EXPRESIONES.- Dice la conseja popular que “no hay que hacer cosas buenas que parezcan malas” y viceversa, sobre todo cuando las acciones recaen en el grueso de una sociedad que si bien no cree en sus gobernantes, cuando se trata de supuestos beneficios, sucumbe a los llamados.
Antes, si mal no recuerdo, la publicidad oficial tendía a sugerirnos a no mal gastar nuestro aguinaldo, a procurar el ahorro para los momentos difíciles o los grandes anhelos.
Sin embargo, ahora que tenemos a un Presidente de la República muy proclive a la globalización en todos sentidos, se le ocurre implementar una estrategia para reactivar la economía empresarial consistente en una reinterpretación del famoso “Black Friday” estadunidense.
Un momento financiero gringo en donde los comerciantes pasan de los números rojos a los números negros en un viernes, después del Día de Acción de Gracias.
A Felipe Calderón se le ocurre que aquí pueden ser tres días de gangas, del 18 al 21 de noviembre, aprovechando el puente, y para ello decidió adelantar parte del aguinaldo para que los burócratas “aprovechen las gangas” en noviembre y con la segunda parte del aguinaldo, hacer lo propio en diciembre.
Lo que quiere Calderón es que se gaste el aguinaldo en gangas superfluas, no en utensilios necesarios para las familias.
O sea, la burocracia aprovechará sentirse “ser totalmente Palacio” o muy “chic” por comprar en Fábricas de Francia o en Liverpool.
Ese es el “Buen Fin de Calderón y Cía”.
Por lo pronto, se nos ocurre que el mejor fin de un adelanto de aguinaldo es guardarlo o pagar las deudas contraídas, no comprar más, aunque sea barato.
Recuerden, lo barato, sale caro.
Oaxaca de Juárez, Oax., domingo 13 de noviembre de 2011
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