EXPRESIONES.- Las cosas siguen caminando mal en el gobierno de Gabino Cué Monteagudo.
La ingobernabilidad es manifiesta cada día y la anarquía se regodea por todos lados haciendo de la entidad un auténtico estado fallido que no se mueve ni tiene rumbo.
La protesta social, aunada con la incompetencia de las áreas más importantes de la operatividad estatal, como la Secretaría General de Gobierno (Segego), la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y la maniatada Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), está trastocando no sólo la paz social y la poca productividad estatal, sino enardeciendo cada vez más a una ciudadanía hastiada de tanta impunidad y simulación en el manejo de la gobernabilidad estatal.
Oaxaca está convertido en un cero a la izquierda a nivel nacional y aunque algunos sectores productivos aún sobreviven al caos prevaleciente, difícilmente se puede decir que algo está funcionando bien.
La crisis en el gabinete ha explotado, la corrupción sigue saliendo a flote en áreas como Sinfra y los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), no digamos en el sector educativo, donde con complicidad de la Secretaría de Gobernación (Segob) se sigue pisoteando el derecho a la educación de calidad a millones de niñas y niñas oaxaqueños.
Los conflictos políticos siguen en aumento. Ahí tienen el caso de “El Pedimento” en Juquila, y los latentes como el caso de los Chimalapas y los triquis, por mencionar sólo algunos.
La corrupción y abuso de autoridad de un secretario, como Daniel Juárez López, en la Setrao; las poco transparentes acciones en el sector turístico con la construcción del Centro de Convenciones; la nimia obra pública, más bien dicho, la inexistente obra pública de este gobierno que sólo puede “vanagloriarse” de la construcción de un paso a desnivel en la capital del Estado.
La lista sigue: Asesinatos y agresiones por motivos políticos y sindicales están pendientes de aclarar y por sobre todo está la amenaza latente de la Sección 22 del SNTE y las más de 1 mil organizaciones llamadas sociales que todos los días bloquean la vía pública y alteran la paz social y el orden público.
Y todavía, para acabarla de amolar, crece la posibilidad de que el subsecretario de Gobernación, Luis Miranda, ya haya acordado con la S-22 la liberación de los maestros presos y con órdenes de aprehensión, entre ellos a los secuestradores de una pequeña oaxaqueña que fueron encontrados en flagrancia.
Nunca Oaxaca había sido tan vilipendiada como ahora.
Pero, ¡ojo!, de no intervenir con responsabilidad el gobierno federal, nuestra entidad puede ser la puntilla que acabe con la poca credibilidad que le queda al gobierno de Enrique Peña Nieto.
Oaxaca de Juárez, Oaxaca, domingo 15 de marzo de 2015
