidad a las acciones del Gobierno del Estado, muy consciente que la transición y la alternancia son la oportunidad histórica para reorientar el rumbo de la sociedad oaxaqueña.

Grandes y complejos son los retos que los oaxaqueños tienen en la agenda, pero si la alternancia y la transición siguen el curso inteligente y eficaz como hasta ahora, las posibilidades de superarlos son asequibles para el bien de todos.

Por eso, a casi medio año de ejercicio del nuevo gobierno en Oaxaca, se impone una sincera reflexión sobre lo que las autoridades estatales y municipales han hecho.

La primera reflexión que aparece casi en automático es la armonía entre las fuerzas políticas, cuyos dirigentes que sin renunciar a sus justos objetivos y añejas peticiones, moderan sus acciones, no por dejadez ni apatía, sino porque también están conscientes de que marchan en el camino correcto y que la alternancia y la transición bien merecen que se respeten sus tiempos y sus circunstancias.

Tengo la impresión de que la alternancia y la transición son apreciadas hasta por los actores más radicales como valiosos instrumentos para hacer una revisión de lo hecho y de lo logrado hasta ahora, y con base en esas experiencias muy valederas, replantear muchas cosas que por su complejidad deben ser reorientadas hacia soluciones más prácticas y actualizadas, pero sobre todo, hacia acciones más democráticas.

Para ello es indispensable un alto espíritu de solidaridad y cooperación. Los oaxaqueños tienen eso y mucho más, por fortuna.

Por definición, democracia implica participación ciudadana y respeto a quienes piensan diferente. En Oaxaca de Juárez, en lo que va del mandato de Luis Ugartechea, se siente, se palpa un ambiente renovador.

El comercio tan afectado en otros tiempos ya se superó y vuelve a encaminarse al pleno desarrollo. No olvidemos nunca que el desarrollo comercial es el parámetro más efectivo para medir el desarrollo de los pueblos.

Es mi opinión y nada más…

 

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