OAXACA, OAX., febrero 16.- Por los años 1956-1957 había un maestro que impartía la clase de Minerología en la Escuela Normal Urbana Federalizada de Oaxaca, a quien no faltó un alumno de los traviesos o vivarachos que lo bautizara con el mote de Pirita.
¿Pero porque se hizo popular entre el estudiantado el “Maestro Pirita”?
Aquí la historia: se llamaba Manuel Urrutia Palacios y era el responsable de impartir lo que llamaban las clases o materias seriadas de Física y Química en el segundo y tercer grado de enseñanza secundaria y Mineralogía en el primer grado del ciclo profesional de la carrera de maestro de educación primaria.
Atendía en aquellos años un grupo aproximado de 40 a 45 alumnos—hombres y mujeres—que cursaban el primero de profesional y gustaba de organizar y promover excursiones por los cerros de San Felipe del Agua o San Antonio de la Cal, cercanos a la ciudad de Oaxaca.
En varias ocasiones al transitar con los alumnos por los cerros seleccionados, cualquiera de los muchachos interesados en conocer el tipo de minerales que encontraban a su paso, levantaban preferentemente atractivas piedras, le mostraban al maestro y le preguntaban de que metal se trataba.
El maestro Urrutia, ya fallecido, a quien expreso mi reconocimiento y respetos, usaba anteojos que los subía a la parte frontal de la cabeza cuando un compañero le mostraba una piedra preferentemente y le respondía después de haber visto el objeto “Pirita compañero”.
Para el maestro de Mineralogía, todo era pirita y en cierta ocasión un alumno pretendió y logró que fuera la burla de los demás, al mostrarle durante una excursión, excremento seco por el tiempo de burro, vaca o toro.
Como de costumbre el maestro quitó los lentes de sus ojos, los subió a su frente y después de observar lo que le mostraban, respondió “pirita compañero”.
Para él todo era pirita, de ahí el mote que lo caracterizó por varios años entre los alumnos que cursaron la carrera de profesor en la antes gloriosa escuela Normal Urbana Federalizada del Estado de Oaxaca.