Sr. Maximiliano Núñez Cardoza
Director E-Oaxaca
P R E S E N T E
Señor Director:
Mucho agradeceré su disposición para incluir mis opiniones respecto al texto “Una aventura más de Flavio Sosa”, publicado el 13 de noviembre en el diario que usted dirige, bajo la firma de Pablo Ramírez Puga.
Dice el columnista que yo anuncio mi reintegración a la lucha social “para ver si a la próxima le toca una plurinominal federal”. Y dice que lo hago “a la usanza priista”, pero es a la usanza priista que el señor miente. Jamás anuncié buscar ninguna candidatura plurinominal para la próxima legislatura federal.
Y no denuesto, aunque sí critico (no “crítico”, como escribe el señor) a la cultura priista, esa de la que él ha sido beneficiario, si es que acaso no forma parte de ella. Luego el señor se pregunta si la lucha social no ha dañado al país… Y tiene razón en preguntárselo.
Es imposible responder en breve al señor Ramírez Puga; antes deberíamos preguntarle de qué país habla él. Porque, efectivamente, la lucha social causó un gravísimo daño, por ejemplo, al afrancesado México de las potentadas familias beneficiarias del porfirismo, al imponer una Constitución con vocación democrática, la no reelección, la jornada laboral de ocho horas, el salario mínimo e incluso la existencia de instituciones como el Seguro Social (entiendo que los propietarios de periódicos tradicionalmente aliados al poder, como los que ha editado la familia Ramírez Puga, no conozcan los derechos laborales que deberían tener sus empleadas y empleados, pero sí, existe algo que se llama Instituto Mexicano del Seguro Social, y nos costó un millón de muertos en la Revolución).
Es claro que todavía existenmás que resabios de ese México tiránico, gravemente herido desde hace cien años pero no muerto, ni por mucho. La familia del señor Ramírez Puga, su rol en el pasado gobierno del asesino Ulises Ruiz y en el actual del espurio Peña Nieto, son una muestra de que ese país aún existe y está muy, muy presente y actuante en la política de hoy. A ese país sí que le hace daño la lucha social.
Luego el señor usa en mi contra una serie de calificativos y apodos que, curiosamente, fueron acuñados en medios o de su familia, o subvencionados profusamente con dinero público cuando Hectorito Pablito, ahora al frente de Liconsa (¡ah! ¿De verdad son familiares? ¡No lo hubiera imaginado!) formó parte del primer círculo ulisista.
No me ofende, señor, que se refiera a mí como “El demonio de Tasmania”. Entiendo perfectamente que en su círculo se haya pactado nombrarme así para denostarme.
Es claro que asume el discurso de quienes desde el gobierno torturaron, asesinaron, encarcelaron, persiguieron e incendiaron, y después, además, acusaron de ello al mismo movimiento al que reprimieron.
Y miente también el señor Ramírez Puga cuando, refiriéndose a mí, dice: “prefirió buscarle en todas las corrientes políticas, incluso el PRI, para mantenerse como luchador social”.
Nunca he participado con el PRI de ninguna manera. Y siempre he militado en la izquierda, y fue desde ahí que en 2000 apoyé un proyecto, ciertamente, de derecha, con el objetivo de sacar al PRI de Los Pinos. Recuérdeme, por favor, ¿lo logramos? ¡Ah! ¿Todavía le duele?
Ya que gusta de calificarme de incendiario, como el resto de los personeros del priismo tiránico, quiero recordar al señor Ramírez Puga que si estoy libre fue porque demostré fehacientemente que las acusaciones en mi contra fueron mentira, formuladas —por esa gente a la que él, parece ser, todavía sirve— con base en testimonios falsos, presentados por personas que… nunca existieron.
En cambio, informes sobre derechos humanos documentan la acción de agentes gubernamentales que asesinaron, violaron, torturaron, golpearon y amenazaron a las y los participantes en el movimiento social de 2006.
Y sí, apoyo al gobierno de Gabino Cué; no de manera incondicional ni ciega, sino mientras continúe dando visos de la posibilidad de una verdadera transición a la democracia.
Me enorgullezco, por supuesto, de haber presentado más de 50 iniciativas de diverso tipo: fueron 58 para hacer modificaciones constitucionales, a leyes y a los códigos Civil y Penal del estado, a los procedimentales; para crear nuevas leyes, así como puntos de acuerdo sobre temas diversos. En total fueron aprobadas siete de mis propuestas. Invito al señor Ramírez Puga a conocer los registros del Congreso del Estado.
Es cierto que tengo un problema de obesidad. No me queda claro el mecanismo por el cual el señor Ramírez Puga hace referencia a esa condición mía de salud para descalificar mi trabajo legislativo… ¿O era solamente para burlarse de mí? ¿Descalificar acciones políticas con base en la apariencia de quien las propone? ¡Vaya! No lo creo capaz, dado el nivel que ha demostrado en tantos años de ejercicio periodístico… ¡Si la ética ha sido siempre lo que ha caracterizado a esa familia! ¿O no?
Y miente también el señor cuando dice que “Flavio Sosa ya no es diputado y no sale a pie, sino en un jeep último modelo…” Uso una camioneta pickup Nissan, de trabajo, que adquirí el año pasado.
Me permito, señor director, solicitarle finalmente una última cosa: felicitar al señor Ramírez Puga, pues su redacción y su ortografía han mejorado radicalmente en los últimos años. Si sigue así, esforzándose, es posible que pronto lo haga correctamente.
Le agradezco sus atenciones.
Flavio Sosa Villavicencio
Oaxaca de Juárez, a 15 de noviembre de 2013