CRÓNICAS DE LA ÍNSULA
Componer el sistema educativo de Oaxaca requiere de decisiones más difíciles que el uso del poder para recuperar, por ejemplo, los espacios del IEEPO que nunca debió tener la parte sindical, nunca, pues ese monumental conflicto de intereses que implica ser sindicato y patrón, juez y parte, es peor que la sola distorsión y corrupción burocrática que ya empieza a vislumbrarse otra vez en la conformación del “nuevo IEEPO”.
Colocados en las circunstancias de nuestros malos gobiernos, federal y estatal, nos queda siempre elegir entre lo malo y lo peor, la consigna es ir por el mal menor. El extremo a que nos ha llevado más de 50 años de mala educación no podía ser otro (el problema viene desde antes del movimiento magisterial): escasa ciudadanía, hay mucho pueblo pero casi nula participación ciudadana, no hay una sociedad educada en su importancia que exija cuentas, transparencia, buen gobierno.
De ahí que después de haber persuadido a los votantes para que los beneficien con el poder, los funcionarios se dediquen a hacer su real voluntad, a administrar lo público como si fuera su patrimonio, a pedir el 30 por ciento por entregar a las constructoras la obra pública sin licitar o a endeudar al estado estratosféricamente, como el actual gobierno estatal tiene hoy a Oaxaca, con el absurdo e injustificable record histórico de más de 14 mil millones de pesos de deuda (hay informaciones que son de 18 mil millones). Y no hay obra pública trascendente, ¿dónde está ese dinero?
Es mucho lo que una sociedad pierde sin buena educación, ¿cómo tener buenos ciudadanos con un Oaxaca apenas con el sexto año de primaria como promedio y con 50 años de distancia del grado de desarrollo del Distrito Federal? Ahora bien, si una educación de calidad no garantiza personas más humanas o mejores, la carencia de ésta sí asegura una ausencia de civilización como la que vivimos en el estado. Por ejemplo, lograr que un bloqueo magisterial deje pasar a una señora con problemas de parto prematuro en uno de los didácticos bloqueos, es una hazaña.
Oaxaca está vulnerada en todos sus niveles educativos, desde la educación inicial de los CENDIS de la SEP, pasando por las criminales Estancias de Bienestar y Desarrollo Infantil del ISSSTE, donde no hay profesionalismo, donde, por ejemplo, propician que los pequeños duerman y duerman en vez de mantenerlos despiertos para sostener dinámicas educativas. Son deficientes estancias en las que la mayoría de quienes ahí laboran se han habituado a la holganza. Esto es de gran importancia, pues especialistas en educación sostienen que una buena educación inicial es esencial para el desarrollo intelectual del individuo, incluso documentan que es más importante que la educación profesional.
De la educación primaria y secundaria ya hemos hablado mucho, con sus ínfimos niveles de calidad, Oaxaca entre los peores del país, recurrentemente con cero en español y matemáticas, según las últimas evaluaciones que se lograron hacer antes que la Sección 22 decretara que ya ninguna más se habría de realizar en su feudo o ¿ex feudo? Está por verse.
A reserva de que la reforma educativa sea más que laboral (empero, punto fundamental esta última) y se ponga orden en las escuelas Normales donde se incuba la anarquía del sistema educativo, hace falta atender con energía la educación superior de Oaxaca. Desde poner en orden a las universidades “patito” que abundan en nuestro medio y que ninguna de las cuales figura entre las de calidad del país, hasta el caos y violencia anti pedagógica de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.
Nuestra universidad pública local, cuyas rectorías desde hace décadas constituyen exclusivamente cotos de poder de camarillas y no grupos de élite educativa, requiere una similar intervención que el IEEPO. La UABJO es la universidad pública con el más bajo rendimiento académico nacional. En trabajos anteriores lo hemos documentado con datos duros:
Considerando únicamente a las universidades públicas estatales, la de Oaxaca se encuentra en el lugar 29, en lo que se refiere a programas evaluados por los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (www.ciees.edu.mx). Si bien han estado envueltos en la polémica los procesos de acreditación de las facultades de la UABJO, de acuerdo al Consejo para la Acreditación de la Educación Superior, A. C, se encuentra en el lugar 26, con sólo 9 programas acreditados (www.copaes.org.mx/home/Programas.php)
En cuanto a subsidio, la UABJO es la universidad estatal que recibe el más bajo del país, 666 millones de pesos, su gasto por alumno es de 18 mil pesos anuales, mientras que la media nacional de 46 mil pesos. Sin embargo, la federación no aumenta ese subsidio, como sí lo ha hecho en otras universidades, por la resistencia en esta casa de estudios a cambios esenciales en su Ley Orgánica y por su nulo crecimiento académico, sin reales certificaciones de calidad. http://revistaenmarcha.com.mx/miscelanea/analisis/1520-uabjo-grado-cero-de-calidad-.html
Es innegable la urgente necesidad de dar golpes de timón en todo lo educativo de Oaxaca, no sería útil por completo poner orden sólo en uno de los niveles, es preciso hacerlo en todos, pues los diferentes niveles educativos forman una sola cadena desde la educación inicial, pasando por la primaria y secundaria, la educación media hasta llegar a la profesional. Si uno de esos eslabones se rompe, el producto final se frustra.