Periodismo libre y comprometido

Search
Search
O A X A C A Clima de Hoy

¿Qué celebrar?

El 30 de abril, Día del Niño y el 1 de mayo, Día del Trabajo, son dos días conmemorativos que más que festejos provocan cuestiones para reflexionar sobre la situación en cada materia, de lo que observamos en Oaxaca, en el país y más allá, sobre lo que se ha hecho, sobre lo que no se ha hecho, y lo que falta por hacer.

De entrada, sobre la conmemoración a la niñez habría que apuntar que cuando observamos niñas y niños en la calle, en condiciones de mendicidad, desnutrición visible, falta de acceso a la salud y a la educación, sujetos a explotación laboral, vulnerables a la violencia y abusos de todo tipo, salen sobrando los discursos de buenas intenciones de gobernantes, burocracias y dirigentes de partidos políticos.

El pulso del éxito o el fracaso de las políticas públicas y de los programas de inversión gubernamental debería observarse en el estado de las niñas y los niños; en términos de tiempo presente, con fuerte compromiso para proteger a la niñez en cumplimiento de derechos, y en términos de futuro porque simple y sencillamente se trata de los adultos del mañana.

De acuerdo con el Informe “Los derechos de la infancia y la adolescencia en Oaxaca”, editado por UNICEF, la población de niñas, niños y adolescentes en la entidad es de 38 por ciento, tres puntos más que la media nacional. De estos, el 29 por ciento habla una lengua indígena.

El 56 por ciento de los niños oaxaqueños reside en localidades dispersas que se caracterizan por sus rezagos sociales, por lo que destaca la observación de que las tres características principales de la niñez oaxaqueña son “la dispersión geográfica, la condición rural y la condición indígena”.

Así, podemos encontrar municipios de muy alta marginación como San Martín Peras el cual tiene una proporción del 58 por ciento de población menor de 17 años, Santiago Amoltepec con 57 por ciento, San Simón Zahuatlán y Coicoyán de las Flores con 56 por ciento cada uno en ese mismo rango de edad.

Seguramente este tipo de municipios requieren políticas públicas específicas para apoyar a las niñas, niños y adolescentes. No se puede generalizar.

Las condiciones de marginación de zonas rurales e indígenas son por sí mismas obstáculos para el cumplimiento de derechos de este sector de la población, y puede afirmarse que mientras persista la desigualdad y la pobreza que expulsa a la población de sus zonas de origen y arroja niños a la calle en zonas urbanas, ningún gobernante puede presumir del éxito de sus políticas públicas.

La segunda fecha conmemorativa, el día del trabajo, que motivó la marcha de 30 mil trabajadores en la capital del estado y muchos más en otras ciudades del país y del mundo, revela un momento distinto del mundo laboral respecto a la antigua alianza entre sindicatos y el Estado que sostuvo durante varias décadas la relativa estabilidad del régimen político mexicano.

El momento actual se caracteriza por el desmantelamiento de la estructura de beneficios articulados en periodos pasados, entre los que destaca la seguridad social y un conjunto de prestaciones que se han ido restringiendo de manera progresiva, que lleva a que las nuevas generaciones de trabajadores queden sometidas a las reglas de búsqueda de máximos rendimientos económicos y disminución de inversiones para beneficios sociales.

Ahora, los trabajadores están sujetos a la precariedad laboral, a los bajos ingresos, a la búsqueda de dobles jornadas, al trabajo informal y al desempleo.

Cabe señalar que el salario mínimo diario en Oaxaca es de 63 pesos y que la entidad se encuentra entre aquellas que registran los niveles de ingreso más bajos a nivel nacional.

El futuro laboral se asocia cada vez más a la incertidumbre; los gobiernos, independientemente de los partidos políticos de los que provengan, han adquirido una forma subordinada a los intereses del mercado, los arreglos se sintetizan en la reforma laboral consensada por legisladores y gobernantes.

En esta tendencia, las viejas corporaciones de trabajadores se debaten en claroscuros que van desde las legítimas expresiones de defensa de los derechos laborales y de las conquistas alcanzadas en el periodo posrevolucionario, pero también en el desgaste de los vínculos clientelares, así como divisionismos y descomposición de este tipo de organizaciones al ritmo de un neoliberalismo rapaz que prefigura nuevas formas de corrupción.

El día del trabajo debe ser una oportunidad para la autocrítica sin complacencias; para pensar en alternativas en un contexto desfavorable para relanzar reivindicaciones colectivas, para definir nuevas estrategias por la defensa de derechos, los cuales no pueden alcanzarse por separado.

Anteponer el cumplimiento de un derecho a los demás anticipa polarizaciones, más conflictos y debilita aún más la cohesión social.

Los derechos laborales son tan importantes como el derecho a la educación, a la salud, a la alimentación, a una vida digna, principalmente, de las niñas y los niños en condiciones de mayor vulnerabilidad.

No podemos esperar un futuro mejor cuando tenemos un presente marcado por la desigualdad y desventaja que obstruyen el cumplimiento de derechos.

En Oaxaca la diversidad cultural y la desigualdad social no pueden entenderse por separado, si consideramos las asimetrías profundas entre los grupos sociales, entre población indígena y no indígena, entre la población asalariada y la que no tiene ingresos estables, entre quienes viven en las ciudades y quienes habitan localidades rurales, entre la población adulta y la infantil, entre los niños y las niñas, entre las abismales diferencias sociales.

*Investigador del IISUABJO
sociologouam@yahoo.com.mx

 

mayo 2014
L M X J V S D
 1234
567891011
12131415161718
19202122232425
262728293031  
Scroll al inicio