OAXACA, OAX., octubre 29.- “Parchada, en retazos, llena de ocurrencias de funcionarios en turno y de proyectos que luego son negocio”, en palabras del pintor y activista Francisco Verástegui, la capital del Estado recibirá, del 19 al 22 de noviembre próximo, a alcaldes de todo el orbe y demás visitantes que asistirán al “XII Congreso Mundial de la Organización de las Ciudades del Patrimonio Mundial”.
Aún más, como “negocio de los poderes locales”, califica Verástegui ese congreso, el cual se realizará aquí tras la propuesta como ciudad sede que presentara ante la UNESCO el presidente municipal del Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, el neo panista Luis Ugartechea Begué.
Según el integrante del Comité de Vigilancia Ciudadana (CVC), que surgiera en 2005 para protestar contra el proyecto de remodelación del Zócalo de ese año, va a ser “un congreso políticamente muy correcto, de elogios mutuos, para aplaudirse”.
Pero, se pregunta, “por dónde llevarán a los alcaldes visitantes”, y se responde: “seguramente por donde no haya pobres, por las calles bonitas, por donde no se vean pordioseros”.
Además, agrega, “el pueblo no podrá asistir a las actividades centrales, pues la entrada está carísima”.
Este XII Congreso Mundial es una paradoja, acepta Francisco Verástegui, y hace hincapié en que una de las sedes principales, el ex convento de San Pablo, él la visualiza como uno de los ejemplos recientes donde “se trastocó el patrimonio cultural de los oaxaqueños”.
Para Francisco Verástegui, el meollo del asunto es respetar el espíritu de conservación de las ciudades patrimonio establecido por documentos como la Carta de Venecia de 1964, en la que un punto esencial es la unidad y armonía aquitectónica de aquéllas.
NEGOCIOS Y OCURRENCIAS
En entrevista, Francisco Verástegui menciona una serie de lo que califica como atropellos recientes contra el patrimonio cultural de la ciudad. Registramos dos de ellos:
“La valiosa fachada del ex convento de San Pablo constituía parte de la memoria histórica de los oaxaqueños. Era muy significativo para el habitante de esta ciudad esperar el camión de pasajeros en la esquina de avenida Independencia y Fiallo, al tiempo de estar viendo esa fachada.
“Y se tira bajo un argumento científico que nadie entiende: ahora se le empieza a conocer como el muro del Fobaproa”. Para Verástegui, en realidad eso fue “una ocurrencia de la Fundación Harp Helú”.
Se pregunta Verástegui: “por qué no se respetó esa fachada, por qué se impuso ese muro. Son ocurrencias de quienes tienen el poder”.
Un segundo ejemplo: en lugar de podar los árboles de la ciudad como recomiendan los especialistas, “se les inyectan vitaminas o quién sabe qué, y por eso se están muriendo los laureles”. Y eso “ha costado un dineral”, sostiene.
—El “desastre arquitectónico” del Zócalo de 2005, como le llamó el arquitecto Enrique Lastra, nunca fue reparado— se le comenta a Verástegui.
—Al contrario, cada vez se le hicieron más atropellos a la Plaza Central. Hasta hace poco, en el Zócalo y la Alameda cambiaban vegetación cada tres meses o algo así, cuando son jardines que deberían ser permanentes, sustentables y no cosméticos.
“Era un negociazo. Y cuando se le pregunta a los funcionarios, todos se echan la bolita. ‘Pero sí ahí estaban los camiones de Servicios Municipales’, se les dice. ‘Pues yo no sé’, responden”.
Según Verástegui, son “negocios de ex funcionarios del sexenio anterior y funcionarios de éste”.
—¿No hay protesta, ni siquiera de los artistas, como en 2005?, ¿habrá una especie de cooptación?
—Todos quieren una beca de la Secretaría de las Culturas y Artes (Seculta) o trabajar en equis fundación. Bueno, no todos, pero sí muchos.
ÉPOCA DE ORO
Aunque suene inverosímil, según Verástegui, existió una época de oro en cuanto a la conservación del patrimonio cultural de la Ciudad de Oaxaca, y fue cuando estuvieron al frente de ella Alfonso Gómez Sandoval y Manuel de Esesarte.
“¡Y eran del PRI!, quién lo iba a decir. Ahora va a regresar” este partido político con el presidente municipal electo, Javier Villacaña Jiménez, quien “firmó una serie de compromisos por la ecología en presencia de representantes de la sociedad civil. Esperamos que esto cambie”.
Aunque “hoy ya no se le cree a nadie: ni al PRI ni al PAN ni al PRD”, concluye Francisco Verástegui.
