SANTA MARÍA COYOTEPEC, Oaxaca, abril 21.- “¡Suéltenme. Ustedes no pueden detenerme. Soy el comandante de las fuerzas especiales!”, soltaba toda su prepotencia el delegado de la Policía Estatal (PE) en Miahuatlán de Porfirio Díaz, Joel Raymundo Marcos Pérez, mientras era sometido por diez de sus compañeros frente a su cuartel.
Energúmeno, fuera de sí por la borrachera que lo dominaba, les apuntó con la pistola de cargo desde la camioneta que conducía, una Ford Scape con placas 243-VMK del Distrito Federal, cuando elementos de Tránsito del Estado pusieron un retén frente al cuartel de la PE para detenerlo.
Marcos Pérez los encañonó y gritó frenético: “¡No se muevan porque me los trueno!”.
Una decena de elementos de la PE se unieron para someter al policía preventivo que había estado ingiriendo bebidas embriagantes junto con dos amigos abogados en el centro de la Ciudad de Oaxaca, y regresaban a Miahuatlán cuando ocurrieron los hechos que se narran.
A empujones lo bajaron de la camioneta. Golpeó a cinco de los diez policías que intentaban someterlo.
“¡A mí nadie me toca, cabrones. Yo soy comandante, respétenme cabrones. No quiero que me esposen”!, gritaba a sus compañeros al tiempo que les daba de golpes.
Llegaron más refuerzos y después de 20 minutos de forcejeos lograron controlarlo. A rastras lo metieron a los separos del cuartel de policía, donde seguía rebelándose, según comentaron sus compañeros de corporación.
Pero la historia comenzó antes, a las 17:20 horas de este lunes 21 de abril de 2014, en el cruce de la Avenida Universidad y Símbolos Patrios, cuando el prepotente jefe policiaco amagó con su pistola de cargo a una mujer automovilista que con ademanes y el sonar de claxon le reclamó por qué invadía su carril.
El comandante delegado de la PE en Miahuatlán, Joel Raymundo Marcos Pérez, acompañado de sus dos amigos abogados, habían acordado continuar la parranda en Ocotlán de Morelos y para allá iban a bordo de la Ford Scape.
Manejaba sin precaución, a exceso de velocidad y en completo estado de ebriedad. Al incorporarse a la Avenida Símbolos Patrios, una mujer que conducía en el carril contiguo le reclamó su alocada carrera y ese fue su enojo.
El policía preventivo desenfundó su pistola de cargo y la encañonó gritándole: “¡Vieja mensa, fíjate!”. Luego aceleró entre carcajadas.
Asustada, la mujer pensó que se trataba de un integrante del crimen organizado. Sin decir nada cambió de carril y se estacionó en el acotamiento, tomó su teléfono celular y marcó al número de emergencia, pidiendo el apoyo de la policía para detener al infractor.
Elementos de Tránsito del Estado pusieron un retén frente al cuartel de la PE en Santa María Coyotepec, donde fue aprehendido.
Este reportero solicitó información en la oficina de Comunicación Social de la Policía Estatal, sobre los tres detenidos (el jefe policiaco y sus dos amigos abogados) y el encargado, amable, pidió: “Espérame diez minutos y te los doy”.
Pasaron 15 minutos y el encargado de Comunicación Social recibió una llamada telefónica. Colgó el teléfono, se rascó la cabeza y se quedó viendo al reportero:
“No amigo, no te podré dar los datos. Esto está un poco complicado. Casi casi es secreto de Estado. Discúlpame esta vez, de verdad no te puedo ayudar con esa información porque pondría en desprestigio a la policía (sic). Disculpa, ya te puedes retirar”.