EXPRESIONES.- La situación de inseguridad y violencia en el estado de Michoacán debe servir a los oaxaqueños como una experiencia a considerar, porque si bien en Oaxaca no hemos llegado a los extremos michoacanos, el narcotráfico, la extorsión y el secuestro sí son actividades ilegales que se desarrollan en diversos puntos de la entidad, no por los Templarios, pero sí por Los Zetas, cucarachas del narco que se nos vinieron a enquistar en diversas regiones del estado.

El caso del Padre Gregorio, cura de Apatzingán, quien por las amenazas del crimen organizado ha tenido que vestir con chaleco antibalas durante la misa y obligado a traer guardaespaldas, es un fiel reflejo de una situación que se dejó crecer por la corrupción y colusión de criminales, funcionarios y autoridades municipales.

El Padre Gregorio dice: “La violencia que se registra en la zona es muy grave e indignante al vivir cientos de familias en una constante psicosis y temor, por el modo de operar de los criminales. Aquí se cómo masca la iguana, como corre el agua. Sabemos cuántos muertos y secuestros hay. Cuántos ranchos han robado, que ministerios públicos, notarios y policías están con ellos. Sabemos la corrupción que hay en la presidencia municipal”.

Todos saben, pero nadie dice nada, ni hace nada, como sucede en Oaxaca. Todo se minimiza, se soslaya, se niega en un afán inexplicable de aparentar paz y tranquilidad.

Pero ahí está el caso de Michoacán, lo que sucede en Guerrero; lo que sucedió en Sinaloa y Tamaulipas, lo que pasa en Veracruz y lo que está pasando en Oaxaca.

¿Por qué cerrar los ojos ante el flagelo?

De ahí la popularidad de las “autodefensas”, los únicos que salen en defensa de los agredidos, de lo vejados, de los violentados, de los asustados.

El espejo de Michoacán debe motivarnos a emprender estrategias de seguridad efectivas, con gente profesional y preparada, no con improvisados ni simuladores que sólo tratan de ocultar su miedo con ocultamientos y complicidades.

Oaxaca no puede caer en manos del crimen organizado, hay demasiada desigualdad, demasiada pobreza, demasiado resentimiento que puede provocar un caos más peligroso o igual que el de Michoacán….

Oaxaca de Juárez, Oaxaca; lunes 20 de enero/2014.

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