OAXACA, OAX., mayo 13.- Premonitorios, los dioses Tláloc y Ehécatl decidieron bajar de Monte Albán y camino hacia Zaachila, para ver al Rey zapoteca, cobraron en San Raymundo Jalpan algunas afrentas pendientes a Diputados y Diputadas por no trabajar y negociar todo en lo oscurito.
En dos tiempos de este martes 12 de mayo de 2015 la lluvia y el viento azotaron con furia en el municipio conurbado de San Raymundo Jalpan, donde se encuentra ubicada la sede del Poder Legislativo estatal.
A las 14:30 horas, los dioses mixteco-zapotecos, con la ayuda de Tláloc (lluvia) y Ehécatl (viento) provocaron la inundación de la sala de prensa y diversas áreas del recinto legislativo, a donde NO asistió la mayoría de los representantes populares este martes por no ponerse de “acuerdo”.
El lobby, la sala de prensa y una parte del salón de sesiones del Congreso del Estado quedaron anegados de agua.
En la sala de prensa, inaugurada a finales del año pasado (2014), después de años de espera, una gotera provocó que se mojaran algunas computadoras y eso generó que fueran desalojados los representantes de los medios de comunicación, escritos y electrónicos.
Personal de la Dirección de Comunicación Social cerró el espacio, pues se corría el riesgo de que se cayera parte del techo.
Y es que Tláloc y Ehécatl ingresaron por las puertas principales del recinto legislativo, lo que hizo que el torrente se extendiera hasta la sala de sesiones.
Personal de intendencia y de mantenimiento del Congreso del Estado trabajó a marchas forzadas para retirar y secar el agua.
La lluvia y el viento provocaron también que la Bandera Nacional monumental se desgarrara y cayera al piso, por lo que fue retirada del asta.
Las afectaciones al Palacio Legislativo, por los fenómenos naturales, generaron mayor retraso en el inicio de la anunciada sesión extraordinaria, convocada para aprobar la reforma político-electoral de Oaxaca y un nuevo préstamo de 2 mil 400 millones de pesos al Gobierno del Estado.
A la falta de consensos entre los “representantes populares” se sumó la inundación del pleno.
Para rematar su cobro de cuentas pendientes, Tláloc y Ehécatl volvieron a azotar con fuerza aproximadamente a las 19:30 horas, lo que ocasionó más inundaciones, así como el desprendimiento y estallido de una puerta grande de cristal que asustó a algunas legisladoras del PRI que se encontraban en el recinto.
Personal de Servicios Generales y hasta de Seguridad se incorporaron a las labores de limpieza.
El saldo fue de una puerta de cristal rota, daños a computadoras de la sala de prensa e inundaciones al edificio del salón de sesiones, que no había sufrido estas inclemencias del mal tiempo, porque en la otra edificación, donde se encuentran los cubículos y las salas de reuniones de los diputados, es cosa común; hasta lagunas se forman en el sótano en tiempos de lluvia, en tanto que las oficinas parecen coladeras.
Al final, después de la tormenta, vino la calma y la resignación. Sin “acuerdo” para cumplir con su trabajo, diputados y diputadas abandonaron uno a una la sede del Poder Legislativo. Será para después, cuando se quiera y se pueda.