CERRO DEL FORTÍN, Oaxaca, agosto 1.- Fue la “octava” del Lunes del Cerro, donde la gran ausente fue la delegación de Huautla de Jiménez, pese a que estaba en el cuarto número del programa oficial y el propio secretario de Turismo del Gobierno estatal, José Zorrilla de San Martín Diego, aseguraba que “estaban cordialmente invitados”.
Más de 12 mil personas volvieron a llenar el auditorio Guelaguetza, y cuando los tenues rayos del Sol comenzaban asomarse por las nubes que cubrían el Valle de Oaxaca, el sólo anuncio de la presencia de la delegación de Tuxtepec prendió a la multitud.
La misma que momentos antes había llevado al ritmo, con sombreros en mano del “Jarabe Ejuteco”, de los “Sones y Jarabes de Tlaxiaco” y había admirado la “Danza de la Pluma”.
Al filo de las 11:00 horas culminaba la presentación de la delegación de Santiago Juxtlahuaca, con la “Danza de los Rubios”, cuando una de las jóvenes que ofrendaba su Guelaguetza al público pisó en el vacío y cayó al suelo, dos metros abajo, cerca de donde se encontraban representantes de diversos medios de comunicación locales, nacionales e internacionales.
La joven quedó tendida en el piso cubierta con una máscara que amortiguó el golpe en la cabeza. No se movía y se quejaba de un fuerte dolor en la cabeza. Transcurrieron los minutos y el auxilio de elementos de Protección Civil y Policías Auxiliares tardó en llegar. Luego fue sacada en camilla y la fiesta continuó.
Lo ocurrido pasó desapercibido por quienes estaban en las secciones “B”, “C”, y “D”. Inusualmente, esta vez, hubo dos delegaciones de “Chinas Oaxaqueñas” que bailaron el “Jarabe del Valle”: la de Doña Genoveva Medina –ya fallecida– y la de Casilda -–la también extinta vendedora de agua de horchata.
En sus faroles sobresalían los nombres de sus respectivas lideresas, referencia en la vida política y social de Oaxaca.
Las primeras aparecieron en el tercer número del programa que inició con la presentación de la Diosa Centéotl, al ritmo del himno dedicado a esa deidad, y enseguida vino el convite.
Como en el primer “Lunes del Cerro” no hubo palco oficial, y el gobernador Gabino Cué Monteagudo, con su esposa Mané y la hija de ambos, ocuparon sus lugares en la sección “B”.
Ahí, a su izquierda, Miss Universo, Ximena Navarrete, y más abajo la organizadora del concurso “Nuestra Belleza”, Lupita Jones, ex máxima belleza mundial.
Esta vez, a diferencia de la semana pasada, Cué Monteagudo perdió la seriedad y sonrió. Con sombrero de palma en mano, siguió el ritmo y el vaivén, junto con miles de espectadores que cantaron la “Canción Mixteca”, y siguieron los pasos de los “Sones y Jarabes de Tlaxiaco”.
Fácil el acceso al auditorio Guelaguetza, rápida la entrada a las secciones “A” y “B”. Escasa la afluencia de paseantes en las escalinatas que conducen a la Rotonda de la Azucena.
Alrededor de las 11:00 horas ya estaba la kilométrica fila de personas que ingresarían a la cuarta función del segundo “Lunes del Cerro” en las secciones “C” y “D”.
Favorecía el clima y el programa transcurría rápido. En el escenario, la delegación de San Antonino Castillo Velasco con su “Segundo Día de Fandango”.
Luego subió el contingente de San Melchor Betaza con sus “Sones y Jarabes de Betaza”, y enseguida llegó la “Danza de los Rubios”, de la delegación de Juxtlahuaca.
La alegría de los espectadores de la sección “A”, por “pescar” un obsequio, se transformó en preocupación cuando cayó una de las jóvenes integrantes del grupo.
Pero la Guelaguetza continuó. La delegación de Ciudad Ixtepec bailó los “Sones Istmeños”, y Ejutla de Crespo llevó sus “Jarabe Ejuteco”.
La lucha entre moros y cristianos fue escenificada por la delegación de San Andrés Huaxpaltepec, con la “Mayordomía de San Andrés”, que se presentó por primera vez en la fiesta folclórica más grande de América Latina.
La mujer abnegada y sumisa y el hombre gallardo y macho tuvieron su más clara expresión en esta danza que llamó la atención del público.
Al igual que el lunes anterior, esta vez tampoco hubo mezcal, mientras las cervezas y refrescos tuvieron poca demanda.
Aunque los rayos del Sol ya comenzaban a asomar tímidamente, la cuestionada y vilipendiada Velaria impidió que el calor se sintiera en el interior del auditorio.
Pero fue el calor humano el que se avivó cuando llegó el turno de la delegación de Tuxtepec. Esperada por todos, como siempre, cautivó con su escenografía deslumbrante y las exclamaciones surgieron del auditorio cuando las hermosas mujeres engalanadas con sus huipiles multicolores danzaron en el escenario la “Flor de Piña”, para rememorar la alegría por la cosecha del fruto exquisito.
Después vino el zapateado de hombres y mujeres de Santiago Jamiltepec que interpretaron los “Sones y Chilenas” e hicieron surgir las carcajadas del público con sus dichos picarescos.
Llovieron los obsequios, lo mismo las bolsitas con pan o café, que las piñas, los cantaritos de mezcal, que los totopos, que los “curados” –ciruelas en alcohol– lanzados al aire por las mujeres del Istmo de Tehuantepec y que bañaron a varios presentes cuando la bolsa que contenía el dulce se rompió.
Ya estaba a punto de culminar la tercera función del “Segundo Lunes del Cerro”, cuando aparecieron las otras “Chinas Oaxaqueñas”, las de Doña Casilda –la horchatera– que bailaron con sus monos de calenda el “Jarabe del Valle”.
Así culminó el espectáculo matutino de la fiesta más trascendente de Latinoamérica, mientras miles de personas ya aguardaban el momento de poder ingresar a las secciones “C” y “D” gratis para despedir a la Guelaguetza 2011. Hasta la próxima.
