OAXACA, OAX., julio 10 (sucedióenoaxaca.com).- Dice el grabador mixteco Olegario Hernández que las jícaras son su divisa.
Y es que el fino grabado que imprime en esos calabazos redondos lo han llevado a varias partes de México y hoy, por primera vez, expone sus jícaras grabadas en el extranjero.
Allá anda Olegario, con su pantalón y camisa de manta, caminando por Nuevo México con sus huaraches que él mismo fabrica, tal vez lleva sombrero y seguramente le acompaña su morral.
El miércoles 8 de julio, el artista originario de Pinotepa de Don Luis inauguró una exposición de obra gráfica, sobre jícara y sobre papel, en The Santa Fe International Folkart Market, en Nuevo México.
El tránsito de Olegario de Pinotepa de Don Luis a Nuevo México está plagado de anécdotas casi inverosímiles, y la exposición que le tiene ahora en la Unión Americana no es la excepción.
En el patio de la Galería Arte de Oaxaca, donde se encuentra a la venta su obra, recuerda antes de su partida cómo le llegó la invitación para presentar su trabajo en Santa Fe, Nuevo México.
“Un día fui a la farmacia a comprar un cubrebocas. Ahí estaba una pintora norteamericana que me preguntó a qué me dedicaba, le platiqué y luego la invité a conocer mi trabajo. Ella me invitó a ir a su taller a Santa Fe. Empezamos a ser amigos y este año me dijo que me invitaba a llevar una exposición. Así fue. Una casualidad”.
Olegario Hernández empezó a grabar jícaras a los siete años con sus padres, artesanos dedicados a esta actividad. Las jícaras grabadas se utilizan en su comunidad como recipientes para las bebidas, o para el agua en las labores domésticas.
Pero el joven artesano afinó su técnica al punto de convertir una pieza utilitaria en una obra artística. En sus jícaras imprime sobre todo animales propios de su región, muchos de ellos ahora en peligro de extinción: jaguar, armadillo, iguana, venado, búho, mariposas y serpientes.
No contento con el resultado de su trabajo decidió estudiar artes gráficas a fin de llevar sus imágenes a la piedra y después al papel.
Aprendió el arte del grabado en la Universidad de Guadalajara, ciudad en la que se sostuvo económicamente primero vendiendo sus jícaras en la calle, como vendedor ambulante, y luego como mozo de una familia de joyeros.
La misma maestría que exhibe en sus jícaras ahora se muestra en el papel de algodón. Obra gráfica que le ha brindado premios, como el de la Bienal Sinzaburo Takeda. Obra que ha expuesto en varias ciudades de México y dos de los más importantes sitios especializados en gráfica del país: el Museo de la Estampa, y el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO).
Olegario Hernández se coloca rápidamente entre los más destacados grabadores de Oaxaca, ciudad posicionada en los últimos años como la gran capital del grabado por su amplio número de talleres.