EXPRESIONES.- Son varios los factores a considerar para determinar un “Estado fallido”.
Actualmente, nuestro país, por su clima de violencia y el incremento de abusos de derechos humanos ha empeorado su ranking mundial.
Según el informe elaborado por el Fondo para la Paz, organización con sede en Washington, D.C. y difundido por la revista Foreing Police, México se ubicó este año en el lugar 94, después de estar en la posición 96 el año pasado.
En la medición se consideran 12 indicadores sociales, económicos y políticos de presión sobre los Estados, entre los que se cuentan: crecimiento demográfico, desarrollo económico, nivel de corrupción en el gobierno, deterioro de los servicios públicos, violaciones a los derechos humanos, migración, aparición de grupos que quieren imponer su ley, fractura del orden social, entre otros.
Un mayor puntaje indica mayor presión sobre el Estado y por tanto un mayor riesgo de inestabilidad y cercanía a convertirse en un Estado fallido.
Esto es a nivel internacional, sin embargo, para nuestra entidad esos 12 indicadores sociales, económicos y políticos, difícilmente podrían ser favorables para un Estado como Oaxaca, sumido en la pobreza, el rezago y la marginación; con una economía que depende de la disponibilidad e inteligencia del gobierno para hacer fluir los recursos y con unos políticos ensimismados en el enriquecimiento ilícito y en mantener la gobernabilidad ante los grupos sociales de presión y chantaje político, con el único fin de mantenerse en el poder.
En Oaxaca, la violencia extrema, afortunadamente, todavía no se manifiesta a través de la lucha contra el crimen organizado, que en la entidad no es de alta intensidad, todavía, empero, de manifestarse este otro indicador, definitivamente, sería un caos porque los indicadores sociales, económicos y políticos actuales son a todas luces desfavorables.
Bajo esos cánones en Oaxaca tendríamos entonces un Estado fallido.
Habría que analizarlo con detenimiento, no con el fin de denostar al actual gobierno, sino con el fin de que las políticas sociales, económicas y políticas vayan en el sentido de encauzar al Estado hacia un ordenamiento real, no sostenido con pinzas a través de más negociaciones y diálogo de sordos, que sólo mantienen un status quo que pesa cada vez más y obstaculiza un desarrollo sustentable.
Oaxaca requiere especial atención, antes de que sea demasiado tarde. Y fíjense que lo estoy diciendo después de llevar más de 30 años sumidos en un ambiente de desesperación, inequidad y discordia, que tienen realmente hartos a todos los ciudadanos…
Oaxaca de Juárez, Oax., miércoles 22 de junio/2011.
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