EXPRESIONES.- El descrédito en su aparato de seguridad y justicia del país sigue creciendo, y lo que es peor, el hartazgo fomenta la rebeldía y la insurrección.
El caso de las “autodefensas” en Michoacán es claro ejemplo de la incapacidad y corrupción que impera entre nuestras policías y quienes se encargan de procurar y negociar la justicia.
Las recientes palabras que vertió Hipólito Mora, uno de los cabecillas de las autodefensas en Michoacán, al conocer su auto de formal prisión: “Me siento como un pendejo. Que me expliquen si es mejor dejarse matar”, encierran frustración ante un aparato de justicia que quiere lograr la paz a base de descabezar a quienes tomaron la justicia por propia mano ante la complicidad de quienes supuestamente deberían velar por la seguridad de los michoacanos.
Si Hipólito Mora que tomó las armas para defenderse y defender a su pueblo del narcotráfico y la delincuencia organizada se siente como un pendejo, ¿Cómo podrá sentirse el ciudadano común ante la impotencia de sentir la justicia de su lado?
Es increíble que Alfredo Castillo finque la recuperación de su imagen como Comisionado Especial en Michoacán encarcelando a quienes hicieron el papel que le correspondía al Estado.
Grave error que suma más en contra de un gobierno federal, que como pelota de ping pong rebota en la mesa del descrédito y la desconfianza nacional e internacional.
Ante tanta insensibilidad y falta de sentido común, el presidente Enrique Peña Nieto deberá ajustar su gabinete, sobre todo en el área correspondiente a la seguridad nacional y a la estabilidad política, porque el país sigue incendiándose por negociar con la legalidad y la justicia.
¿Se imaginan que la gente explote porque ya no quiera sentirse pendeja?
No se apendejen pues, porque de Michoacán siguió Guerrero y el próximo puede ser Oaxaca.
Oaxaca de Juárez, Oaxaca, domingo 3 de enero de 2015
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