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Entre la euforia etílica y el engaño, el mezcal vive una etapa crucial y crítica en Oaxaca

SANTA CATARINA Minas, Oaxaca, julio 19.– Dadas las tendencias a la baja de disponibilidad de maguey mezcalero y el desinterés de los gobiernos en turno para evitar el saqueo de esta materia prima, la producción de mezcal tradicional o artesanal se irá reduciendo, desaparecerán familias o comunidades enteras que se dedican a esta actividad productiva, junto con el conocimiento histórico que poseen sobre ella, y lo que vendrá entonces será la elaboración de una bebida sintética a la que envasarán con el nombre de “mezcal”, asienta en entrevista el maestro palenquero Eduardo Ángeles Carreño, perteneciente a una familia mezcalera con cuatro generaciones de antigüedad, es decir, por lo menos 150 años.

En el marco del espejismo etílico que genera la eufórica Feria Internacional del Mezcal –la cual efectúa su edición 17 del 19 al 29 de julio en el Paseo Juárez El Llano–, en la cual mayoritariamente exponen comercializadores y sus marcas y no los productores de los pueblos originarios, Eduardo Ángeles, cuya familia es propietaria de la fábrica o palenque en activo más antiguo de Minas, plantea un panorama sobre el mezcal sobrio pero, a la vez, sombrío, sobre todo si no se atienden las problemáticas que han existido históricamente en las poblaciones productoras de la bebida y las que ha provocado la moda de ésta en Oaxaca, otros estados del país e incluso a nivel internacional.

La moda del mezcal ha beneficiado básicamente a comercializadores y envasadores, pues si bien se ha incrementado la demanda de la bebida en las comunidades originarias de producción, salvo en mínimas excepciones, éstas siguen en las mismas condiciones socioeconómicas de pobreza y marginación de siempre.

Además, las estrategias de comercialización generadas por la mencionada moda han causado engaños como el del comercializador y envasador que ofrece a un consumidor mal informado una diversidad de mezcales que no son lo que se dicen, pues sólo contienen una proporción de los magueyes de los que supuestamente están hechos.

–¿Cuál es la situación del mezcal tradicional en Oaxaca?

–Por la extracción de la materia prima de Oaxaca –fundamentalmente por parte de los tequileros de Jalisco–, es decir de maguey mezcalero, el mezcal tradicional se encuentra en un punto crucial y crítico. La permanencia de la producción en muchas comunidades se irá reduciendo por la falta de aquél. Por lo mismo, en algunos casos ocurrirá la pérdida de familias e incluso comunidades enteras que se dedican a esta actividad productiva y, obviamente, del conocimiento histórico que poseen sobre ella y que está arraigado en las personas.

Por lo que respecta a la parte comercial, “el boom o moda que ha tenido el mezcal en Oaxaca, otros estados del país e incluso a nivel internacional, si bien ha provocado el incremento de la demanda del producto, ello no ha tenido una repercusión como debería en las comunidades respectivas: éstas siguen viviendo en la misma situación de pobreza y marginación de siempre. Son muy pocos los productores han recibido un beneficio directo”.

Y aquí Eduardo Ángeles Carreño menciona el caso de su familia y su mezcal Real Minero: “Somos de las pocas familias en el país que nos dedicamos tanto a la producción como a la comercialización”.

En cambio, aclara, “hemos visto nacer muchas marcas de gente que no produce la bebida, sino que nada más la envasa y comercializa. Eso, además, ha ido desvirtuando la esencia del producto. Dadas las condiciones de la moda, las estrategias de comercialización, aunque han tomado, por lógica, las raíces de la bebida, conllevan engaños, como esa supuesta elaboración de mezcales con base en una gran diversificación de magueyes.

“Es demasiado frecuente ese engaño hacia el consumidor, pues se ofrece un mezcal de algún maguey que en su totalidad la bebida no lo tiene, sino que sólo posee una proporción de la planta correspondiente”.

–¿Cuál es el futuro del mezcal.

–Dadas las tendencias a la baja de disponibilidad de materia prima y la falta de interés por parte de los gobiernos para evitar los saqueos del maguey, veo dos aspectos: uno, los volúmenes de producción se van a reducir; y dos, ello va a provocar que suceda lo que ha ocurrido con otras bebidas e incluso con el mezcal en otros tiempos: la introducción de destilados sintéticos que se envasarán con el nombre de “mezcal”.

Ahora, “si podemos plantear de forma adecuada toda la cadena relacionada con el mezcal, creo que el renacimiento que ha tenido la bebida en el gusto de la gente y el mercado podrá permanecer. Mi familia lleva por lo menos 150 años produciendo mezcal, sería muy satisfactorio que pasen otros 200 o 300 y lo siga elaborando, y no que por cuestiones de moda o intereses de monopolios y gente diversa, en diez o 15 años desaparezca”.

–¿Y la situación de Minas?

–Aclaro que, por antecedentes escritos, Santa Catarina Minas es una de las comunidades con mayor historia y antigüedad de producción. Por eso y por la lógica del mercado, la moda misma y la introducción del mezcal en los diferentes estratos sociales, nuestra bebida está bien posicionada. Además, en 1995 teníamos una media de edad de los productores de 50 años: hoy es de 25.

“Se ha capitalizado el rescate del conocimiento del mezcal y su transmisión a los jóvenes. El siguiente paso es la recuperación de nuestros magueyes a través de, por ejemplo, las plantaciones en la periferia de los terrenos o de hileras asociadas al maíz. Por eso pienso que en Minas va a permanecer el mezcal, además de que mejorará la economía de la comunidad. Veo un panorama aceptable”.

 

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