Periodismo libre y comprometido

Search
Search
O A X A C A Clima de Hoy

De las palabras a los hechos

El 2012 estuvo marcado por ser un año electoral, por discursos de campaña de los candidatos, por muchas promesas, por nuevos pactos entre los actores políticos y la repetición de palabras que no indican nada nuevo en el panorama político, puesto que en los hechos observamos la reproducción de los vicios más antiguos del régimen como el corporativismo y el clientelismo electoral.

El debate en medios se sigue centrando en que si el PRI significa el regreso al pasado o que ya están de vuelta los que si saben gobernar o que se trata de un priismo nuevo, aunque el hecho es que el PRI ni se ha renovado ni nunca se fue, puesto que muchos de los gobernantes que llegaron con bandera de opositores se formaron en la escuela del tricolor.

El PRI ha sido siempre un referente para alinear a sus afines o para organizar a sus opositores, a favor o en contra de él, puesto que los otros partidos deben saber que sin alianzas partidistas la derrota es segura y que quienes decidan ir por cuenta propia solamente realizaran el papel de comparsa, bajo la suspicacia de que existen arreglos de antemano con los dirigentes del tricolor.

De esta manera se organizan las elecciones que ocurrirán este año en 14 entidades, Oaxaca incluida, en donde se renovaran a 451 diputados locales, mil 348 autoridades municipales y una gubernatura (Baja California). Como la lógica tricolor es que el poder no se comparte, en esta ocasión irán por todo y se colarán a través de los flancos débiles o vacíos de los gobiernos de alternancia y de los partidos que los llevaron al poder.

En las campañas, los priistas seguramente hablarán de los errores cometidos por sus adversarios, de lo que los gobiernos de alternancia no han hecho, que es mucho y salta a la vista, pero tampoco invocaran a la memoria de los ciudadanos en un plazo más largo, puesto que tampoco les conviene; sería tanto como recordar un pasado ominoso de corrupción, personalismo y demás vicios del poder acicalados durante décadas; vicios que heredaron a sus opositores electorales que se convirtieron en gobiernos.

Sin embargo, como todo inicio de una nueva etapa, el 2013 esta marcado de buenas expectativas de muchos ciudadanos; por ejemplo, respecto al gobierno federal, esperan que quienes entran puedan asumir con mayor responsabilidad y eficacia las funciones de gobierno después de dos desastrosos sexenios de gobiernos panistas. Aunque el año que inicia puede parecer muy tierno para realismos pesimistas y por el momento lo dejamos en puntos suspensivos.

Cabe recordar que así de optimista estaba la mayoría de ciudadanos oaxaqueños en enero de 2011, momento en que recibimos un nuevo año y el primer mes del gobierno estatal de alternancia, cuando en los saludos estaba presente la expresión de que en Oaxaca hasta se respiraba mejor. Dos años después y a la espera de hechos, en muchos ciudadanos las expectativas quedaron disueltas en el espesor de una realidad nebulosa que se ha mostrado más como continuidad.

Y es que tampoco en Oaxaca el PRI se fue sino que se quedó y ahora las corrientes en pugna se preparan para recibir la línea desde arriba que concilie a las diversas facciones y nuevamente, a la disciplina en donde los priistas tienen mucha experiencia. Los nuevos jefes no se pueden dar el lujo de mantener la división de sus militantes, por muy fuertes que sean los rencores entre ellos, no porque importen las amistades sino porque les interesa aún más el acceso al presupuesto.

Observar la política de los de arriba no lleva muy lejos; el retrato se reduce a la renovación de élites que harán más de lo mismo, que repetirán palabras en torno a iniciativas que con el paso del tiempo, ante la falta de hechos, solo generaran frustraciones entre los optimistas.

Por ello, habría que observar la política en el terreno de abajo, que es más complejo, pues tiene que ver con el quehacer de los miles de ciudadanos anónimos; esta política es más difícil de identificar, pero es en donde ocurren los cambios más profundos.

El año que terminó fue también el del surgimiento de expresiones novedosas en los movimientos sociales, particularmente de los múltiples #yo soy 132, de las agrupaciones comunitarias en la defensa de sus territorios y de sus recursos naturales y de la reaparición silenciosa de los zapatistas, que muestran una política distinta, que va de la palabrería de arriba a los hechos de abajo.

Para los múltiples #yo soy 132, el 2012 constituyó el año del reconocimiento recíproco, y más que divisionismos, tendríamos que pensar en la multiplicación y diversificación de agendas, de tiempos y de prioridades entre las diferentes agrupaciones. Lo que viene, las nuevas denominaciones, estrategias y acciones, la temporalidad de los reflujos, dependerá de cada agrupación en particular, y sus derroteros serán distintos en los diferentes puntos del país.

Éste y los demás movimientos sociales, muestran que el espacio y el tiempo de la política son mucho más grandes que la del plano electoral y de los partidos políticos, que se extiende a nociones amplias de la democracia en las exigencias de más información, de consulta, de reclamos de participación, de defensa de la tierra, de la equidad y de los futuros colectivos.

Como corolario del 2012, la reaparición de los zapatistas revela que hay trabajo de base, de organización y formación de nuevos cuadros, al margen de los reflectores de los medios masivos; que hay exigencias pendientes de justicia y autonomía. El contrapeso del régimen no estará en los partidos opositores sino en los movimientos sociales, puesto que en los hechos el tiempo no sigue el calendario electoral.

sociologouam@yahoo.com.mx

 

Scroll al inicio