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Ayotzinapa no se olvida

LIBROS DE AYER Y HOY.- Cuatro meses se cumplen de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, y aparte de muchas versiones, muchas dudas, lo que priva es la incertidumbre.

¿Dónde están los jovencitos que un día salieron de su pueblo a realizar actividades vinculadas con sus estudios y que fueron desaparecidos de la manera más burda, compleja e inhumana?

El suceso ha ocasionado la crisis más severa de un gobierno en las últimas décadas ya de por si afectado con las muchas denuncias de corrupción.

El hombre de la voz ronquita, impostada, “el señor que desciende de la luna con un fragante ramo de epitafios”, para recordar a Octavio Paz (Máscaras del alba, de La estación violenta, Planeta. Conaculta 2002), ha dicho que los estudiantes ya están muertos sin tener pruebas fehacientes; los padres, ilusionados, creen que están vivos.

La opinión pública se divide en posiciones, pero aunque hay sectores que piden el olvido y caen en las más aberrantes declaraciones, Ayotzinapa está en la mente de todos.

Este 26 de enero la gente volverá a tomar las calles y llamará, como sucedió con los hechos del 68 y del 71, a no caer en el olvido hasta que se resuelva la desaparición y se haga justicia. Ayotzinapa no se olvida, será uno de los gritos.

En la pasada feria del libro de Guadalajara, la FIL 2014, fue presentado el libro Alabardas (Alfaguara 2014, con ilustraciones de Gunter Grass) que contiene tres capítulos de lo que iba a ser la última novela de José Saramago.

La muerte venció en 2010 al premio Nóbel 1998, pero los escritores Roberto Saviano y Fernando Gómez Aguilera añadieron capítulos que redondearon la obra que fue presentada por su viuda Pilar del Río. Ella y otras presentadoras, entre ellas Lidia Cacho, relacionaron la obra póstuma con los hechos violentos de Ayotzinapa.

Es la denuncia de lo que priva en el mundo asaeteado por el poder y los intereses armamentistas que provocan las conflagraciones entre países. Es la historia de cómo Artur Paz Semedo, empleado de una fábrica de armas, se ve influido por su ex esposa una mujer pacifista, para investigar y hacer un seguimiento de todo el daño que ha causado la empresa armamentista donde trabaja.

Vino a la mente sin duda en la presentación, el hallazgo de armas de origen alemán en el caso Ayotzinapa y las de Estados Unidos que entraron con la operación “Rápido y Furioso” y que acabaron con la vida de muchos mexicanos, entre multitud de casos.

La alabarda, según los diccionarios, es un arma, una especie de lanza con cuchilla transversal, de madera, que suele medir alrededor de dos metros y tiene una punta de acero.

Hasta el último momento de su vida, el humanista escritor de Ensayo sobre la ceguera, rechazó la violencia, de ahí el interés que se tuvo en la FIL de recordarlo con Alabardas, en el marco de los llamados permanentes de quienes asistieron, a no olvidar Ayotzinapa.

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

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Leyes según la conveniencia

Teresa Gil

LIBROS DE AYER Y HOY.- Pese a los problemas, muchos pueden tener su propia ley o modificarla, si están en buenos términos con la autoridad. No es nada nuevo. En México se usa el derecho a modo, según los intereses y si falla alguna reforma, simplemente la ley se interpreta.

Varios medios han recalcado la forma como el presidente del Tribunal Superior de Justicia del D.F., Edgar Elías Azar, ha sido beneficiado en varias ocasiones con reformas a la ley para que siga en su puesto.

Yo recuerdo cuando en Sonora con gran aparato y públicamente, además, se reformó la constitución para que el candidato a gobernador cubriera el requisito de la edad.

Todo mundo lo vio con naturalidad, como ahora se ven las barbaridades jurídicas que sin modificar una ley pero violando principios fundamentales se nombra y sostiene en Michoacán al comisionado Castillo.

La instalación del nuevo sistema penal acusatorio en el Distrito Federal, tiene fondos complicados y al menos en lo que respecta a las conductas no graves, hay una intención notoria de que los casos sean resueltos en el área administrativa, ¿con que fin?

No se cree en la generosidad de las autoridades para evitar que gente joven vaya a la cárcel. Puede ser un camino para limpiar prisiones en el momento en que se habla de la privatización de esos penales y tratar de quitarles problemas a los empresarios.

Por lo pronto, ante esa inminencia, el gobierno capitalino capacitó a cerca de 60 mil empleados, entre ellos 360 defensores de oficio y alrededor de 55 mil policías.

Hay una inversión millonaria en locales, personal y equipo que empezó a operar el pasado 16 de junio y que privilegia en esta fase, la conciliación de las partes.

El uso del sistema de conciliación en el área administrativa –por ello las conductas analizadas no pueden ser consideradas delitos–, lo tienen las diferentes procuradurías especiales que operan en la ciudad: del Consumidor, Social, etcétera. O sea que el juicio oral con algunas modalidades al menos en lo administrativo ya existía.

Están también esos raros juzgados que operan en las delegaciones –y que no deberían llamarse así porque no forman parte del Poder Judicial–, y que usan la conciliación como medida primaria, que por lo general suele ser la única.

Como si descubriera el hilo negro, Miguel Ángel Mancera acaba de declarar que la confesional ya no es la reina de las pruebas, como si no supiéramos que buena parte de los procesos penales se obtiene con confesiones a punta de golpes.

Porque si bien la presuncional o indiciaria suplió supuestamente a aquella prueba hace décadas, para aplicarla hacen falta buenos investigadores y buenos jueces. Es mejor irse a lo seguro. El asunto es finalmente de procedimiento.

En lo que respecta a la sustancia, ha habido propuestas científicas en el pasado que no fueron tomadas en cuenta, al menos en su totalidad. Y se debía a que ponían al descubierto los grandes errores que han cometido muchos teóricos mexicanos al interpretar el derecho penal y que a la postre en el derecho positivo, perjudican el proceso.

Una de esas propuestas fue famosa y está contenida en el libro Lógica del tipo en el derecho penal (Editorial jurídica mexicana 1970), de los juristas Olga Islas y Elpidio Ramírez.

Olga Islas fue fiscal especial en el caso Colosio y es autora entre otros trabajos de Análisis lógico de los delitos contra la vida (2011).

Lo singular de la tesis de Islas y Ramírez, es que hacían un planteamiento del derecho penal a partir de la lógica-matemática y con un deslinde de las partes que integran la teoría de esa ciencia –que en México están o estaban revueltas–, trataban de rescatar el nulum crimen, nulla poena sine lege. Es decir, que no puede haber crimen si no está contemplado en la ley.

En México, a algunas autoridades les vale el principio; simplemente crean la conducta a sus necesidades, la convalidan y ya: ¡a la cárcel! Si el nuevo sistema en el D.F. se consolida, no aparece el fantasma de la corrupción, se impide que las cárceles se sigan llenando y generen más delincuentes, enhorabuena.

Pero hay que demostrarlo, no sólo en robos de indigente.

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

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La mujer de Lot

Teresa Gil

LIBROS DE AYER Y HOY. Hay quienes dicen que ya es hora de que en México haya una mujer en la presidencia. Quizá sería deseable si hubiera una mujer que llenara los requisitos de los que han carecido –en su mayoría–, quienes lo han gobernado.

El país necesita en este momento eficacia ante todo, honradez, democracia y una amplia visión de la multiplicidad que lo habita. La verdad es que no encontramos lo anterior ni en mujeres ni en hombres que se asumen líderes políticos y aspirantes para el 2018.

Además, hay que entender que el problema no es de sexo y que ya tenemos casos muy lamentables –Rosario Robles y Amalia García, para no ir más lejos–, que demuestran que una mujer no es necesariamente superior a un hombre en el gobierno, cuando se arrastran las mismas posturas.

A lo mejor hay jóvenes liderazgos femeninos que darán una sorpresa, pero hay que esperarlos y confiar en que hay mujeres valiosas que nos gobernarán, como actualmente sucede en Sudamérica y en otros países del mundo.

Ahora que si de desbancar a un hombre se trata en este momento, que salgan a la palestra las que aspiran; total, con lo que ahora se tiene y conocemos, cualquier sexo es igual.

Nos llama la atención, sin embargo, que la señora Margarita Zavala se empeñe en seguir enclaustrada en el presupuesto, después de haber gozado de las ventajas –no legisladas por cierto–, de ser la esposa de un presidente y no haber sido la guía y la contención para detener las muchas inconsecuencias de Felipe Calderón.

Si el país ardía con miles de crímenes –como ahora–, y la esposa del que pone al Ejército en las calles convalidó las acciones, muy poco intervino en orientar, si es que lo hizo. Aunque, claro, no era su obligación. Lo más probable es que coincida con las resoluciones que tomó su esposo.

Y es que ni siquiera hubo en intento serio de su parte para resolver el terrible caso de la guardería ABC, en la que una pariente suya estaba involucrada.

Lot era un terrateniente como su tío el profeta Abraham y en pleitos de intereses terminó entre Sodoma y Gomorra. Generoso, el profeta le mandó a avisar que Jehová –un dios contaminador que ya había llenado de azufre el río Jordán– destruiría por pecadoras a las dos ciudades junto con otras tres.

Lot y su familia, impregnados de aquel halo pecador, huyeron a otro lugar. Pero Edith, su mujer, curiosa, volvió el rostro y se convirtió en estatua de sal. “La mujer de Lot” (Claves latinoamericanas 1986) se llama el librito de cuentos y relatos del director de cine, escritor y pintor Salomón Laiter, que fue muy comentado en su lanzamiento.

Uno de ellos, de los 17 de la edición, lleva el título del libro y es un relato breve, un símil decantado de la mujer de Lot, de buena factura literaria.

Laiter ya lo había mostrado con anterioridad en su novela autobiográfica David y otras obras. Ahora que las ambiciones se desbocan en un país con miserias y a punto de ser arrasado, vienen a la mente aquellas vicisitudes de Lot, que terminó siendo padre de sus nietos incestuosos.

Y cabe esperar que la señora Zavala recuerde la advertencia bíblica y no vuelva la vista atrás. Podría encontrarse con la sal.

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

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Fascismo a la medida

Teresa Gil

LIBROS DE AYER Y HOY. Ante los terribles acontecimientos ocurridos en Francia en los últimos días, ha llamado la atención la escasa o nula autocrítica de los líderes de occidente.

Un intelectual de la talla de Umberto Eco descubre de pronto que el Islam es el nuevo fascismo, cuando personas de a pie hemos visto durante décadas la incubación de la serpiente en todas partes.

Si nos atenemos a la definición elemental de fascismo, es la preponderancia del Estado sobre todas las cosas, hasta llegar al aniquilamiento. Un Estado que trasciende su espacio y arrolla con su imperialismo los derechos de los demás. Esas expresiones se ven a nivel individual en el interior de esos estados.

¿A poco esos líderes han permanecido tan ciegos para no descubrir en los países poderosos –con Estados Unidos a la cabeza–, una especie de totalitarismo que se expresa en la economía, la política y la cultura?

Las invasiones están a la vista. Y uno de los ejemplos más recientes se da cuando el desaforado y enfermo George W. Bush invade a sangre y fuego Irak y masacra niños, mujeres y ancianos.

Los países del tercer mundo, como México, han copiado el modelo con miles de ejemplos en su comportamiento doméstico, que se expresa en muchos casos en personajes que tienen un poder.

Los más aterradores son los casos de Ayotzinapa, donde 43 estudiantes son desaparecidos por su militancia, ideas, origen y quizá color de su piel y el de Tlatlaya, donde 22 jóvenes son asesinados para justificar la fuerza del Estado.

Un líder priista clama por el regreso de Gustavo Díaz Ordaz para que mate a estudiantes que protestan y miembros de la ultraderecha del PAN se visten como Hitler.

Jean-Paul Sartre veía la acunación del huevo desde la primera conflagración y lo comprobó con el franquismo agresivo que fue antesala de la Segunda Guerra Mundial.

Antes que “La náusea” (1938), donde ya aparecen los prolegómenos de su existencialismo, “doctrina que pone en el centro de toda reflexión filosófica la existencia humana”, publicó “El Muro” en 1937 (Editorial Época S.A., novena edición 1983), una colección de novelas cortas, una de las cuales lleva el título del libro, que ya avizoran el realismo por el que se decantó el francés.

Un hombre, por cierto, que fue profesor normalista, como intentaron serlo los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y más tarde, además de escritor y activista político, profesor de filosofía en Le Havre y Lycee Condorcet de París.

“El Muro” trata de los falangistas de Franco que aterrorizan, antes de matarlos, a los opositores republicanos.

En breves descripciones en los que Sartre invade el plano sicológico del narrador, se va mostrado primero el terror, el miedo de los condenados, para terminar en una apatía, una indiferencia ante lo que va a suceder. Al grado de que ante la inminencia del fusilamiento al amanecer, los personajes se preocupan más por minucias, muy propias de seres que todavía existen.

Sartre escribió muchas obras, entre otras Psicología fenomenológica de la imaginación, Les mouches, El aplazamiento, La edad de la razón, etcétera, y fue sustrato del movimiento del 68 en Francia; rechazó el Premio Nobel, se le criticó, sus enemigos ideológicos quisieron ligarlo –como hicieron más tarde con Gunther Grass–, al fascismo.

Pero ahora que Francia vuelve a la mira del mundo con sus trágicos sucesos, hay quienes llaman a recuperar a Sartre.

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

 

 

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